Bravo Chávez

Nota de Aporrea: http://antoniomaira.iespana.es
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Venezuela, según la agenda de los Estados Unidos, está en fase de “democratización inducida” o de democratización forzada. Curioso esfuerzo porque hay pocos ejemplos, si hay alguno, de presidentes y de gobiernos mejor y más elegidos, y tantas veces convalidados y legitimados por la urnas y por la calle, en América latina y en el resto del mundo. No es el caso, desde luego, de esos vigilantes del orden mundial, sacerdotes de la Libertad y la Democracia –ambas made in Washington-, cuyo presidente fraudulento ha sido designado por un grupo de millonarios, elegido por una minoría insuficiente, y convalidado por un extremadamente reaccionario y partidista Tribunal Supremo.

Tampoco es fácil encontrar país alguno en el que la democracia sea tomada tan en serio, que haya sido entendida y utilizada precisamente como territorio e instrumento de participación popular y de movilización política. También, naturalmente, como arma poderosa de una sociedad viva para resistir a un golpe que conquistó las instituciones principales del estado, y a un lock-out empresarial y sabotaje petrolero y alimentario que golpeó brutamente la vida civil y la economía del país y estuvo a punto de paralizarlo durante dos meses.

La vitalidad democrática es tal en Venezuela que el pueblo fue capaz de superar el tremendo bloqueo que realizaron los medios de comunicación privados –la inmensa mayoría de los canales de TV, los periódicos y las radios- en virtual monopolio informativo frente a una limitadísima comunicación pública. La Falsimedia venezolana fue uno de los factores fundamentales de la planificación, agitación y movilización previas, lanzamiento, difusión y coordinación de los movimientos que condujeron al golpe, y también de la preparación del guión y de la construcción de una “realidad virtual” que sirvió de base a un “relato triunfante” para desencadenar las fases finales de los dos intentos insurreccionales. Fabricaron también los sucesos –asesinatos de Puente Llaguno y asesinatos de Plaza de Altamira- para justificar la llamada a los cuarteles y al derrocamiento de Chávez. Pese a la infame actitud de los medios, el pueblo fue capaz de comunicarse, organizarse y movilizarse de manera continua y en los frentes más adecuados, para resistir a un golpe que estableció inmediatamente una dictadura y un estado de excepción para iniciar la represión de las organizaciones sociales, y meses más tarde a un terrible lock-out y sabotaje empresarial que paralizó la industria petrolera e intentó bloquear la distribución de alimentos. Éste fue el gran éxito, casi asombroso, de la democracia participativa y movilizadora venezolana, y la gran gesta de su pueblo –los terrúos, los pata en el suelo, los negros y los zambos- hasta ahora silenciado.

La apelación y la llamada al “pueblo soberano”, a su poder constituyente permanente, ha sido tanto la fórmula constitucional de la V República como el recurso fundamental del presidente Chávez. En momentos de apuro, ante las acometidas brutales de una oligarquía que no acepta la pérdida de su monopolio histórico de decidir en exclusiva, el presidente llamó al pueblo y el pueblo respondió a Chávez. Venezuela, muy a pesar de los Estados Unidos, lleva creciendo en democracia desde hace varios años, creciendo en pueblo. Este país está vigilado por el Gran Consejo Fascista en que se ha convertido el Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, y denunciado por viejos y nuevos tiburones con historial depredatorio como Charles Shapiro, Otto Reich, Roger Noriega, Condoleezza Rice o Colin Powell. Mientras la “democracia occidental” se corrompe aceleradamente convirtiéndose en un sistema cerrado manejado por las oligarquías y los grandes capitales, una mercocracia de monopolios y de propaganda política, Venezuela ha establecido una de las constituciones más democráticas del mundo y uno de los sistemas políticos más participativos.

