¿Imitación o innovación de tecnologías militares?
Propuestas para el desarrollo tecnológico militar de Venezuela
Por: Jorge Luis Rojas D'Onofrio
Lunes, 19/05/2014 09:04 AM
El desarrollo tecnológico requiere, entre otros factores, de un grupo de personas que tenga a su disposición cierta cantidad de recursos materiales. Tanto la cantidad de personas que pueden dedicarse a esa actividad, como la cantidad de recursos disponibles vienen limitados por las condiciones económicas y demográficas de la entidad considerada, que en nuestro caso corresponde en primer lugar a la República Bolivariana de Venezuela, en segundo lugar al grupo de países aliados y hermanados que conforman la Patria Grande, y en tercer lugar a todos los seres humanos del planeta que luchan por objetivos de libertad y justicia social. Esta limitación en recursos hace necesario el establecimiento de criterios que permitan su asignación a las áreas de investigación consideradas más importantes para apuntar a los objetivos deseados por la sociedad. En el ámbito militar, esta realidad es aún más crítica que en otros ámbitos, pues de la buena escogencia de estos criterios depende la defensa del estado y por lo tanto la preservación del poder del pueblo y de la sociedad para cumplir con esos objetivos. En este artículo expondremos un criterio que consideramos útil para la asignación de recursos para el desarrollo tecnológico militar. Para respaldar nuestros argumentos se presentan numerosos ejemplos históricos cuya lectura no es indispensable para capturar la esencia de las ideas expresadas pero que constituyen una interesante recopilación resumida de eventos militares ocurridos en diversos lugares y momentos.
Imitación, Copia y Plagio de Tecnologías Militares
"Si en algún momento se encuentra que un medio es eficaz en la guerra, éste es repetido, uno copia al otro, se convierte en moda, y de esta manera su uso se hace común, respaldado por la experiencia, tomando así su lugar en la teoría"
De la guerra. Carl von Clausewitz
"Los ejércitos en nuestros días están tan igualados con respecto a sus armas, equipamiento y entrenamiento, que no existe una notable diferencia entre el mejor y el peor con respecto a estos factores. Una diferencia puede sin embargo observarse, resultante de una instrucción superior de los cuerpos científicos, pero en general esto sólo repercute en esto: que uno es el inventor y quien introduce nuevos aparatos, que el otro imita inmediatamente"
De la guerra. Carl von Clausewitz
Como ya lo constataba Clausewitz en el siglo XIX y como lo refleja en su libro "De la Guerra", convertido en referencia ineludible de la ciencia militar, puede considerarse una ley general de las guerras la rápida homogeneización de las tecnologías militares. La naturaleza de los conflictos armados, caracterizados en muchos casos por una competencia extrema, la falta de apego a normas establecidas, el inevitable contacto entre los ejércitos tanto aliados como enemigos y la desmitificación de ciertas creencias y tradiciones, promueve la imitación, la captura y el plagio de tecnologías exitosas. Son contados los ejemplos de ejércitos que han logrado monopolizar por mucho tiempo una tecnología militar exitosa. El caballo, la muralla, los barcos, las armas de fuego, la aviación, las bombas nucleares han permanecido pocos años como monopolio de los ejércitos que les dieron por primera vez un uso bélico, siendo las conquistas coloniales las más importantes excepciones a esta regla, conquistas coloniales en las que no sólo existen asimetrías en el ámbito de la tecnología militar sino en otros ámbitos tecnológicos y económicos.
Aun así, las historias sobre Guaicaipuro en sus luchas de resistencia indígena hablan del uso que hacía de una espada capturada al enemigo español. Todavía más significativa es la imitación que hizo de la tecnología militar europea el líder mapuche contemporáneo de Guaicaipuro, Lautaro, quien asimiló la caballería y las tácticas de asalto de los conquistadores españoles. Ejemplos de tecnologías militares plagiadas o imitadas abundan en la historia humana.
Las tropas celtíberas que se integraron al ejército púnico de Aníbal para enfrentar a los romanos en tierras europeas, llevaron la espada corta a la península italiana; espada que luego sería incorporada por los mismos romanos, con el nombre de gladius, a las legiones que asegurarían el dominio de Roma sobre las costas del Mediterráneo y buena parte de Europa, convirtiéndola en una de las armas más mortíferas del mundo antiguo. Los romanos recurrentemente acoplaron las tecnologías del enemigo a sus tropas, la cota de malla de celtas y etruscos, la honda balear y la caballería númida son ejemplos de estas tecnologías.
