La virulencia de Teodorito es parte de la desestabilización fascista

Insultos

El pueblo debe apropiarse de una extraordinaria verdad: hoy en el mundo hay una gran novedad. Después del colapso de socialismo real en el siglo pasado, corroído internamente por sus graves errores, hoy renacen las promesas del socialismo con la revolución bolivariana. Y el socialismo del siglo XXI, aquí en Venezuela, queremos realizarlo totalmente en paz y con el desarrollo de la mayor y mejor democracia. Esta enorme novedad histórica, los adversarios internos y externos la conocen requetebién. Es un ejemplo peligroso para su dominio y constituye un ataque demoledor al poder reaccionario internacional. Para ello han desarrollado varias estrategias de oposición. Algunas de ellas ya las han venido aplicando, en los últimos años, afortunadamente sin mucho éxito. En la contingencia actual, con las perspectivas del referéndum constitucional, han diseñado una distinta, que tiene un rango muy amplio, desde lo macro de los asesinatos hasta lo micro de los insultos, pero siempre caracterizada por la provocación. (Los compatriotas Roland Denis y Blanco la han definido muy bien en la prensa virtual y en TV.) Con la permanente y ubicua provocación se persigue la desestabilización, la ingobernabilidad y el aislamiento internacional, cosa que ocurrirá si nuestra respuesta corresponde exactamente a lo que ellos quieren que hagamos. Examinen todas las acciones de calle, por ejemplo, que la oposición ha estado llevando a cabo, y se verá claramente cual es el objetivo. No debemos caer en esa trampa. Aquí se quiere que sea público escarnio lo de actrices sufriendo empujones, muchachotes inocentes atropellados por la policía, dirigentes políticos víctimas de la violencia del estado y hasta que aparezcan uno o varios muertos. Debemos por lo tanto desarrollar una estrategia inteligente que nos evite caer en este sistema planificado de provocaciones. Dentro de él caben también los insultos que se dirigen desde un menguado periodiquito con alguna resonancia en el Este de Caracas. Y uno de los insultados, entre otros, es el ministro Farruco Sesto. Estos pequeños pillos con ínfulas que escriben inmundicias ideológicas, y lanzan calumnias asquerosas, sostienen que ésta es una dictadura que se asemeja a la de Hitler, que nosotros los revolucionarios pertenecemos a la categoría de los lameculos y a ver si tenemos el valor de contestarles. Como muchachitos que te rozan el cachete para provocarte a pelear, estos obsesos lo que desean es armar una polémica que les de algún brillo y presencia dentro de las huestes opositoras.
Y se nos conmina, a mí también entre otros a quienes se nos concede generosamente todavía cierta decencia moral, que salgamos a replicar. Farruco no necesita defensa. Ni tales cretinos merecen explicaciones ni razonamientos. No hay diálogo posible con aprendices de políticos que están ciegos, o, con más razón, con politicastros profesionales – la política para ellos es una carrera - que han jugado siempre sucio.
Lo dicho: no caigamos en provocaciones.



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Juan Pedro Posani

Arquitecto y artista plástico. Director General del Museo Nacional de Arquitectura de Venezuela.


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