Llaneros, cultos y revolucionarios

Parafraseando a ese gigante y mártir de la dignidad llamado Salvador Allende, podemos decir que, sin lugar a dudas, ser llanero y no ser revolucionario es una contradicción biológica… y hasta geográfica. En nuestro llano, desde hace quinientos y tantos años, se han verificado episodios de resistencia y heroísmo contra el poder hegemónico de los imperios. Los bravos indios combatieron con valentía al colonizador; Páez, antes de caer de rodillas ante la oligarquía, dio muestras de arrojo y valentía al lado de indios llaneros; Zamora centró en Barinas el Cuartel General de sus operaciones de liberación durante la Guerra Federal y libró al lado de hombres, mujeres y niños barineses en Santa Inés una batalla llena de épica y poesía, pero también ejemplo de táctica militar victoriosa. También Maisanta, el documentado Último Hombre a Caballo por parte de José León Tapia echó vaina a godos y godarrias. Como corolario en estos tiempos contemporáneos, un Tribilín soldado de Sabaneta insurgió contra el oprobio de los lacayos del imperio cuartorrepublicano, tomó el poder por mandato del pueblo soberano y se ha constituido en catalizador de un proceso de liberación que se acelera y define su rumbo más allá de nuestras fronteras hacia pueblos secularmente oprimidos por la exclusión de las oligarquía. Su nombre: Hugo Chávez. Por eso, Barinas, la “tierra llanera caminos de palma y sol” a la que canta el maestro Eladio Tarifa, tiene de sobra méritos para ser ejemplo para Venezuela y feliz y eterna Cuna de la Revolución.

DESPRECIO CRIOLLO

No obstante, el proceso instalado por la Venezuela puntofijista que fue secuestrada ética y estéticamente todavía permea en toda la sociedad con unos antivalores que nos hacen despreciar lo nuestro, gracias al bombardeo inmisericorde de medios de comunicación que convirtieron a los contenidos de información en una mercancía presta para el intercambio mercantil, arrastrados ante el mejor postor, al más billetúo, para adocenarnos culturalmente.

De diez años para acá se ha hecho mucho, mas no lo suficiente, para rescatar nuestra identidad cultural llanera de las garras de la sociedad de consumo que todo lo “americaniza” en un ejercicio pleno del más burdo y comemierda pitiyanquismo. Con alguna tristeza observamos “fiestas llaneras” donde hombres y mujeres van vestidos como cowboys texanos, los nuevos cantantes del folklore quieren vestir como Wisin & Yandel y el sombrero peloéguama borsalino (un accesorio extranjero pero ya instalado en nuestro imaginario como símbolo de identidad) quiere ser sustituído por el horroroso y narcófilo sombrero colombiano que usan quienes practican el millonario deporte de los caballos de paso.

¿Por qué no se vende topocho, ni sancochado, horneado, ni en tajadas en ningún restaurante de Barinas? ¿Por qué si usted consigue en las ventas de comida  jugos de durazno, albaricoque y pera nunca, pero nunca, se consigue un batido o merengada de mango, aún cuando están en todas partes? Si se puede degustar como guarnición de un plato unas deliciosas “papas a la francesa” o “pan con ajo español” ¿por qué no nos comemos una sabrosa, aliñaíta y amarillita pasta veguera y mejor si es con caraotas y queso ralla’o? Pero no todo es apocalipsis.

Si nos adentramos en las entrañas del pueblo, damos cuenta que el ser veguero, una concepción que nace de ser llanerito, inocente y solidario se mantiene instalada en nuestro imaginario colectivo. Ser jetón, burgués sin plata o arrogante pendenciero es contrario a nuestros valores colectivos y, aunque las licorerías de la sifrinería pitiyanqui se pueblan los fines de semana de bobos narcotizados por la echadera de pinta, la verdad es que se está generando un proceso de rescate que emerge esta vez con el decidido impulso de la Revolución Bolivariana.

