Un gobierno que anuncia éxitos y logra fracasos

Lunes, 21/09/2020 08:29 AM

En sus últimas verbo violentas cadenas nacionales de radio y TV, el presidente Nicolás Maduro ha cargado frenético contra un sector del gran polo patriótico al que ha calificado de "izquierdistas infantiles, trasnochados, fracasados y habladores de gamelote", por haberse atrevido a escribir y declarar críticamente contra su gobierno.

Evidentemente que en su discurso, donde generalmente llama a la paz pero cortando con el hacha de la guerra a todos sus opositores, el jefe de Estado nos muestra un gran desprecio por quienes estudian, analizan y exponen sus hallazgos sobre la realidad nacional desde cualquier otra concepcion ideopolítica progresista, revolucionaria o conservadora, distinta a su visión de mundo.

Con su tono mandón y despreciativo, igual o peor que el usado siempre por los más atropelladores autócratas que en mala hora ocuparon la primera magistratura de Venezuela, Nicolás Maduro asegura ser el verdadero adalid de la lucha antimperialista y anticapitalista de hoy, aquí y en el mundo; amén de sentirse el Carlos Marx de nuestro tiempo, formulador de un nuevo proyecto socialista teóricamente construido a partir de las ideas de Cristo redentor, Simón Bolívar y Hugo Chávez Frías; es decir, del llamado socialismo bolivariano del siglo XXI. Por consiguiente, todo aquél que no se mantenga dentro de la fulana nueva doctrina política (resumida en el Plan Patria) y se atreva a realizar algún tipo de cuestionamiento a su gestión, irremediablemente es calificado o de "traidor a la patria" o de "hablador de gamelote" (sea de izquierda o derecha).

Esas desajustadas e intemperantes reacciones emocionales del primer magistrado nacional, rebelan en él su convicción antidemocrática y su poca disposicion para entender que hoy casi todos los venezolanos de cualquier tendencia politica, ven y sienten lo que ocurre desde la propia realidad que los atropella y lascera, y no desde la que vive el entorno presidencial, sus ministros, funcionarios de seguridad de Estado, aduladores, dirigentes del PSUV, Alcaldes, Gobernadores y legisladores de su tolda partidista que empalagados con las mieles y comodidades que da el poder, no pierden tiempo en repetirle al jefe de Estado, para que crea que todo va bien, lo que Sancho Panza decía a Don Quijote: "su obra es muy difícil, nada más que hacer del hombre un ser humano".

Lamentablemente, el presidente Maduro, quien como un topo vive metido en la casona que Guzmán Blanco mando a construir en la segunda mitad del siglo XIX, sólo es visto y escuchado en barrios y centros de trabajo venezolanos a través de cadenas de radio y televisión, rodeado de desvergonzados aduladores y repartiendo felicitaciones a la población hambrienta y empobrecida a quienes ofrece resolverles sus dificultades con el desarrollo de proyectos salvadores que nunca se concretan ni llegan a nada.

Decir lo contrario, atreverse a cuestionar y mirar cualquier verruga que hace pretuberancia en el fantacioso proceso de transformación socialista bolivariano que mucho se publicita, o denunciar su indetenible fracaso en desmedro de millones de seres humanos, significa exponerse a ser criminalizado y desprestigiado por todos los medios al servicio del omnímodo gobierno. Y aunque ese proceder no está prescrito ni constitucionalmente ni en las leyes penales venezolanas, es el propio primer magistrado quien se encarga de anunciar quienes son los incursos en la falta y cuál es la sanción que merecen recibir.

Por eso, vale la pena recordar que entre los tantos ejemplos que se conocen sobre este vulgar y rastrero despropósito, está la calificación de "habladores de gamelotes y traidores a la patria" que en una de sus últimas cadenas de TV y radio les hizo a sus propios aliados del llamado gran polo patriótico por haberse atrevido a romper el silencio y el conformismo que les había caracterizado en estos últimos años y pedirle al gobierno rectificación en materia de política económica, laboral y de orientación conceptual en el ejercicio de su gestión para cambiar el Estado Liberal, hoy más robustecido y cruel en sus ejecutorias que todas las que en otros tiempos afectaron a la sociedad venezolana.

Ahora bien, gamelote es gramínea forrajera de hojas muy largas que crece en las regiones cálidas del país. Romero Gracia dice en su obra Peonía (1980) "Se mantienen en el agua (los chiguires) con paja llamada gamelote, que es muy parecida a la cebada antes de granar", y Miguel Otero Silva, en la novela Casas Muertas refiere: "El gamelote y la paja sabanera se hicieron dueños de aquellas tierras sin guardián". (Diccionario de Venezolanismos , t.1, UCV, 1993, par 46). En consecuencia, hay que suponer que la intención del presidente al llamar a estos grupos "habladores de gamelote", fue significar que todo lo dicho por ellos eran palabras huecas, intrascendentes, inútiles, vulgarmente pura paja, como esa hierba que crece silvestre y en demasía en cualquier parte de tierra caliente del territorio nacional.

Que cosa tan absurda y grotesca resulta esa descalificación hecha por Nicolás Maduro a quienes le han acompañado desde el principio de su ascensión a la la primera jefatura del Estado y por el sólo hecho de haber ejercido el derecho a opinar, pues, si en algo se ha caracterizado este sector político crítico durante estos años de "revolucion bolivariana" ha sido por hablar lo menos posible, muy al contrario como hasta el cansancio lo han hecho Diosdado Cabello, Deysi Rodriguez, Jorge Rodriguez y él.

