Fusil de Fabricio Ojeda fue entregado a la juventud bolivariana como símbolo de lucha

Rufo Antonio Meneses y el fusil de Fabricio Ojeda

Rufo Antonio Meneses y el fusil de Fabricio Ojeda

Caracas, enero 23 - El fusil del líder revolucionario, Fabricio Ojeda, fue entregado este lunes a la juventud bolivariana como acto simbólico que rinde honor a la lucha continúa por la libertad y el bienestar del pueblo que se ha dado en el país por generaciones.

El fusil del también conocido como "Comandante Guerrillero" fue entregado por uno de los compañeros de lucha de Ojeda, Rufo Antonio Meneses, quien fue el segundo comandante de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), y recibido por el joven Antonio Galíndez, estudiante de la Universidad Central de Venezuela.

Durante la entrega, Meneses indicó que ese instrumento que enarbola la lucha revolucionaria por las reivindicaciones sociales, lleva con orgullo el legado de Ojeda, espíritu ejemplar de un hombre que se mantendrá por generaciones.

"Luchamos juntos. Yo estoy aquí cargando su legado y lo seguiré haciendo (...) al lado del pueblo. Entrego este fúsil para que los jóvenes puedan seguir su ejemplo", expresó Meneses.

Por su parte, Galíndez al recibirlo manifestó: "con su ejemplo, los jóvenes venezolanos nos comprometemos frente al Libertador Simón Bolívar, frente al pueblo, a seguir en la lucha por la paz y la democracia".

Los restos del líder socialista Fabricio Ojeda llegaron este lunes al Panteón Nacional, en medio una masiva movilización que realizó el pueblo venezolano por las calles de Caracas.

La movilización partió desde el Cementerio General del Sur, pasó por Roca Tarpeya, la avenida Fuerzas Armadas, el mercado de La Hoyada, la avenida Universidad; siguió por la avenida Baralt y las afueras de la sede del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), hasta llegar al Panteón, en el centro de Caracas, dónde fueron recibidos por el presidente de la República, Nicolás Maduro.

El 20 de junio de 1966, Fabricio Ojeda fue capturado en La Guaira, hoy estado Vargas, por el Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (Sifa). En extrañas circunstancias, a dos días de su aprehensión, apareció asesinado en su celda, que estaba ubicada a escasos 200 metros del despacho presidencial, con signos de tortura.


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