A EEUU le está costando trabajo llevar a buen fin tan hermoso objetivo de restaurar una democracia bajo el control de la oligarquía local y subordinada a los intereses globales, continentales y locales de los Estados Unidos. El ALCA y el Plan Andino tendrían el futuro más asegurado. La imagen de una Venezuela resistente a la aplicación de la lógica neoliberal del capitalismo desmandado, que está arruinando sociedades y marginando multitudes, desaparecería del escenario latinoamericano. El proyecto imperial viene de lejos. Primero fue un golpe mediático-militar en su instrumentalización y oligárquico en sus raíces. Fue el 11 de abril de 2002. La intervención de los Estados Unidos fue evidente, tanto en las reiteradas amenazas y advertencias previas muy poco veladas, y en las críticas fundamentales a Chávez, a su “manera de entender la democracia” (Powell) y a sus supuestos atentados a los derechos humanos, preferentemente a la “libertad de prensa” (Rice), como en el reconocimiento fáctico inmediato de la Junta golpista de Carmona.

Más tarde los EEUU presionaron intensamente (Rice) para mantener la estructura golpista a salvo –especialmente los medios de comunicación- y continuaron el chantaje internacional que dio cobertura a la intensa agitación golpista que derivó hacia el boicot empresarial, y el sabotaje petrolero y alimenticio de los siguientes meses de diciembre y enero. Inmediatamente después Washington apoyó los intentos de transformar un referéndum consultivo en revocatorio, con recogidas fraudulentas de firmas no sometidas a control alguno.

Todo el proceso ha estado acompañado de la ejecución de acciones y planes de desestabilización que han ido desde la insurrección permanente en la “plaza liberada” de Altamira, hasta el asesinato de dirigentes agrarios y la colocación de bombas en sedes diplomáticas, pasando por el ejercicio cotidiano de toda clase de chantajes y violencias. Los medios de comunicación, instrumentos continuos de todo el frenético proceso insurreccional y por eso mismo referencia de libertad para los Estados Unidos, han constituido un ejemplo clamoroso de la absoluta incompatibilidad entre grandes empresas de comunicación privadas y libertad de información.

Durante todo este atentado continuo contra la democracia venezolana, Washington ha acosado a Chávez y ha apoyado a los grupos golpistas. En las últimas semanas EEUU ha presionado para que sean aceptadas sin más –sin resolución o contra la resolución del Consejo Nacional Electoral- las firmas presentadas por la oposición para convocar un referéndum revocatorio contra el presidente Chávez, pese a la evidencia de un fraude masivo(1). Es obvio que la aceptación de la imposición de un fraude masivo sometería a presiones del mismo tipo al propio referéndum.

No obstante, confiando en el apoyo del pueblo venezolano en una coyuntura como ésa, Chávez ha reiterado repetidas veces su disposición a aceptar las resolución del Consejo Nacional Electoral si éste determina que el referéndum debe celebrarse, la oposición no ha hecho manifestación alguna en ese sentido sino todo lo contrario, cualquier resolución adversa sería inaceptable. Para ellos, los mismos que han dado el golpe de estado y abolido la constitución durante el efímero reinado de Carmona, la legitimidad democrática es sólo de su incumbencia. Por algo son oligarquía dependiente del Imperio que arrasa países, destruye gobiernos y avala democracias manufacturadas por el mundo.

Además altos responsables de la administración –incluido el presidente Bush- han acusado reiteradamente a Chávez, y también a Cuba- de promover procesos de desestabilización en América Latina, como si la política norteamericana de dominación económica, el ALCA, a la que desde luego se oponen activamente estos dos países, fuese indiscutible y de aceptación obligatoria en todo el continente.

La respuesta del presidente y del gobierno venezolano ha demostrado la dignidad de un proceso que no acepta interferencias. Ha demostrado que pese a la vergonzosa subordinación global, el universal y vergonzoso vasallaje, hay pueblos vivos, que identifican y valoran su dignidad colectiva y que mantienen activa la capacidad de resistencia.