Es indudable que si el jefe de Estado se atreviera a poner sus oídos en las calles de ciudades y pueblos de venezuela, escucharía ensordecedoramente las duras críticas que millones de "habladores de gamelote" hacen en contra de su incumplidor gobierno. Es muy raro no encontrar algún ciudadano que no se queje de haberse quedado esperando que su salario fuera anclado al petro y no que desapareciera a tal punto que ya no alcanza ni para comprar un kilo de queso. Que el dólar, contrario a como lo había prometido, no fuese sacado de raíz de las transacciones económicas del mercado interno y ahora es la verdadera moneda nacional, al punto que en cualquier expendio de verduras hasta un kilo de yuca se cobra con ese billete verde. Que resulta insólito a cualquier persona que siendo nuestra economía rentista petrolero desde principios del siglo XX, su industria PDVSA no sea hoy capaz de producir y suministrar gas doméstico, gasolina y sus derivados petroquímicos necesarios para mantener funcinando todas las actividades productivas del país, y que por el contrario haya cerrado muchas de sus operaciones y condenado a la población a realizar horribles colas y hasta pagar en moneda gringa para conseguir el combustible que en muchas ocasiones es vendido por quienes tienen la obligación de cuidar que eso no ocurra. Que los comerciantes especuladores (principalmente de capital Árabe) no se sujeten a la Ley de Precios Justos y cobren todos los días al trabajador lo que les viene en gana por los bienes de primera necesidad que consumen. Que la corrupción de altos funcionarios públicos y los de elección popular no haya sido erradicada o minimizada, sino que se ha incrementado con creces y vuelto un cáncer con metástasis en toda la sociedad, completamente contrario a lo prometido en su discurso pronunciado en el acto de su juramentación, en donde dijo: "yo quiero un nuevo comienzo de la revolución, erradicar la corrupción y la burocracia". Que la inconstitucional Constituyente se haya convirtido en un tribunal perseguidor de opositores al gobierno y desfigurado su verdadera razón política y legal consistente en elaborar otra Constitución en donde se definirieran las bases del nuevo Estado. Que hoy, miles de profesionales vivan inhumanamente empobrecidos y pauperizados, al punto que han terminado sin poder alimentar adecuadamente a sus familias y dedicados al trabajo de la economía informal o empleados en cualquier tienda de extranjeros para no morir de hambre. Que mientras el presidente no se cansa de pedir sacrificios y resistencia al que ya no tiene forma de vivir, todo el liderazgo que le hace su corte en localidades, estados o nacionalmente, se muestran rozagantes, exageradamente alimentados, con ostentaciones de todo tipo de bienes y haciendo cuanto negocio se atraviesa para seguir acumulado capital, sin dolerse frente a la desgracia que le han provocado a los trabajadores y a sus familias. Que es imperdonable que haya llevado al país a un enfrentamiento radical con el imperialismo norteamericano, sin haber preparado nuestra economía y aparato productivo para esa guerra y que ahora, frente a la reacción gringa, sólo se dedica a lloriquear y justificar nuestra desgracia por las sanciones que nos han hecho estos criminales históricos. Que mientras mete presos a los activadores de guarimbas y protestas, justificadas no, y a sindicalista que reclaman algún derecho conculcado, ni por equivocación se atreve a hacer lo mismo con el diputado Juan Guiado', pese a que lo acusa de robarse, en complicidad con el gobierno Yanky, miles de millones de dólares pertenecientes a la República y de ser autor intelectual y político de planes golpistas y desestabilizadores que atentan contra nuestra soberanía, obviamente sin importarle que con esa actitud su administración se convierte igualmente en cómplice de lo que hace el primero. Por qué no explica cómo es eso que es después de tantos años que descubre que el Ing. Rafael Ramirez, antiguo presidente de PDVSA y favorito del Comandante Hugo Chávez, es un "tremendo ladrón", cuando, en honor a la verdad, el referido funcionario había sido acusado reiteradamente de estar incurso en actos de corrupción y fue siempre defendido y protegido por la Asamblea Nacional que entonces estuvo presidida por su esposa Cilia Flores y luego por el Capitán Diosdado Cabello Rondón. Que ha firmado convenios con transnacionales de todas partes, principalmente euroasiáticas, para la explotación del arco minero del Sur y la faja petrolifera del Orinoco, sin que al país se le haya explicado en qué términos se hicieron, a pesar de ser ésta una materia de alto interés nacional y, finalmente, que todos los servicios públicos son un caos, sobre todo salud, transporte, seguridad, comunicaciones, internet y educación. Estos y muchos otros cuestionamientos constituyen hoy las "habladeras de gamelote" que mantienen millones de empobrecidos en nuestro país a causa de las erráticas políticas del gobierno nacional que preside Nicolás Maduro y sus seguidores, del expansionismo saqueador del Estado norteamericano y su presidente Donald Trump, de la Comunidad Europea, de Putín, de Chi Il Pim, de Juan Guiad'o y sus sguidores y de los otros defensores del capital mundial que, preocupados sólo por ponerle la mano y apropiarse de los recursos naturales de la patria que construyeron Bolívar y los ejércitos libertadores, nos tienen metidos en tremendo conflicto, mientras Nicolás Maduro no termina de aceptar que jamás podrá hacer un buen gobierno mientras se empeñe en anunciar éxitos en donde sólo va obteniendo fracasos.

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