En el siglo XVIII, en Misore, reino de la India que fue subyugado por la Compañía Británica de las Indias Orientales, se desarrollaron los cohetes de Misore, tecnología plagiada por los británicos y a partir de la cual Sir William Congreve diseñó los cohetes Congreve, que serían utilizados contra los franceses durante las Guerras Napoleónicas y cuya evolución conducirá a los modernos misiles.
En la decisiva batalla de Carabobo, tanto en el bando realista como en el bando patriota, participaron regimientos de húsares, unidades de caballería ligera que se originaron en Hungría, y que debido a su éxito fueron exitosamente incorporadas o hasta cierto punto imitadas con adaptaciones por numerosos ejércitos de Europa y América.
A principios del siglo XX las principales compañías petroleras transnacionales aterrizan en Venezuela aprovechando el enorme potencial de las reservas de hidrocarburos del país. Durante los viajes de exploración de los geólogos de la Standard Oil Company se comienza a imitar el uso de la hamaca con mosquitero utilizada en las selvas de Venezuela. La tecnología de la hamaca venezolana o "jungle hamoc" pasa a ser utilizada por el ejército de Estados Unidos poco después de la Segunda Guerra Mundial, y su uso será frecuente durante la Guerra de Vietnam.
En julio de 1945 se prueba con éxito por primera vez el estallido de una bomba atómica en el desierto de Alamogordo en Nuevo México, Estados Unidos, y algunos días después es lanzada una de estas bombas sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. La Unión Soviética, gracias a sus propios centros de investigación y a uno de los mejores servicios de espionaje del mundo, logra apenas cuatro años después probar con éxito su propia bomba átomica en Semipalatinsk, en el actual Kasajistán. Después, en 1952, Estados Unidos prueba con éxito el primer estallido de una bomba termonuclear y la Unión Soviética esta vez sólo tarda tres años en probar su propia bomba de este tipo.
Las ventajas intrínsecas que confiere una tecnología a determinada doctrina militar
A partir de estas constataciones podría llegarse a la conclusión general de que la utilidad de desarrollar una tecnología militar novedosa se limita al lapso de tiempo que se extiende desde su invención e implementación hasta la imitación, plagio o captura por parte de enemigos potenciales, y que este tiempo es más corto mientras mayores sean los recursos de esos potenciales enemigos.
Uno podría preguntarse entonces si es conveniente para un país subdesarrollado, que cuenta con recursos significativamente inferiores a los de potencias vistas como enemigos potenciales, el desarrollo de tecnologías militares novedosas, con los altos costos que éstas implican, sabiendo que dichas potencias no tardarán mucho tiempo en imitar o plagiar dichas tecnologías. ¿no sería más conveniente a corto plazo utilizar la compra, plagio o imitación de esas tecnologías? A continuación argumentaremos que si bien en muchos casos el plagio y la imitación hace inútil el gasto de grandes cantidades de recursos en actividades de investigación, en ciertos casos las características intrínsecas de cierta tecnología conceden ventajas superiores a ciertos estados y organizaciones, justificando de esta manera el gasto de recursos en su desarrollo.
En el año 1452 los turcos se disponían a conquistar la maravillosa ciudad de Constantinopla. Tres imponentes murallas concéntricas protegían a la ciudad portuaria de ataques terrestres mientras que una muralla y una poderosa flota la defendían de ataques marinos y permitían abastecerla de alimentos si era asediada.
La leyenda cuenta que el ingeniero húngaro Urbano, experto en la fundición de cañones, le propuso al Basileus de Constantinopla, Constantino XI, la construcción de un cañón de bronce de enormes proporciones. Careciendo de los recursos necesarios debido a la arruinada economía de su imperio, Constantino no pudo aceptar la oferta. Urbano decide entonces ofrecerle sus servicios al adversario de Constantino, el Sultán turco Mehmed II. El adinerado sultán aceptó la oferta y para 1453 la gran bombarda de Urbano disparaba a una cadencia de varias horas sobre las murallas, acompañando al gigantesco asedio que eventualmente haría caer a la capital del Imperio Bizantino en manos del Sultán.