LLEGA LA REVOLUCIÓN

Ha sido un indio veguero, el Maestro Hugo de Los Reyes Chávez, quien practicó en su mandato la difusión de la cultura llanera como eje transversal en todas las actividades del Estado, el Gobierno y el Poder Popular. Adonde llegara Hugo de Los Reyes olía a joropo, por lo que no era de extrañar que al finalizar cada acto de los muchos que presidió por sus más de 17.000 obras ejecutadas, un cantante llanero entonara a gañote tendido coplas con sabor a mastranto o, mejor aún, parejas de carajitos de correcto liqui-liqui y vestidos floreados danzaran al compas del arpa, el cuatro, las maracas y el buche. Muchas veces las peripecias y acrobacias de estos danzarines se ganaron la benévola sonrisa de los concurrentes y pensamos en ese entonces que los chamos que en ese momento danzaban iban a ser, pasados los años, unos formidables defensores de la cultura llanera. Por eso en nuestra gratitud colectiva y como nos lo enseñaron en la escuelita decimos: al Maestro, con cariño.

Pero resulta que una vez que concluimos exitosamente el ciclo con el Maestro, nos toca ahora el Profesor, para graduarnos de revolucionarios. Adán Chávez, de quien por cierto se sabe que también tiene gañote para entonar las canciones de Luis Lozada “El Cubiro”, recibe el mandato del pueblo para acelerar y profundizar la Revolución en Barinas, incluido por supuesto el hecho cultural. Y lo primero que ha hecho Adán es poner a bailar pegaíto, cachete con cachete, a los operadores culturales del Ministerio de la Cultura nacional, a la Dirección de Cultura de la Gobernación del estado y a los líderes de las direcciones de cultura de cada una de las alcaldías bolivarianas y socialistas de Barinas. El reto: trabajar articuladamente para dotar de esplendor y desarrollo a nuestra cultura. No a la tierrúa cultura del llanero rascao que canta desafinado en un mabil, pero tampoco para el ejercicio culturetero de una élite que, acorde con el capitalismo, consideran a la cultura como un hecho que genera una minoría para ser contemplado pasivamente por unos borregos ignorantes. Ni tan calvos ni con dos pelucas, camarita.

Por supuesto que las acciones no se han hecho esperar. Arrobados por la música clásica hemos podido ver a muchos carajitos serios y circunspectos que sin ningún miedo le entrompan al saxofón, el timbal, el xilófono, la tuba, el piano y demás instrumento “cultos” para deleitarnos con melodías que pertenecen al acervo de la música clásica; festivales de canta criolla se preparan para difundir los cantares del llano adentro, operadores se lanzan al llano en el marco de la Misión Cultura Corazón Adentro para liberar los poderes creadores del pueblo; las escuadras del Plan Nacional de Lectura se culturizan, es decir, se liberan a través del conocimiento que proporcionan las obras de los grandes escritores y, en general, en las alcaldías se asumen los eventos como ocasiones reivindicadores del hecho cultural llanero y universal. Todo es un hervidero, una ebullición de los saberes del pueblo hechos cultura totalizadora y vivificante.

Un senador gringo dijo que le gustaría conocer a Hugo Chávez, un “dictador” que regala libros de William Shakespeare, Miguel de Cervantes y muchos escritores más para fomentar el pensamiento crítico. El pueblo venezolano se libera a través de la cultura y esto por supuesto genera mucho miedo en los imperialistas que nos han pretendido someter. Con alguna razón, los capitalistas dicen como Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda Nazi: “Cuando escucho la palabra cultura llevo la mano a mi pistola”.

pegenie@hotmail.com



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Pedro Gerardo Nieves

Autodidacta. Comunicador popular, coordinador de la Brigada de Agitación, Propaganda y Comunicación Florentino del PSUV Barinas, vocero de la Guerrilla Comunicacional Florentino, delegado de formación de la Escuela Nacional de Formación Socialista "Hugo Chávez" del PSUV.

 pegenie@hotmail.com

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