Soluciones para la farsa del transporte público

Lunes, 03/02/2020 07:34 AM

En Venezuela el desarrollo del transporte masivo de pasajeros primero estuvo ligado al crecimiento de las líneas de ferrocarriles que a finales del siglo diecinueve cubrieron una parte importante del territorio nacional.

A comienzos del siglo veinte, con el desarrollo de la industria automotriz, atrás fueron dejándose los ferrocarriles y tranvías que también ocupaban una parte importante en algunas ciudades para atender lo relativo al transporte de pasajeros.

Poco a poco fueron llegando los primeros autobuses que comenzaron a ocupar calles que anteriormente ocupaban los tranvías y también empezó a cobrar auge el uso del transporte llamado "por puesto" conformado por autos que prestaban el servicio de transporte con lo que se daba lugar cada vez más al olvido de los otros sistemas de transporte que habían prevalecido durante el siglo anterior.

Rápidamente comenzaron a operar particulares que tenían varios buses y varios "autos por puesto" para encargarse del transporte de las personas y, salvo uno que otro intento, prácticamente fueron casi nulos o muy escasos los intentes del Estado venezolano por encargarse de la organización y establecimientos de flotas de autobuses o autos destinadas al transporte de pasajeros.

Ya desde los inicios de las operaciones de las empresas de transporte se discutía acerca de la conveniencia o no de su uso por lo elevada que resultaban las tarifas para el transporte de pasajeros y también para el transporte de carga. Este dilema se mantuvo durante muchos años por lo que en repetidas oportunidades se traía el debate a la realidad nacional acerca de la importancia que tendría para el país el desarrollo o no de más infraestructura férrea. Atrás quedaron, como un sueño, las posibilidades que se plantearon en algún momento de cubrir de trenes la mayor parte del país y de interconectarlos con a través de buses con otros sistemas como el Metro.

Durante el auge económico que tuvo la Venezuela petrolera post dictadura el aumento exorbitante de la cantidad de unidades que comenzaron a prestar el servicio de transporte fue bastante notable. Nuevamente, en esta época, se impusieron los intereses de los grupos privados, la mayoría formado por portugueses, italianos y españoles, que fueron copando los espacios urbanos apropiándose a diestra y siniestra de las calles de la ciudad con sus buses. Desafortunadamente la acción del Estado ante esta desordenada proliferación fue bastante tímida, limitándose únicamente a establecer algunos parámetros para el establecimiento de concesiones de rutas en las cuales el gobierno de turno sería el encargado de establecer las tarifas para dichas rutas. Entonces, el Estado en lugar de atender y hacerse cargo de una materia tan importante como lo es el traslado de los ciudadanos de un país fue delegándolo en manos de grupos económicos provados que finalmente terminaron por hacer lo que mejor conviniera a sus intereses y no al interés de las personas.

De allí que resulta una farsa total el concepto que siempre le han tratado de imponer a los ciudadanos del país acerca del transporte público. El transporte público no es lo que predomina en Venezuela aunque siempre se haya estado hablando de eso como si existiera. Realmente es un defecto de nacimiento que tiene el sistema de transporte de pasajeros en Venezuela el cual, al estar principalmente en manos privadas, resulta muy difícil su regulación y optimización del mismo por parte del Estado, por lo que, insistimos, el concepto de transporte público ha sido manejado desde hace bastante tiempo sobre un supuesto que es falso.

La solución a la pésima situación actual del transporte sería que el Estado comenzara a encargarse de una vez por todas y para siempre de lo que tiene que ver con el transporte de pasajeros. Por citar un ejemplo, en la ciudad de Santiago de Chile no existen microbuses ni camionetas ni nada de eso, quedando el transporte de pasajeros limitado al uso de buses que están integrados a las distintas líneas del metro. Estos buses cubren perfectamente la mayoría de los destinos que están presentes en la ciudad quedando sin su servicio principalmente los sectores de la periferia de la ciudad en los que sí operan algunos taxis, colectivos y buses administrados por particulares.

Evidencia de que esto puede ser bastante positivo para la población, no sólo en el ámbito de transporte sino en lo que tiene que ver también con sus condiciones de vida en general, puede encontrarse en el llamado Bus Caracas. Es un sistema masivo de transporte que cubre una buena parte importante de la ciudad y atiende a miles de pasajeros diariamente, lo que resulta bastante positivo en términos de economía de transporte. Adicionalmente, al consultar a muchas de las familias que habitan a lo largo de la Avenida Fuerzas Armadas muchas coinciden en afirmar que, desde que se iniciaron las operaciones de dicho Bus Caracas, mejoraron las condiciones de vida en la zona, entre otras cosas, porque se redujo drásticamente la emisión de gases tóxicos y hubo una disminución importante del ruido asociado a la cantidad de buses que antes operaban en la zona y que ya no ocupan esa ruta.

De esta manera puede inferirse entonces que un buen sistema de transporte urbano sí es posible para las principales ciudades del país con eficiencia y rentabilidad. Por su parte, los operadores privados de transporte deberían dedicarse entonces a cubrir mejor la periferia de las ciudades en donde puedan necesitarse mucho más sus servicios. Es un punto de partida importante para tratar de poner un poco de orden en el caos que representa en la actualidad el transporte de pasajeros y en el dolor de cabeza que representa para los usuarios lo exagerado de sus tarifas y las pésimas condiciones en las que se presta el servicio.


 

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