La estupidez "ilustrada" y la postulación contínua

En la vorágine de planteamientos trivializantes de la “oh-posición” vernacular para atacar la propuesta de enmienda, que ahora –acertadamente- se ha extendido a todos los cargos de elección popular, algunas descabelladas opiniones han “aterrizado” en las páginas de varios periódicos de circulación nacional.

 En pretéritas reflexiones nos hemos explayado lo suficiente en relación con el tema, sin embargo conviene desentrañar otras elucubraciones pendientes que han sido “machacadas” por cierta legión de estúpidos “ilustrados” del oposicionismo.

Al respecto, Gerardo Fernández y Julio Andrés Borges, han salido al ruedo para tapizar las columnas de matutinos de la “gran prensa” con más de la obcecada pirotecnia jurídica de la burguesía. El primero, Gerardo Fernández, “abogaducho” constitucionalista, publicó en el diario El Universal, el 14/12/2008, página 1-4, un conjunto de amañadas tesis para “abrir fuego” en contra de la iniciativa de la enmienda constitucional. En un ensayo titulado “Es un error justificar la enmienda con los sistemas europeos”, Fernández transcribe disparates como el siguiente: “(…) En países europeos, de sistema de gobierno parlamentario o semiparlamentario, el jefe de Estado y el jefe de Gobierno son autoridades diferentes; el jefe de Estado no tiene facultades gubernamentales equivalentes al Presidente en Venezuela, que es jefe de Estado y jefe de Gobierno al mismo tiempo (…) en sistemas semiparlamentarios o semipresidencialistas, como Francia, [los Jefes de Estado y de Gobierno] pueden ser electos popularmente; en ningún caso dichos jefes de Estado tienen poderes equivalentes en el ámbito gubernamental al Presidente venezolano (…)”.

Por su lado, el segundo “abogaducho”, Julio Andrés Borges, en su columna “El Nuevo Camino” del 04/01/2009, página 41, del diario “Últimas Noticias”, repitió –como en comunicación telepática disociada- ídem cantaleta que la de Fernández: “(…) En países europeos, de sistemas de gobierno parlamentario o semiparlamentario, el jefe del Estado y el jefe de Gobierno son autoridades diferentes: el jefe de Estado no tiene facultades equivalentes al Presidente en Venezuela (…)”.

Según Fernández y Borges, como las competencias del Jefe de Estado y el Jefe de Gobierno, en los países europeos, difieren de las de su par venezolano, la postulación continua yace propicia en el primer escenario (Europa), pero inconveniente en el segundo (Venezuela). Para empezar, hay como un tufo a “eurocentrismo” por allí, Fernández y Borges. Habría que señalar que hasta en los países donde la Presidencia es más ornamental que sustanciosa, como en Alemania, el Presidente detenta algún poder, ¿o no? Para algo existe la figura administrativa y su lógica pertinente en el entramado burocrático teutón. El Presidente Federal tiene la potestad, entre otras atribuciones, de disolver el Parlamento (Bundestag), cuando así lo considere conveniente. El Presidente alemán sólo puede repetir una vez en el mandato de 5 años, pero el Canciller (Jefe de Gobierno, Bundeskanzler) puede quedarse mientras el Parlamento lo apoye. Esgrimir que el rango de “maniobra” de un Jefe de Estado o Gobierno, es el salvoconducto a la reelección o a la no reelección, es una falta de respeto a la inteligencia humana y al pueblo elector. En Francia, país presidencialista muy marcado por la doctrina de De Gaulle del “éxécutif fort” (Ejecutivo fuerte), la influencia del Presidente de la República en las distintas áreas del quehacer nacional, es pública y notoria. Para muestra un botón: Sarkozy, Presidente de la República Francesa, es muy frecuente en la tribuna mediática y política, así como lo fueron Jacques Chirac o François Miterrand. Por el contrario, del nombre del Primer Ministro francés –electo por la Asamblea Nacional- casi nadie se acuerda. Además, lo que está en la diatriba es LA POSTULACIÓN CONTINUA, NO EL SISTEMA, si es parlamentario o presidencialista. Fernández y Borges manipulan, mienten.

En el tercer párrafo de “Es un error justificar la enmienda…”, de Gerardo Fernández, se “inspira” el autor: “(…) Es bueno añadir que es totalmente equivocado hablar de reelección indefinida de los primeros ministros o de los jefes de Gobierno. Ellos no son electos por el pueblo de manera directa como jefes de Gobierno. Técnicamente, para esos cargos no hay elección ni reelección [¡!]. El pueblo elige al Parlamento y luego el jefe de Estado designa al jefe de Gobierno que debe contar con el apoyo parlamentario [¿?]. El jefe de Gobierno puede mantenerse por varios períodos si conserva el apoyo parlamentario [¿no es eso una reelección, animal?] (…)”.

