6 de febrero de 2020.- El "extractivismo y sus implicaciones en los modelos de desarrollo" fue el tema que abordaron un grupo de expertos del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y otras instituciones del país, con el propósito de seguir ahondando en aquellos factores que agudizan la crisis ambiental planetaria, sus orígenes y cómo se ha venido reproduciendo con el pasar del tiempo.
El termino extractivismo se acuñó para referirse al fenómeno productivo a través del cual se obtienen, a partir de la extracción, grandes volúmenes de recursos naturales que no son procesados, o se procesan en forma limitada, y que, posteriormente, se destinan a los mercados internacionales con escasos encadenamientos locales o nacionales.
Francisco Herrera, investigador del Centro de Ecología del IVIC y coordinador de la actividad, explicó que la crisis ambiental planetaria va más allá del cambio climático. También tiene que ver con la extinción de especies, el desbalance del ciclo de nitrógeno y del fósforo, la desaparición de suelos fértiles, la acidificación de los océanos y la pérdida del agua potable, por mencionar algunos de los tantos problemas que consumen al planeta y que pondrán en jaque la vida dentro de unos 20 o 30 años.
"Analizamos los argumentos de quienes se oponen a la extracción de recursos, en la modalidad de extractivismo, como un fenómeno aparentemente reciente, y que en ocasiones es descontextualizado al omitir que forma parte del capitalismo y del desarrollo, tratando el tema de manera aislada, cuando en el fondo es parte de lo mismo y así hay que tratarlo. De allí que estamos viendo las posturas de cada uno para generar ideas mediante el debate y no de posturas políticas", explicó el ecólogo.
Entre tanto, Guillermo Barreto, representante del consejo directivo del IVIC, resaltó que el abordaje de este tema se hizo desde la perspectiva de América Latina y África, con la idea de comparar los diferentes discursos, tomando en cuenta que en donde más críticos suelen ser algunos autores, es justamente contra los países con gobiernos llamados progresistas, donde se procura con mayor esfuerzo minimizar sus efectos y relocalizar los beneficios.
Este fenómeno, llamado extractivismo o neoextractivismo, no es para nada nuevo. Algunos académicos consideran que en la región inicia prácticamente desde 1942. Sin embargo, ha cobrado más relevancia en estos tiempos donde más ha llamado la atención. De allí que el abordaje se debe hacer desde el punto de vista de la ciencia, sin dejar de lado las implicaciones que esto trae a la sociedad y el continuo deterioro del planeta, con el objeto último de establecer modelos de bienestar social, menos asociados al crecimiento y desarrollo a expensas de la naturaleza.
Resaltó Barreto que los efectos sociales y ambientales de los extractivismos, como medio para el desarrollo y crecimiento de las economías, en cualquier país "son demoledores, la destrucción ecológica es total y, paralelamente, estas actividades desplazan comunidades locales, generan muy poco empleo, se implantan con crecientes niveles de violencia que terminan violentando los derechos, lo que evidencia que el extractivismo no es amigable ni con la sociedad, ni con el ambiente", señaló.