Las pifias de Romney

Romney acusó a Obama de "simpatizar con los responsables del ataque" al embajador en Libia

Romney acusó a Obama de "simpatizar con los responsables del ataque" al embajador en Libia

Credito: Agencias

20/09/12.-Las encuestas muestran que el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos sigue en segundo lugar a seis semanas de las elecciones

¿Ha terminado la campaña presidencial? A seis semanas de las elecciones y con los debates todavía por delante es un poco prematuro afirmarlo pero lo cierto es que Mitt Romney lo tiene cada vez más difícil para hacerse con la Casa Blanca. Y es en gran parte culpa suya.

El vídeo difundido esta semana por la revista alternativa Mother Jones, tomado clandestinamente durante una cena recaudatoria celebrada en Boca Ratón (Florida) el pasado mayo, en la que, resumiendo, el aspirante conservador acusó a 47% de los estadounidenses de ser unos vagos, adictos al erario público, bromeó sobre lo bien que le vendría ser mexicano para ganar las elecciones y dio por perdido el proceso de paz en Oriente Medio, en el que prometió no inmiscuirse si llegaba a la jefatura de la hiperpotencia, es el último ejemplo de lo que se ha convertido en un serio problema para su campaña.

La serie de meteduras de pata empezó el pasado julio en la “mini gira” que debía darle un cierto “caché” internacional. Excepto que se convirtió en la gira de las pifias: en Londres criticó la organización de las Olimpiadas (“Estamos en una de las ciudades más activas del mundo. Claro, hubiera sido más fácil organizarlas en medio de la nada” contestó indirectamente el premier británico, James Cameron al referirse a los juegos de Salt Lake City que Romney gestionó); y en Jerusalén achacó el abismo económico entre palestinos e israelíes a “diferencias culturales”.

Y la racha siguió: en su discurso de la convención se le olvidó mencionar Afganistán y el esfuerzo de las tropas estadounidenses, un error colosal, especialmente para un republicano. Hace poco, en el programa de entrevistas de la cadena NCB, “Meet the Press”, sofocó a los simpatizantes del Tea Party (entre los que se encuentra, no lo olvidemos su compañero de “ticket”, Paul Ryan) al asegurar que podría conservar algunos elementos del tan criticado “Obamacare”, el plan de salud del presidente.

Romney también se precipitó al criticar la reacción de la Casa Blanca tras el asesinato de su embajador en Libia y acusar a Obama de “simpatizar con los responsables del ataque” y afirmar que “mandaba señales equívocas al mundo”, un comentario que fue unánimemente condenado desde ambos lados del espectro político.

Hace poco un artículo de la página web Político contaba las desavenencias y enfrentamientos dentro del equipo Romney. Ninguna campaña es un modelo de eficacia y coordinación pero en este caso las diferencias entre el estratega en jefe, Stuart Stevens, y el resto del equipo, que le describe como “un artista torturado”, impulsivo y ciclotímico, ha creado serios problemas dentro del partido, sobre todo ahora que los sondeos no están a su favor. A Stevens se le responsabiliza también de la fracasada intervención de Clint Eastwood, que dejó boquiabiertos, más por sorpresa que por admiración, a los asistentes de la convención de Tampa.

El candidato seguía intentado ayer justificar su postura y enmarcarla, pese a las palabras algo abruptas de Boca Ratón, en el contexto de un debate ideológico sobre el papel del Estado. Romney criticó a Obama por querer “redistribuir” todo lo que habían ganado los ricos a los pobres. Y en la guerra de los vídeos de pronto ha empezado a circular en You Tube el audio de un discurso pronunciado por el entonces senador local de Illinois en la Universidad de Loyola (Chicago) en 1998; la idea siendo de pintar a Obama como un peligroso extremista de la guerra de clases, un argumento que funciona en algunos sectores de la población, aunque quizás no lo suficiente. En las páginas del USA Today Romney también acusó al presidente de crear una “economía estancada que alimenta la dependencia” gubernamental.

Romney, el hombre de las opiniones cambiantes

¿Qué le pasa a Romney? Los análisis y comentarios dan todo tipo de explicaciones ninguna del todo convincente. Romney sería un moderado que ha perdido la espontaneidad al querer presentarse como un ultraconservador lo que le lleva a estos errores forzados. Romney es el hombre de las opiniones cambiantes, un político que, aún más que los otros, se modula en función de su audiencia. O en el fondo es simplemente clasista, como titulaba esta semana The Daily News al afirmar en portada “la verdad duele” dejando entender que en Boca Ratón el candidato dijo en alto lo que realmente pensaba.

Todas las campañas tienen baches. Hace cuatro años, a Barack Obama le tocó lidiar con una tormenta mediática cuando, en otro vídeo clandestino, tomado durante un evento recaudatorio en el muy progresista San Francisco, el candidato criticó a los estadounidenses conservadores por “aferrarse a sus armas y su religión”.

Cuando las cosas no van bien los camaradas no tardan en distanciarse. Sobre todos los que temen que el partido se perciba exclusivamente como un refugio de banqueros y millonarios. “Yo no veo así el mundo”, declaró el senador republicano de Massachusetts Scott Brown (que heredó del escaño de Edward Kennedy) “alguien como yo que ha crecido en circunstancias difíciles, sabe que recibir ayuda pública no es algo que uno elija”.

Está claro que de momento los vientos soplan claramente en contra de Romney. A principios de esta semana, un sondeo de The New York Times, realizado antes de que estallara la polémica, desvelaba que Obama seguía manteniendo un pequeño margen de distancia (49% frente a 46%) respecto a su rival conservador. El partido está nervioso. O como resumía Político: “si las campañas políticas tiene nueve vidas, unos republicanos preocupados piensan que Romney ya se ha gastado ocho”.



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