Más allá de la veracidad de la historia de esta arma, y del verdadero efecto que tuvo la super bombarda durante el asedio, ella permite mostrar lo que creemos es otro fenómeno general de la guerra. Si bien supuestamente Urbano ofreció su novedosa tecnología a ambos contendientes, sólo uno de ellos realmente podía sacarle provecho. Ese cañón de enormes proporciones no sólo era un arma de asedio, diseñada para destruir murallas, cosa que obviamente le servía más a los atacantes que a los defensores de una ciudad, sino que además era un arma costosísima, que podía ser financiada por un imperio rico y pujante, y no por su contraparte decadente. Si bien la guerra conduce a la homogeneización de las tecnologías, éstas no son imparciales con respecto a las doctrinas militares y al sistema político, económico o social de cada bando.
El arquero a caballo fue un elemento militar que se destacó en varios lugares y momentos históricos. Ya desde el siglo VII antes de Cristo los arqueros montados escitas, provenientes de lo que hoy es Kazajistán, realizaban saqueos de manera exitosa en dominios del Imperio Asirio. En el año 53 antes de Cristo los arqueros a caballo partos, provenientes del actual Irán, infligirían una estruendosa derrota a las legiones romanas de Marco Licinio Craso en la batalla de Carras. Siglos más tarde los hunos aparecerían en la Europa que ya presenciaba la decadencia del Imperio Romano derrotando a diversos ejércitos de esa región del mundo con sus hábiles jinetes arqueros, destacándose el ejército del temible Atila. Algunos siglos después la tribu húngara de los magiares, liderados por el príncipe Árpad (quien decía ser descendiente de Atila, el huno), propinaría sonoras derrotas a ejércitos imperiales de Europa. Poco después, los turcos selyúcidas harían su aparición en los territorios del Califato Abasida extendiendo su dominio sobre buena parte del Oriente Medio y luego sobre Anatolia (actual Turquía) al obtener una victoria decisiva contra el Imperio Bizantino en la batalla de Manzikert haciendo uso de las tácticas de "pica y huye" de su caballería ligera conformada en buena parte por arqueros a caballo. Quizás el poderío del arquero a caballo llegaría a su clímax con los mongoles de Gengis Khan y sus sucesores que arrasarían con sus diversos oponentes en distantes regiones de Asia y Europa. Ejércitos basados en una economía de cacería y pastoreo, muchas veces nómadas o semi-nómadas, y con un sistema político basado en una aristocracia guerrera, hicieron uso de la tecnología del arquero a caballo para imponerse sobre estados basados en la agricultura y el sedentarismo. A pesar de que numerosas sociedades estadales y sedentarias entraron en contacto con los arqueros a caballo y pudieron incorporarlos a sus ejércitos, como de hecho ocurrió muchas veces en cantidades reducidas, el sistema político, económico y social de esas sociedades no permitía mantener un ejército en constante movimiento y con necesidad de caballos, ganado y pasto para su alimentación, con una cantidad importante de guerreros especializados en la equitación. Quizás similar a la ventaja proporcionada por la vida en las estepas a ejércitos con arqueros a caballo fue la ventaja otorgada por la vida en el desierto a la logística del ejército del Califato Rashidum. La sorprendente expansión del Islam durante el siglo VII d.C. a partir de la península arábiga vendría de la mano de hábiles generales como Jalid ibn al-Walid y Amr ibn al-As y de un poderoso y eficiente ejército capaz de utilizar el transporte de suministros proporcionado por camellos y el conocimiento de las rutas del desierto para obtener una movilidad desconocida para sus rivales bizantinos, egipcios y persas. Incluso después de la aparición de las armas de fuego, durante la guerra de Independencia de las provincias de Venezuela y Nueva Granada contra el dominio español, la ventaja representada por la caballería de llaneros estuvo vinculada a la cacería y a la economía pecuaria de la región de Los Llanos y tuvo una efectividad considerablemente menor en los territorios montañosos de economía agrícola.
En contraste con la tecnología del arquero a caballo, que proporcionó históricamente una ventaja para las sociedades nómadas y ganaderas, las empalizadas, murallas, cercas, castillos y fortalezas han representado durante milenios una tecnología que ha favorecido a sociedades sedentarias y agrarias desde el neolítico, con la aparición de las primeras aldeas, el desarrollo de ciudades y de sociedades estatales. Las murallas de Babilonia, de la mítica Troya, de la referida Constantinopla, el Muro de Adriano, la Gran Muralla China, son notables ejemplos de esta tecnología.
El cañón y el obús (proyectil explosivo) fueron tecnologías que condujeron paulatinamente a la inutilización de la mayoría de las murallas y castillos del viejo continente, y posiblemente eso tuvo un efecto sobre el sistema económico y político de Europa, caracterizado por feudos bajo el control de nobles que se resguardaban detrás de muros mientras el campesino vivía vulnerable fuera de las murallas. Si bien los señores feudales pudieron adquirir ese tipo de tecnología, ésta benefició mucho más a las fuerzas que dependían mucho menos de murallas y fortalezas de piedra, como es el caso de los estados nacionales, los bancos que financiaban estas armas y los comerciantes que podían adquirir las materias primas necesarias.