A ver si comprendimos, Fernández: la gente elige al Parlamento y éste a su vez propone a un candidato a Primer Ministro que luego debe ser ratificado por el Jefe de Estado [*]; el Primer Ministro puede permanecer por varios años en el cargo. A pesar de desarrollarse varios actos de elección y reelección directa e indirecta, insistes en alegar que “NO HAY” elección ni reelección. ¡Vaya bestia, el “abogaducho”! Al pueblo votar por un Parlamento, sea conservador o laborista, como en el Reino Unido, HAY UNA ELECCIÓN, ¡mamarracho! Luego, los diputados al postular a un candidato a Primer Ministro, HACEN OTRA ELECCIÓN en conformidad con el veredicto popular; el Jefe de Estado al ratificar al Primer Ministro, ELIGE y da su confirmación al Parlamento. Al final, Fernández, el poder legislativo sólo convalida la aprobación del Jefe de Estado. Si la gente vota por 15 ó 20 años por el Partido Laborista, verbigracia, la mayoría del Parlamento será laborista y por ende saldrá electo –o reelecto- el líder de dicha agrupación, como Primer Ministro o Jefe de Gobierno. El espaldarazo del Jefe de Estado sólo es un trámite más. Estaríamos frente a una elección –o reelección- de SEGUNDO GRADO, Gerardo Fernández: los diputados se arrogan la voluntad popular y actúan en consecuencia, al postular y elegir a alguien al cargo de Primer Ministro, con la anuencia del Jefe de Estado. Prevalece el dictamen de las masas.

Jamás veríamos el escenario en que –por ejemplo- el pueblo de España vote por el PSOE [Partido Socialista Obrero Español] (progresista), y el mismo PSOE –con predominancia en el Parlamento- luego proponga a Mariano Rajoy (líder del Partido Popular, oposición), como candidato a Jefe de Gobierno, para que el Rey Juan Carlos le dé el “visto bueno”. Sería una incongruencia y una burla al juicio emitido en las urnas, ¿no? ¿Verdad que suena ESTÚPIDO? Pues así lucen –de ESTÚPIDAS- las incoherencias de Gerardo Fernández, “abogaducho” constitucionalista y opinador “sin oficio” de El Universal. Mientras el PSOE tenga el apoyo del electorado en España, no habría trabas para las subsiguientes postulaciones (y reelecciones) de Rodríguez Zapatero, verbigracia. Igual acá: mientras Chávez y el PSUV cuenten con el respaldo del electorado en Venezuela, no debería haber barreras para futuras candidaturas (y reelecciones) del Comandante. En última instancia, quien decide es el “hoi poloi”.

También ¿olvida? la estupidez “ilustrada” oposicionista, que en nuestro país existe el mecanismo del referéndum revocatorio, el cual ya utilizaron una vez en contra del Presidente Hugo Chávez Frías y salieron “con las tablas en la cabeza”. Tal recurso constitucional también puede emplearse para evaluar la gestión de gobernadores, alcaldes y legisladores. El ciudadano de “a pie” ES y DEBE SER el contralor público por excelencia y más en la democracia protagónica.

El último tramo de “Es un error justificar la enmienda…”, no tiene desperdicio en necedad e ignorancia: “(…) Chávez permanentemente invoca el caso de la reelección indefinida [sic] en Francia, siendo que el presidente francés sólo es jefe de Estado y tiene un poder limitado y compartido; agregando que si bien existe dicha reelección indefinida [sic], también habría que decir que ningún presidente francés se ha postulado para un tercer período. Es decir, no se puede decir [sic] que la reelección indefinida [sic] haya sido positiva para Francia, porque simplemente no se ha practicado (…)”.

Primero que todo, Gerardo Fernández, no puedes escamotear que Francia, a pesar del indiscutible poder de la Asamblea Nacional (legislativo), es un país PRESIDENCIALISTA y antes ya lo habíamos especificado. Sin duda, el paradigma galo es el referente más expedito y contundente del cual nos podemos servir para justificar la propuesta de enmienda constitucional. En fin, el inquilino del Palacio del Elíseo no tiene ataduras jurídicas para postularse de manera reiterada.

Ahora bien, el colmo de la idiotez y la cerrazón intelectual de Fernández, queda patente al espetar: “(…) habría que decir que ningún presidente francés se ha postulado para un tercer período. Es decir, no se puede decir [sic] que la reelección indefinida [sic] haya sido positiva para Francia, porque simplemente no se ha practicado (…)”.

