Abaratar la democracia

Alguien dijo que la democracia es el mejor sistema político, pero es costosa.

En efecto, pocos nos hemos percatado del costo de nuestra democracia. Tenemos, y lo digo como analista de sistemas, el mejor sistema electoral del mundo, superior al de cualquiera de los llamados países desarrollados, totalmente a prueba de fraudes por la redundancia de controles documentales e informáticos que impiden la manipulación de los resultados. Sin embargo, la perfección y seguridad del voto requiere de la dotación de centros de votación, personal y, sobre todo, sofisticados equipos informáticos especializados para la función de votación.

El modelo de democracia fallida heredado de la Cuarta República imponía que la mayoría de los centros de votación estuvieran ubicados en las zonas de alto y mediano poder adquisitivo del país, con predominio de votos a favor de los partidos de la derecha

Nuestro actual Gobierno esta tratando de mejorar esta situación utilizando la vía más difícil y costosa, aunque tal vez sea la que prefieren los contrati$ta$. El 22 de diciembre, el Consejo Nacional Electoral aprobó la creación de 1.125 nuevos centros de votación, más o menos un 10% adicional para un total de12.422. Cada centro tiene costos adicionales en local, personal, traslados, y en nuevos equipos.

Poco se resuelve colocando más centros de votación, pero en los mismos sitios de los anteriores, ya que en las zonas verdaderamente populares resulta imposible. Por ejemplo, el barrio José Félix Ribas, el más populoso de América Latina, tiene una sola calle y un solo local apto, en el cual hay más de 10.000 votantes inscritos. En las zonas rurales se dificulta agregar centros de votación.

Además, nuestras zonas populares tienen mayores impedimentos para ejercer el voto sea por razones laborales; por falta de transporte para trasladarse a los centros de votación o por tener que atender situaciones hogareñas producto de su misma situación de desventaja económica, por lo que la abstención en ese sector es mayor que entre los pudientes, lo cual nos perjudica políticamente.

La manera más fácil, de más rápida implementación y, sobre todo, de mucho menor costo, es reformar la Ley para que las elecciones sean ejecutadas en al menos dos días consecutivos. Así, se duplicaría la capacidad de los centros con el mismo número de ellos, se haría accesible en tiempo el voto a los sectores populares y el único costo adicional sería el pago al mismo personal que ya está siendo utilizado.

josegpinat@gmail.com


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José Gregorio Piña


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