A principios del siglo XVIII en la Francia de Luis XIV se vive un proceso de consolidación del Estado Nación a través de la concentración de recursos y medios en la burocracia del Reino. El sistema feudal en el que los vasallos del Rey gozan de gran autonomía y cuya conexión con el Reino depende de relaciones de consanguineidad y de acuerdos verbales, se encuentra siendo sustituido por un sistema nacional con fronteras estables, relaciones de subordinación mucho más coercitivas entre los súbditos y el gobierno central, y la prohibición de guerras internas entre vasallos. En este contexto el ingeniero militar Sébastien Le Prestre de Vauban desarrolla un sistema de fortificaciones que permitirá una defensa nacional, privilegiando la defensa del territorio interior a la defensa de una plaza fuerte en particular. Cada fortificación es diseñada para resistir el asedio enemigo durante el tiempo necesario para la llegada de refuerzos suficientes para repeler a los atacantes. Este sistema permitirá desmantelar fortificaciones en el interior del territorio, estableciendo las fronteras que hasta el día de hoy conserva en gran medida el estado francés.
Ya en 1770 en su “Essai général de tactique”, el Conde de Guibert analiza las ventajas y desventajas del ejército profesional y del ejército de milicias para el interés nacional. Desde el punto de vista del estado nacional, Guibert hacía notar que el ejército profesional, si bien más reducido y versátil, ponía en riesgo la libertad del pueblo, mientras que la milicia, más cercana al pueblo, tenía un rendimiento inferior. Probablemente más que ningún otro teórico presagiaría el advenimiento de las guerras revolucionarias y de las guerras napoleónicas: "Supongamos que se elevara en Europa un pueblo que combinara virtudes austeras y una milicia nacional a un plan fijo de engrandecimiento, que no perdiera de vista un sistema que, sabiendo hacer la guerra a bajo costo y subsistir por sus victorias, no se viera obligado a bajar las armas por cálculos de finanza, veríamos a este pueblo subyugar a sus vecinos y derrocar nuestras débiles constituciones como el Aquilón [viento del norte, J.L.R.] dobla los frágiles juncos". No sólo la tecnología de las armas y fortificaciones sino también las doctrinas y las tácticas militares se acoplan de mejor o peor manera a ciertos sistemas políticos como monarquías, repúblicas, aristocracias, democracias, teocracias, talasocracias, y sistemas económicos como el feudalismo, el capitalismo o el socialismo.
En 1808 el Reino borbónico de España se encuentra ocupado por tropas francesas con la anuencia del gobierno del entonces primer ministro español Manuel Godoy. Un levantamiento popular en Madrid contra Godoy y las tropas francesas sirve de inicio a una guerra entre probablemente el ejército regular más poderoso de su tiempo, el ejército napoleónico, y el ejército español, desarticulado y con muchos menos recursos a su disposición, si bien con el importante apoyo del Reino Unido. En este escenario empiezan a surgir pequeños grupos de combatientes opuestos a los franceses y que utilizan tácticas de emboscadas, hostigamiento y rápidas retiradas, apuntando en particular al aparato logístico del enemigo. El apoyo masivo de la población a estos insurgentes y la utilización generalizada de estas tácticas en la guerra da origen al término de guerra de guerrillas, en el que los guerrilleros basan su accionar en el conocimiento del terreno y el apoyo moral y logístico por parte de la población local (generalmente en el campo). La guerra de guerrillas será implementada por numerosos grupos para enfrentar ejércitos con recursos significativamente superiores, notables ejemplos son la Segunda Guerra Sino-Japonesa, la Guerra de Vietnam, la Guerra Revolucionaria Cubana.
