Sicarios

Esa palabra la comenzamos a escuchar cuando algunos medios la utilizaron para nombrar a ciertos sujetos colombianos que cobran por asesinar gente. Qué cosa más terrible saber que en Colombia, vecino nuestro, se suceden cosas al calco de lo que pasa en algunos estados mexicanos, ¿quién es más malo, los ladrones estadounidenses o los narcotraficantes mexicanos que causan tantos crímenes y traumas a la población azteca? Hace días leímos que apareció una cantidad de personas asesinadas por las mafias que se pelean el control de la droga en ese país. El subdesarrollo comienza cuando les hacemos el juego a nuestros enemigos. Una vez México creyó haber traspasado los niveles de ese subdesarrollo, pero despertó rápidamente del oneirismo. 

Los sicarios colombianos asesinan por encargo. Cuando uno de los capos de aquellas terribles bandas, que tuvieron tanto poder en el Estado colombiano, quería salir de un enemigo, ahí mismo contrataba a un sicario para que desde una moto le cayera a balazos. Y lo más triste es que los llamados sicarios son vistos por algunos idiotas colombianos y venezolanos como unos sujetos sin escrúpulos que arriesgan la vida con valentía. Un criminal no es un valiente; es un cobarde, una carroña, una maldición a la raza humana. El crimen no tiene justificación en ningún ámbito de la existencia. 

Los sicarios colombianos y los paracos son la misma mierda. Ambos andan prestos para quitarle la vida a cualquiera por unos miserables pesos o bolívares. Muchos hacendados venezolanos, aquellos que para jactarse del poder les dicen a los amigos: “Mira, esta vaina es mía desde aquí hasta donde te llega la vista”, contratan sicarios para asesinar campesinos venezolanos. Recordamos a decenas de esos agricultores pobres que han muerto bajo las balas de los sicarios que llegan al país no atravesando las amplias alamedas, sino los verdes caminos de la frontera. Bajo las más perversas de las argucias, alegan los terratenientes que “ellos no saben nada de eso” cuando fugazmente son visitados por la gente de la justicia. 

Los sicarios colombianos han conseguido en Venezuela el gran mercado. No hace mucho tiempo una finca perteneciente a un cubano gusano que igualmente tiene una hermana drogómana y de la mala facha, fue invadida por las diversas policías del Estado venezolano. A ese lugar los criminales políticos y la alta burguesía, que se niega a dejar de existir, más los dueños de medios de comunicación impreso, audiovisual y radial habían llevado a paracos del vecino país con la idea de disfrazarlos de soldados venezolanos para alegar que a Chávez se le había levantado la fuerza militar nacional. ¿Qué nombre se le puede dar a una gente que por ambición política y económica, odio y racismo, no le importa que su país se cubra de sangre por los cuatro costados? 

Quienes contratan sicarios son más criminales que estos mismos. Últimamente en Venezuela han venido ocurriendo muchos crímenes en los cuales a los asaltados no los despojan de sus pertenencias. El ojo del pueblo que todo lo ve, no descarta que muchos de esos asesinatos sean producto de esa mente enfermiza, atosigada hasta los tuétanos de odio impuesto por gobiernos foráneos en contra de la Revolución Bolivariana, que jugaron a la guerra en 2001. Los sicarios de El Nacional, El Universal, Globovisión y otros medios, dicen para tratar de confundir al pueblo, que lo del magnicidio de Chávez es algo inventado por el gobierno y que las armas de alta potencia descubiertas en manos de algunos criminales son de juguete. ¡No volverán! 

En Venezuela muchos barrios están repletos de elementos ajenos a nuestra idiosincrasia que nadie sabe de qué viven y de dónde son. Creen que fueron traídos para alentar el estado de inseguridad en fecha cercana a las nuevas elecciones del 23 de noviembre. Los medios de esa oposición alzan sus voces para gritar que el país se desangra y que el gobierno no hace nada por la seguridad de los venezolanos. ¿Qué ha de importarle a una oposición enfermiza, vendepatria y pitiyanqui que los venezolanos se maten entre sí? ¿Cómo olvidarnos de aquel 11 de abril cuando varios militares que habían equivocado la carrera grabaron un video antes de los hechos para anunciar que en Miraflores se estaba masacrando a la gente? 

LOS PARACOS  DEL PITIYANQUISMO criollo están contratando sicarios colombianos para causar muerte y desasosiego entre la población venezolana. Quieren que el caos se apodere de la sociedad nacional para golpear los cimientos de la Revolución, es una táctica aprendida del imperio, cuyos maestros pertenecen a una secta oscura y criminal llamada  CIA, de malos recuerdos en Guatemala, República Dominicana, Chile y Panamá. Los sicarios de la burguesía criolla, de los medios El Nacional, Globovisión y El  Universal  más otros que intervinieron en el golpe de Estado de 2001 están azuzando el fuego. Quieren ver arder la patria. Estamos seguros de que el patriotismo y el amor por nuestro mar, cielo y suelo no se los va a permitir.

LOS SICARIOS vendepatria que no sienten  humanismo, que masacran a cualquiera en equis calle de Venezuela, tendrán que pagar sus atrocidades a corto tiempo,  porque el mundo marcha hoy por otros senderos, donde la justicia hará prevalecer su voz y su ejemplo. ¡QUÉ RESPETEN A VENEZUELA, CARAJO! 

aenpelota@gmail.com



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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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