Fernández nos asume por tarados o por imbéciles al enunciar semejante ridiculez. Quizás el pobre nunca ha abierto una enciclopedia de Historia Universal; al menos así se hubiese evitado tan aparatoso “gaffe”. ¿En cuál sorteo de lotería se habrá ganado el título de “abogado”?

La principal razón por la cual ningún presidente francés ha buscado un tercer mandato, ha sido por incapacidad física o política. El período de 7 años de gobierno en Francia fue inaugurado con la Constitución de 1958 y Charles De Gaulle (derecha nacionalista) fue el primer beneficiado; De Gaulle gobernó dos veces continuas desde 1958 y hasta 1969, cuando renunció. ¿Por qué se fue De Gaulle? Expliquémosle a Gerardo Fernández: 1) Su popularidad estaba ya muy cuestionada por los traumáticos eventos de Mayo de 1968; 2) Perdió el referéndum del 27 de abril de 1969 [**]; 3) Su salud ya estaba muy deteriorada, ya que falleció un año después de su retiro. Diagnóstico: incapacidad política y física.

El segundo presidente francés que pudo reelegirse por dos períodos consecutivos, fue François Miterrand (socialista), quien se mantuvo desde 1981 hasta 1995. ¿Por qué Miterrand no prolongó su estadía? Ya al final de su septenio, el presidente francés se hallaba muy mal de salud y murió a los pocos meses de dejar el Elíseo. Diagnóstico: evidente incapacidad física. Ciertamente, Miterrand pasó a la Historia por ser el único mandatario galo –electo por el voto popular- en permanecer más tiempo en la jefatura del Estado: 14 años. De Gaulle, padre de la Quinta República, sólo estuvo 12, incluyendo el período del Gobierno Provisional entre 1944 y 1945.

El último presidente francés que repitió en el Ejecutivo fue Jacques Chirac (derecha gaullista), [1995-2002 y 2002-2007] y quien decidió no postularse para una tercera “ronda”, debido a los escándalos de corrupción que lo incriminaban desde que era alcalde de París. Diagnóstico: incapacidad política.

Podemos apostar que si De Gaulle, Miterrand y Chirac, hubiesen estado en condiciones físicas y políticas para ir de nuevo a la carrera presidencial, lo habrían hecho. Sobre todo por el fantástico impulso experimentado por el “Hexágono” en el ámbito industrial y de crecimiento económico, durante la era De Gaulle, y por el “boom” científico y tecnológico de los casi tres lustros de Miterrand. Los franceses no habrían dudado en reelegirlos y la Constitución así lo avalaba.

Algunos preguntarán, ¿por qué se derogó –hace 8 años- el septenio que consagraba la Constitución de 1958? Sencillo. El recorte de 7 a 5 años del mandato presidencial francés, aprobado en un precipitado referéndum en 2000, se debió a una maniobra de la derecha gala para salvaguardar sus intereses de clase [***]. Los comicios arrojaron más de 70% de abstención, lo cual despertó suspicacias acerca de su representatividad.

La “oh-posición” histérica y apátrida yace –de nuevo- huérfana de ideas y argumentos para rebatir la necesidad histórica de la iniciativa de enmienda. “Mandaderos” como Gerardo Fernández y Julio Andrés Borges, desnudan la mediocridad y la malcriadez en la que se regodean las anoréxicas viudas del puntofijismo. ¡La enmienda SÍ VA!

 

 


[*] En el Reino Unido y España, el Jefe de Estado es la Reina y el Rey, respectivamente.

[**] El Referéndum del 27 de abril de 1969 era para sancionar la Reforma al Senado francés y la Regionalización. 53% de los electores rechazó la iniciativa “gaullista”.

[***] El pretexto para la abolición del septenio fue el equiparar –en duración- los períodos de gobierno de Francia con los del resto de la Unión Europea. La razón de fondo fue que la derecha deseaba eliminar el fenómeno de la “cohabitación”, el cual consistía en tener a un Presidente y a un Primer Ministro de tendencias ideológicas divergentes, en un mismo gobierno. Ya que las elecciones parlamentarias en Francia se desarrollaban a mitad de la gestión del Presidente de la República, a partir de la década de 1980 los galos daban como “voto castigo” la victoria a la oposición en la Asamblea Nacional, órgano legislativo. En consecuencia, el flamante Jefe de Estado debía “convivir” con un Primer Ministro que era, a su vez, un manifiesto adversario político.

(*)Tesista de Idiomas Modernos en la UCV

elinodoro@yahoo.com

 



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Adán González Liendo(*)

Traductor, corrector de estilo y locutor

 elinodoro@yahoo.com      @rpkampuchea

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