Durante el siglo XIX el desarrollo de las armas de fuego y de la artillería provoca la referida inutilización de murallas y fortalezas, pero se generaliza el uso de una ya conocida arquitectura defensiva capaz de detener el avance de tropas enemigas con gran poder de fuego: la trinchera. Ya durante las guerras del siglo XVIII las trincheras habían mostrado su utilidad como defensa contra la artillería de fortalezas enemigas en el sistema de asedio metodizado por el ya mencionado ingeniero Vauban y como defensa contra ejércitos armados con cañones y mosquetes (Líneas de Stollhofen, Líneas de Weissemburg). En los primeros años del siglo XIX el sistema de trincheras de Torres Vedras implementado por el duque de Wellington en Portugal permetiría defender a ese país de la invasión napoleónica. En esos años los mosquestes llegan por primera vez a las islas de Nueva Zelanda. Para los integrantes de la etnia Maorí, la llegada de esta tecnología desata cruentos combates entre tribus y aldeas que hasta ese momento no tenían acceso a las mortíferas armas de fuego. Pronto empieza a desarrollarse la tecnología del "pa", un recinto defensivo construido generalmente sobre una colina y que incluía empalizadas de madera, terrazas y fosos. Con la llegada de los conquistadores ingleses a Nueva Zelanda estalla una lucha de resistencia de los Maorí contra los invasores que produce una evolución de los "pa" hacia un sofisticado laberinto o sistema de trincheras, empalizadas e incluso búnkeres y túneles. En 1845 los británicos probarían el amargo sabor de la derrota tratando de tomar el pa de Ohaeawai. La utilidad defensiva de las trincheras sería empleada poco después, en 1859, al otro lado del planeta en la Batalla de Santa Inés por el general venezolano Ezequiel Zamora, para vencer a las tropas conservadoras gubernamentales que poseían una artillería superior. Un complejo sistema de trincheras defensivas, y picas o trincheras de comunicación fue diseñado por Zamora y construido bajo la dirección del Comandante de Ingenieros José Ignacio Chaquert, y se implementó una táctica de retiradas sucesivas y acumulación progresiva de fuerzas en continuo enfrentamiento con el enemigo, llamada acción retardatriz. En ambos ejemplos, la trinchera no sólo ofrece una ventaja defensiva, sino además se trata de una tecnología de rápida implementación y de bajo costo, que beneficia a ejércitos que se enfrentan a adversarios con enormes recursos económicos. El desarrollo posterior de las armas de fuego, en particular de la ametralladora y de la artillería pesada, convertiría a la trinchera en una fortificación indispensable para cualquier ejército, llegando a su máxima expresión durante la Primera Guerra Mundial en el frente occidental.
Al final de la Primera Guerra Mundial, el ejército alemán comienza a desarrollar una doctrina capaz de contrarrestar la estrategia defensiva representada por las trincheras y la artillería pesada, y que había conducido a una guerra de desgaste en el frente de guerra entre Francia y Alemania, en la que la mayor cantidad de recursos de Francia y sus aliados conduciría eventualmente a la derrota de Alemania y sus aliados. Los militares alemanes encabezados por el general Hans von Seeckt, desarrollarían el concepto de la moderna guerra de movimientos (Bewegungskrieg) caracterizada por una alta movilidad, mayor descentralización del mando mediante tácticas de tipo misión (Auftragstaktik) y el uso combinado de las diferentes armas con el objetivo de destruir al enemigo, en contraposición a la guerra de posiciones caracterizada por un alto poder de fuego, un mando centralizado y con un objetivo geográfico, utilizada por la mayoría de los ejércitos profesionales de la época, en especial por el ejército francés. Durante los años 20, en Brasil tiene lugar una experiencia militar en la que un grupo de militares rebeldes harían uso de la guerra de movimientos para enfrentar a las tropas gubernamentales: se trata de la Columna Prestes, liderada por Luis Carlos Prestes, la cual haría un periplo por el gigantesco territorio brasileño, derrotando repetidas veces a sus adversarios que la superaban en número y recursos pero que eran incapaces de acorralarla siguiendo la doctrina de guerra de posiciones introducida en ese entonces por la Misión Militar Francesa en Brasil. A pesar de las numerosas victorias tácticas, la Columna no podría obtener una victoria estratégica decisiva que le permitiera derrocar al gobierno, pero su gesta tendría como resultado un debilitamiento del gobierno que daría lugar al golpe de estado que sería llamado la revolución de 1930 con la que Getulio Vargas llegaría al poder. En 1933 Hans von Seeckt viaja a China y trabaja como asesor del gobierno nacionalista de Chiang Kai Shek quien por entonces se enfrentaba a las guerrillas comunistas de la provincia de Jiangxi. Paradójicamente, el propulsor de la guerra de movimientos en Alemania recomendaría a los nacionalistas chinos una estrategia que tiene todos los componentes de una guerra de posiciones y que conduce a una guerra de desgaste. Esta estrategia conducirá a la famosa Larga Marcha emprendida por los comunistas liderados por Mao Zedong para escapar al acorralamiento y que muestra sorprendentes similitudes con la gesta de la Columna Prestes. La referida paradoja se explica por el hecho de que las doctrinas militares no son imparciales con respecto a los sistemas políticos, económicos y sociales de cada bando. La guerra de movimientos era muy conveniente para la Alemania posterior a la Primera Guerra Mundial y que enfrentaba restricciones a su poderío militar y a su desarrollo económico de acuerdo al Tratado de Versalles que ponía fin a la guerra. La misma doctrina era conveniente también para la Columna Prestes así como para los comunistas liderados por Mao, quienes también se encontraban en una situación de escasez de recursos económicos y de armamento. En cambio, para las potencias vencedoras de la guerra, así como para el gobierno nacionalista chino, la superioridad en recursos les proporcionaba una evidente ventaja en una guerra de desgaste.
