La joven campesina Karina Chiquinquirá Colmenares Rojas Foto: ANPA |
Los hechos ocurrieron a las 9 de la mañana del 31 de diciembre en la finca La Tranquilidad situada en el municipio Jesús Enrique Lossada, al oeste del estado Zulia
Informe de la Agencia de Noticias del Pueblo (ANPA).
Un procedimiento en el que no se respetaron los derechos ni las garantías constitucionales realizaron efectivos del Grupo Antiextorsión y Secuestro de la Guardia Nacional y funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas contra un grupo de campesinos venezolanos y colombianos asentados en la jurisdicción de El Nudo, vía a La Alemania, parroquia José Ramón Yépes, municipio Jesús Enrique Lossada, del estado Zulia.
De acuerdo con la denuncia interpuesta ante el Ministerio Público y la Defensoría del Pueblo en Maracaibo, por algunas de las víctimas y por productores agropecuarios y campesinos de este territorio fronterizo con Colombia, la mayoría de ellos agrupados en las cooperativas locales San José de Los Altos (Copasajoa) y la Fundación San José de Los Altos (Funsajoa), la comisión integrada por 25 individuos, todos de civil, llegó al lugar en cuatro vehículos rústicos, tres, marca Chevrolet y una Toyota Hilux- sin identificación oficial-, el sábado 31 de diciembre de 2003, a las 9 de la mañana a la finca La Tranquilidad, donde los agricultores celebraban reuniones periódicas para acopiar sus productos, venderlos y también comprar la comida para sus familias.
Sr. Juancho, trabajador de la finca Foto: ANPA |
Los agentes provistos de armas largas y cortas, así como de chalecos antibala- algunos de ellos actuaron encapuchados con pasamontañas- arribaron el último día del año 2003 a ese confín del municipio Jesús Enrique Lossada- con el supuesto de buscar a varios de los secuestrados en el Zulia, entre ellos, a Juan Araujo, propietario de la ferretería Bicolor, aprehendido días antes en la capital zuliana por un grupo armado. Dos soldados de la base de protección fronteriza, situada en las inmediaciones del río Palmar, donde se construye la presa de El Diluvio, escoltaban a la patrulla Gaes-Cicpc,, cuyo proceder fue juzgado por los testigos y agraviados como similar a los que diariamente ejecutan los escuadrones de la muerte o paramilitares contra la población civil en Colombia.
Una semana antes de la operación- que igualmente generó el desplazamiento de colombianos y venezolanos hacia otros municipios zulianos-el comisario Américo González, vocero del Cicpc en Maracaibo había afirmado que en la finca La Tranquilidad funcionaba un campamento guerrillero.
El venezolano Ricardo Albino Navarro Gaviria, propietario del inmueble, refutó al funcionario: “ En La Tranquilidad producimos café. También es un centro de acopio para los agricultores y campesinos de la zona. Esto, porque el mal estado de las vías y las condiciones de lluviosidad en el área no permiten que los vehículos lleguen más adentro, es decir, a otros fundos situados más al interior de la montaña”.
Tan pronto desembarcaron de los vehículos, los guardias del Gaes y los policías de la antigua PTJ, iniciaron una redada alrededor del fundo La Tranquilidad. Agredieron física y verbalmente a los pobladores. Siete de ellos fueron detenidos al margen de la normativa legal y trasladados a la sede del Comando Regional Número 3 de la Guardia Nacional en Maracaibo donde días después y luego de hacerles firmar una declaración y de advertirles que no denunciaran tales hechos, fueron dejados en libertad.
Ricardo Navarro, Luis Jesús Cedano, Leida Ramona Gómez Rojas, Ciro Sanguino, Manuel Reyes, Karina Chiquinquirá Colmenares Rojas y el campesino conocido como Juancho, están entre las víctimas del operativo de fin de año del “grupo de tareas” Gaes-Cicpc, componentes fundamentales del Comando Unificado contra el secuestro en el Zulia, que por encargo del gobernador Manuel Rosales, asesora el comisario golpista Henry López Sisco.
Antes de abandonar la región el grupo Gaes-PTJ- mató a balazos 15 mulas propiedad de diferentes campesinos que eran utilizadas por la comunidad para sacar de las parcelas los productos agrícolas y llevar a éstas la comida comprada con la venta de malanga.