Vale la pena reproducir algunas de las valientes palabras de Chávez. Ellas hablan de la dignidad de Venezuela y muestran también las enormes indignidades nuestras:



"El gobierno de Estados Unidos tiene responsabilidad en la masacre de Puente Llaguno". "El gobierno del señor George W. Bush debe responderle al mundo por la sangre que corrió en Venezuela los días 11, 12 y 13 de abril de 2002"

"El Gobierno de los Estados Unidos arremete una vez más contra el pueblo venezolano, como arremetió contra el pueblo de Irak, y allí están los resultados: Todos los días hay bombas en Irak, todos los días hay niños, mujeres y hombres muertos en Irak, y casi todos los días hay soldados norteamericanos inocentes, los mandaron engañados para allá, les dijeron que los iban a recibir como héroes, todo el mundo lo recuerda. Les dijeron que había armas químicas de destrucción masiva, engañaron al mundo, al propio pueblo de los Estados Unidos. Igual están tramando un engaño en torno de Venezuela, diciendo que en Venezuela hay guerrilla extranjera y que nosotros apoyamos el terrorismo, lo que falta en los próximos días, es que digan en Washington, que aquí está escondido Bin Laden”

"Este es un país digno, dispuesto a defender nuestra independencia, óiganlo bien venezolanos y venezolanas, nosotros estamos dispuestos aquí a defender nuestra independencia porque este es un país libre, independiente y hay que repetirlo una y mil veces a quien sea".

“Un Jefe de Estado cuyo país es atropellado, no puede quedarse callado. Algunos se quedan callados en otros países, aquí no, porque aquí hay dignidad y en verdad, yo quiero pedirle al Gobierno de Estados Unidos que se dedique a sus problemas y que nos deje a los venezolanos solucionar nuestros problemas. No es asunto de los Estados Unidos las cosas que pasan en Venezuela. No es asunto de los Estados Unidos",

"Porque el señor Bush, en sus palabras arremetió contra Venezuela. Dijo que el gobierno de Estados Unidos junto con la OEA, y metió a la OEA en el asunto, iban a asegurar la integridad del referendo revocatorio en Venezuela ¿qué tiene qué ver el señor Bush con el referendo revocatorio en Venezuela? ¡Absolutamente nada! debería preocuparse por los pobres en Estados Unidos, que son bastante y están creciendo. Debería preocuparse por los que no tienen derecho a la seguridad social. Los negros que son excluidos, golpeados, la discriminación racial, la cultura. Que se preocupe por gobernar su país. Yo no me meto en las cosas de los Estados Unidos. Nosotros respetamos al pueblo de Estados Unidos y si algo hacemos por los Estados Unidos es positivo: Todos los días les estamos mandando millón y medio de barriles de petróleo de aquí de Venezuela".

“Ahora, hablan de excesivos tecnicismos y yo me pregunto ¿si es que las firmas de personas ya fallecidas, desde hace 20 años, forman parte del tecnicismo? . Yo le pregunto al gobierno de Washington y a la OEA que si las firmas de menores de edad, detectados, es tecnicismo. Yo le pregunto si la firma de colombianos, es tecnicismo. Yo le pregunto, si las firmas repetidas, personas que firmaron dos y hasta cuatro veces, si eso es excesivo tecnicismo. Eso se llama fraude".



Dentro de muy pocas horas o días, tal vez el 29 de febrero, el Consejo Nacional Electoral (CNE) resolverá sobre si se han cumplido o no las condiciones para la realización de los refrendos revocatorios planteados contra diputados de la oposición y bolivarianos y, de manera particular, el referéndum promovido contra el presidente Chávez.

Ante las enormes presiones que está sufriendo el gobierno democrático de Venezuela y el pueblo venezolano, y su valiente y empecinada resistencia para no doblegarse a los designios de Washington, la solidaridad internacional de existencia al imperialismo tiene que ponerse en marcha.

Defendiendo a Venezuela le haremos daño -como recomendaba vehementemente Arundaty Roy en el Foro Mundial celebrado en Mumbay- al imperialismo y de paso impediremos que él nos lo haga a nosotros.



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Antonio Maira Rodríguez


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