Durante la Segunda Guerra Mundial, en la sangrienta batalla de Stalingrado el ejército soviético logra detener el avance del ejército nazi que pretendía controlar las reservas de petróleo de la región del Cáucaso. La batalla representaría un punto de inflexión en la guerra, a partir de la que se desencadenaría una contraofensiva soviética que no terminará hasta la toma de Berlín y la derrota total de los nazis. La batalla se caracterizaría por bombardeos y ataques combinados de infantería, artillería y carros blindados por parte de los nazis, y una larga defensa de la ciudad por parte de los soviéticos utilizando una infantería precariamente equipada, baterías anti-aéreas, algunos carros blindados y el uso de expertos francotiradores ocultos entre los escombros de la ciudad. Si bien la tecnología utilizada para los rifles de los francotiradores tuvo su origen y principal desarrollo en Europa occidental, en especial en el ejército británico y alemán, fueron en las batallas de Europa Oriental, como la de Stalingrado, en las que su uso por parte de los defensores soviéticos tuvo mayor efectividad. Esto se debe principalmente a la ventaja que esta tecnología aporta a los defensores de una ciudad, los cuales tienen un conocimiento superior de los espacios y recovecos urbanos, además de poseer el apoyo logístico y de inteligencia de la población local. La situación se invertirá cuando el ejército soviético comience a invadir las ciudades alemanas y la ventaja defensiva del francotirador sea utilizada esta vez por los nazis.
El enfrentamiento entre la Alemania nazi y la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial permite otro análisis centrado en el acceso a fuentes de combustible por parte de ambas potencias. La guerra de movimientos desarrollada por los nazis y que sería llamada posteriormente Blitzkrieg (guerra relámpago) por la prensa internacional, dependía en gran medida del veloz transporte motorizado constituido por camiones de carga, vehículos todoterreno, tanques de guerra, aviones y cañones de asalto, los cuales dependen del suministro de combustible para su utilización. Sin embargo Alemania carece de yacimientos importantes de petróleo y dependía en ese entonces tanto de la producción en su territorio de petróleo sintético a partir del carbón, como del petróleo proveniente de Rumania. Los aliados en cambio mantuvieron durante toda la guerra una hegemonía sobre los principales campos de producción de petróleo mundiales ubicados en Estados Unidos, el Cáucaso, Medio Oriente y Venezuela. Alemania fue pionera en el desarrollo de aviones de metal durante la década de 1910, de la mano del ingeniero Hugo Junkers y que eventualmente darían nacimiento a los famosos Stuka utilizados durante la guerra. El desarrollo de aviones por parte de Andrei Tupolev en la Unión Sovíetica y de William Bushnell Stout en Estados Unidos basados en los diseños de Junkers son otro ejemplo más de la tendencia de homogeneización de las tecnologías militares. De manera similar el desarrollo tecnológico de unidades de carros de combate blindados impulsado por el general alemán Heinz Wilhelm Guderian, como por ejemplo la utilización de radios para las comunicaciones entre tanques, fue eventualmente imitado por los aliados. La doctrina de la guerra de movimientos alemana también comportaba similitudes a desarrollos soviéticos como la doctrina de la batalla profunda y el concepto del nivel operacional de la guerra, intermedio entre el nivel táctico y el nivel estratégico. Al final de la guerra buena parte de los vehículos de guerra alemanes quedaron inutilizados por la falta de combustible. Cabe preguntarse entonces si todo el desarrollo tecnológico de Alemania basado en la guerra de movimientos era un arma de doble filo que terminaría beneficiando más a sus adversarios con un suministro mucho más confiable de combustible.