También destruyeron productos comunitarios acopiados, se llevaron la comida de los labriegos y le prendieron fuego a las camas y enseres de la finca La Tranquilidad.
Antes, sustrajeron una fumigadora eléctrica de maleza compuesta de un tanque de 10 litros con su respectivo morral .
A un obrero de nacionalidad colombiana, apodado Juancho, trabajador de una finca, propiedad del productor Uriel Solís, situada cerca del predio La Tranquilidad, lo sacaron a golpes de la vivienda donde se encontraba. Fue llevado a una de las camionetas policiales a bordo de la cual unos funcionarios lo intimidaron para que confesara que era guerrillero.
Ante la negativa del labriego, que en todo momento declaró que era un simple campesino cultivador de tomates, uno de los agentes efectuó tres disparos y lo dejaron vivo, pero lesionado, a la orilla del camino en un matorral.
El 2 de enero los funcionarios volvieron pero a recoger las conchas de los proyectiles de fusil que hicieron impacto contra las 15 mulas acribilladas por éstos setenta y dos horas antes. Los cadáveres de las bestias – a pesar de su avanzada descomposición- aún no habían sido devorados por las aves carroñeras ese día.
Con la del 31 de diciembre son tres las operaciones de esta naturaleza realizadas el año pasado en el municipio fronterizo de Jesús Enrique Lossada. Las dos primeras fueron del ejército.
Testimonios
La joven campesina Karina Chiquinquirá Colmenares Rojas, venezolana, relató: “ encontrándome en la finca La Tranquilidad a las 9 de la mañana del 31 diciembre de 2003, acompañada por mi hermana Leida Gómez Rojas, fui agredida por unos funcionarios dela GN, quienes me desnudaron en contra de mi voluntad y de mi condición de menor de edad al punto de intentar violarme y como opuse resistencia frente a sus intenciones me golpearon con un palo en la región abdominal. Mi hermana también fue golpeada. También fui obligada a cargar la comida decomisada y presencié la ejecución de las15 mulas las cuales se encontraban amarradas con todos sus aperos. También fui testigo de los disparos que le hicieron al campesino apodado Juancho”.
Perdió 800 mil bolívares
Luis José Cedano, de nacionalidad venezolana, propietario del fundo Los Cedros denunció: ... “cuando la comisión volvía de la finca La Tranquilidad, uno de los funcionarios, el cual dijo ser funcionario de la PTJ, pero que en ningún momento se identificó con credencial alguna, me requisó y me decomisó la cartera con ochocientos mil bolívares, que eran producto de la venta de ocumo, dinero que tenía destinado para el pago de dos trabajadores. Luego me llevaron detenido al Core-3 donde un efectivo de la Guardia Nacional me devolvió sólo la cédula de identidad y me informó que el funcionario de la PTJ que me había decomisado la cartera sólo le había entregado documentos. También me retuvieron dos radios portátiles marca Motorola modelo P110, por lo cual si me extendieron una citación”.
Soldado evitó que hirieran a un campesino
Manuel Reyes de nacionalidad colombiana, trabajador del fundo Los Cedros , declaró : ... “ una vez en la finca La Tranquilidad, presencié los maltratos a los que fueron sometidas dos campesinas de la zona: Leyda Gómez Rojas y Karina Colmenares Rojas por parte de efectivos de la Guardia Nacional. Luego me obligaron a cargar la comida decomisada en los vehículos particulares en que se transportaban los funcionarios y como mostré cierta resistencia, éstos me hicieron unos disparos para amedrentarme, pero uno de los soldados del ejército que estaba con ellos evitó que me hirieran, ya que me conoce y sabe que soy trabajador agrícola de la zona. Los funcionarios me quisieron hacer pasar por guerrillero, para lo cual me montaron en el vehículo donde nos obligaron a cargar la comida y me tomaron fotografías encima de la carga. Después de esto fui testigo de la ejecución de 15 mulos usados por los campesinos para transportar los productos de la siembra y su comida. Posterior a esto presencié como le hicieron los disparos al campesino Juancho, de la finca vecina”.
Sólo la acción soberana del pueblo es libertad.
Una muestra de los cartuchos de bala recopilados Foto: ANPA |
Uno de los animales de trabajo Foto: ANPA |