El desarrollo de la aviación y la utilización del bombardeo estratégico a partir del final de la Primera Guerra Mundial tiene como consecuencia la aparición de sistemas defensivos basados en túneles y búnkeres subterráneos. La línea Maginot construida para servir de defensa a Francia ante una invasión alemana estaba compuesta por construcciones subterráneas provistas de una potente artillería. Pero sería en las guerras de liberación en Asia donde las construcciones defensivas subterráneas mostrarían su utilidad para doctrinas militares basadas en la guerra de guerrillas. Las guerrillas comunistas de Mao harían uso de túneles para realizar ataques sorpresa contra los ocupantes japoneses, y posteriormente contra las fuerzas nacionalistas chinas del Kuomintang durante la guerra civil de ese país. Los japoneses a su vez usarían los túneles para resistir los ataques estadounidenses en islas consideradas estratégicas durante la Guerra del Pacífico. La táctica sería también imitada por los norcoreanos y chinos durante la Guerra de Corea para resistir los bombardeos de Estados Unidos, llegando a cavarse cientos de kilómetros de túneles. Probablemente el uso más impresionante de esta tecnología sería visto durante la guerra de Vietnam, cuando las guerrillas del Vietcong construirían un complejo sistema de túneles cercanos a Saigón, en la región de Cu Chi, y que sería utilizado como refugio para los combatientes y como rutas de suministros, incluyendo almacenes, dormitorios, hospitales, centros de comando, y sistemas defensivos como trampas antipersonales, trampas cazabobos, y túneles de tipo sifón para evitar la propagación de gases venenosos utilizados por los soldados estadounidenses. Los túneles y búnkeres subterráneos ofrecen enormes ventajas hoy en día a las guerrillas de Hezbollah y de Hamas en su lucha de defensa nacional contra el gobierno de Israel.
Más allá de la precisión de las informaciones presentadas y de las discrepancias que pueden surgir sobre las verdaderas causas de cada victoria o derrota, el desarrollo mismo de las civilizaciones humanas sirve de argumento suficiente para respaldar la existencia de ventajas intrínsecas que una tecnología le confiere a determinado sistema político, económico o social. Difícil es obviar la importancia de la escritura para la existencia de leyes, como difícil es ignorar la importancia de la agricultura para la existencia de ciudades y Estados, o la importancia de medios de transporte para la existencia de imperios y comercio exterior. De esta relación general entre tecnología y sistemas humanos la relación entre estos sistemas y la tecnología militar sólo constituye un caso particular.
Actualización de la tecnología mediante imitación
La primera constatación realizada y que se refiere a la homogeneización de las tecnologías militares conduce a una primera propuesta: la creación (o de la potenciación en caso de que ya exista) de un organismo del Estado encargado de la actualización tecnológica basada en la investigación sobre los nuevos desarrollos y sobre la formulación de políticas para la adquisición o imitación de las tecnologías existentes. Estas actividades serían equivalentes a las realizadas por diferentes potencias para la compra de armamento, equipamientos, vehículos y dispositivos, la utilización de ingeniería inversa y el espionaje de entes hostiles.
Innovaciones tecnológicas
La segunda constatación realizada y que se refiere a la parcialidad de las tecnologías militares hacia determinado sistemas político, económico, cultural y social, conduce a la segunda propuesta: la creación de una política de priorización para la investigación y desarrollo de tecnologías novedosas que representen una ventaja intrínseca para el sistema político, económico, cultural y social que se desea impulsar de acuerdo a los objetivos establecidos por nuestra patria, patria que incluye en tres niveles de prioridad a nuestro país: Venezuela, a la Patria Grande: Latinoamérica y el Caribe, y a la humanidad en su conjunto. En el corto y mediano plazo estos objetivos están especificados en la Ley del Plan de la Patria 2013-2019.
Para cada proyecto de desarrollo tecnológico militar debemos hacernos el siguiente planteamiento: En el supuesto de que esa tecnología sea accesible tanto a nuestras fuerzas como a fuerzas potencialmente enemigas, ¿cuál de las dos fuerzas se vería beneficiada por esta tecnología en un conflicto hipotético entre ambas? ¿el beneficio desigual de esta tecnología se mantiene a lo largo del tiempo en la misma dirección, es decir, otorgándole ventajas al mismo bando? Sólo en el caso de que la respuesta sea positiva deberíamos considerar la asignación de grandes recursos para estas innovaciones, dándole prioridad a aquellas innovaciones que mayores ventajas ofrezcan y cuyas ventajas se mantengan durante el mayor tiempo posible, previendo el posible desarrollo de tecnologías que busquen contrarrestar esas ventajas.
De la argumentación presentada sobre la homogeneización de las tecnologías militares se deduce que una característica especial de las tecnologías que intrínsecamente confieren una ventaja a determinado bando es que no es de vital importancia mantener el secreto alrededor de estas tecnologías, y que al contrario puede considerarse su existencia como disuasivo ante posibles ataques, disuasivo que puede salvar muchas vidas humanas y evitar los daños causados por una guerra que puede ser devastadora incluso para el vencedor.
Temas de investigación
Procurando que las propuestas presentadas puedan traducirse en acciones concretas a corto plazo, a continuación se presentan algunos temas de investigación que pueden presentar interés para la Fuerza Armada Bolivariana y que seguramente en muchos casos ya son considerados como tecnologías de carácter estratégico, pero que quizás no han sido abordadas como áreas de innovación tecnológica. De acuerdo a los ejemplos históricos presentados, en particular los más recientes, se pueden esbozar algunos temas de investigación que a primera vista parecen otorgar una ventaja superior a Venezuela y sus aliados:
- Equipos militares de bajo costo utilizando materia prima nacional: una de las principales ventajas que puede obtener un ejército con recursos significativamente inferiores a los de sus potenciales enemigos es reducir su dependencia de equipos militares de alto costo y que utilizan recursos que no son accesibles en el territorio nacional. Para ello se requieren tecnologías novedosas que permitan la fabricación de productos militares haciendo uso de materias primas accesibles a nivel nacional y de bajo costo.
- Inteligencia y contrainteligencia militar popular: el apoyo mayoritario por parte de la población que debe caracterizar al sistema político impulsado en nuestro país permite obtener ventajas superiores sobre organizaciones sin apoyo popular a partir de tecnologías que faciliten y potencien la recopilación y análisis de informaciones de inteligencia generadas por la población.
- Guerrilla: el apoyo mayoritario de la población, en especial de la población rural y la existencia de extensas cadenas montañosas y selvas en nuestra geografía, así como el conocimiento del terreno le otorgan a una organización guerrillera una ventaja sobre ejércitos regulares potencialmente enemigos. El desarrollo de innovaciones tecnológicas que potencien las actividades de guerrilla, la guerra de movimientos, tácticas tipo misión (Auftragstaktik) y la destrucción o captura y reutilización de suministros y material de guerra enemigos, probablemente otorga ventajas superiores a una guerrilla en nuestro territorio.
- Francotiradores: el apoyo mayoritario de la población, el conocimiento de áreas urbanas y áreas rurales cercanas a poblaciones y la inteligencia popular le otorgan una ventaja al sistema político impulsado en nuestro país, permitiéndole obtener ventajas superiores sobre organizaciones sin apoyo popular ni conocimiento del terreno, en especial fuerzas ocupantes, a partir de tecnologías que potencien e incrementen la precisión, efectividad, camuflaje, y mejoren la ubicación e identificación de objetivos y la retirada de francotiradores.
- Túneles y Búnkeres: los bombardeos estratégicos que caracterizan los ataques de las potencias imperialistas y el mayor dominio del terreno que caracterizan a los pueblos que llevan a cabo la defensa de su territorio ante estas potencias, convierten a los túneles y búnkeres en elementos que representan una ventaja intrínseca para las organizaciones que se enfrentan al imperialismo. Esto puede justificar el financiamiento de investigaciones que apunten a mejoras en la perforación, construcción, ocultamiento de túneles, estudios de suelo, diseño de redes de túneles así como el desarrollo de actividades de producción, logística, investigación científica de sistemas de telecomunicaciones subterráneos. En el caso particular de Venezuela y otros países petroleros existe un conocimiento técnico relacionado a la perforación y construcción de pozos así como métodos sísmicos de exploración que bien podrían utilizarse en el desarrollo tecnológico de túneles.
- Armas antiaéreas, antibuque, antitanque, sistemas de detección: sistemas políticos basados en el apoyo mayoritario de la población obtienen mayores ventajas en el uso de la infantería en comparación a ejércitos con menor respaldo popular, por lo que se podría considerar priorizar el desarrollo de tecnologías que le permitan a la infantería enfrentarse de mejor manera a otras fuerzas como las representadas por la aviación, la marina, o la caballería blindada, mejorando la detección de estos elementos con sistemas de radar y/o sonar, sistemas de reconocimiento de patrones, así como armamento anti-aéreo, anti-buque y anti-tanque.
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