Hoy es un día CHE…vere

“Recordar a quien se ama produce alegría”

En mi largo andar por la vida he tenido buenas y malas. Una de las malas es tener que escuchar diversas estupideces, emitidas por esos seres a los que un personaje de Aghata Christie dijo en una novela, que están sobrando en el mundo, porque impiden que un 60% de la población mundial sea feliz.

La NOCHE DEI 11 y el día 12 DE ABRIL DE 2002 los golpistas se encontraban en su máximo goce sádico orgásmico en Venezuela. Había transcurrido un día de muerte dolor y lágrimas. Había sido pateada la Constitución, el Presidente estaba preso con la orden de matarlo por parte del imperio, perseguidos y humillados los chavistas, un par de ministros golpeado, vejados, un gobernador preso, un diputado atacado por quienes se llamaron sus vecinos y detenido por un alcalde invasor de embajada apellidado Capriles Radonski, quien aún anda libre después de semejante tropelías contra el Estado. Quien escribe cruzó esa noche por la urbanización El Paraíso y la histeria, los golpes de cacerolas, los aullido de lobos saciados de sangre se manifestaban entre la interrogante que embargaba más allá, en la Cota 905 y en todos los barrios de Venezuela. Esa clase que se hace llamar “alta” blandía la llama que quemaba el útero de la patria, para que jamás volviera a parir esperanza. Pero todo el que actúa mal, mal le irá y el ave volvió al nido.

Tuve la desgracia de escuchar lo que decían Miguel A. Antonetti y una colega suya a través de una emisora televisiva. Se referían al Che Guevara, en sus lucubraciones de seres insensible ignorante y, por ende, desconocedores de la historia y de los hombres que la protagonizan. Decían que “Quien es ese hombre, el Che, si aquí en Venezuela también tenemos médicos”

La oligarquía no tiene oído sino para el tintineo del dinero. Es mentira aquello de las buenas escuelas, de los mejores conocimientos. La oligarquía es una llaga incurable que emite un icor apestoso que ofende el olfato de los seres HUMANOS. La oligarquía y quienes la defienden son, esos a los que el personaje de Aghata Christie se refirió en la novela.

El Che no tiene comparación con otros médicos. Su existencia fue como la de Bolívar, como la de Jesús el Cristo. Fue genial guerrillero que planificó la lucha contra los esclavizadores de oficio, como ser pensante dio ejemplo y gloria a los hombres justos. El Che fue uno de esos seres que nacen muy de vez en cuando e igualmente saben para que nacieron. El Che no fue un médico que vivió para la explotación de los pacientes en lujosas clínicas, porque su hospital estaba en cualquier selva del mundo, donde creaba antídotos contra la discriminación, la injusticia, buscando la equidad, el amor, la eterna libertad de los de abajo, de los descamisados, de los que esa oligarquía llama aquí en nuestro país tierrúos y desdentados. Médicos como Razetti, Gregorio Hernández, y otros, fueron excelentes profesionales, hombres dignos, magníficos ejemplo de sabiduría, los venezolanos estamos orgullosos de ellos, empero la historia del Che es otra. Y eso lo desconoce esa jauría de advenedizos del periodismo, que no ve más allá de un perímetro entre “quince y último”

El Che, después del triunfo de la Revolución Cubana, pudo pasar su existencia desde un cargo burocrático en Cuba, o dictando charlas a nivel mundial, u ofreciendo su imagen para que los dráculas del capitalismo salvaje vieran crecer sus arcas a la luna. Pero no lo hizo. NO VIVIÓ PARA ESO. Su corazón estaba y está, incrustado en los pueblos del mundo. La oligarquía, que mueve a sus cipayos mediáticos en Venezuela no sabe eso, porque ella se nutre de fantasía, de “cuanto tengo cuanto valgo”, de luces y neones, de centros comerciales, de lujos y mansiones, por cierto, ¿para qué sirve esa vaina si el amor en esos lugares tiene un precio?

El Che murió luchando por la libertad, contra las fuerzas DEL MAL, contra los eternos ladrones de la humanidad y ningún estúpido come mierda, puede decir lo contrario, porque eso sería blasfemia. El Che fue y será hasta que exista desigualdad en la tierra, una figura inolvidable, emblemática, inteligente, pura, amada, como jamás lo será Rómulo Betancourt, Carlos Andrés Pérez, Jaime Lusinchi y esos otros especimenes del Opus Dei llamados Rafael Caldera y Luis Herrera Campíns, por ejemplo aquí en Venezuela, porque esos fueron cipayos, eunucos, vende patria, corruptos, mientras que el Che representó la parte hermosa de la vida “Los que luchan siempre, esos son los imprescindibles”, según Bertold Brecha. Antonetti y Margarita, que malo es ser esclavos de la mentira, de la bajeza moral, de la mendicidad pensante

Mañana se cumplen cuarenta años de su desaparición física, empero vive en el espacio, ante los ojos de los seres que tienen alma vida y corazón. Su rostro es luz en millones de habitaciones, en murales, en barrios y urbanizaciones, en camisas y franelas Su cara, su barba, sus ojos llenos de luz, nos hace sentir el orgullo de ser llamados hombres. Un día vendrá en el cual todos los jóvenes del mundo, querrán ser como él, empero no como imitadores de su figura, sino como apasionados de su humanismo, de su carácter, de su valentía, que lo llevó a morir en la quebrada del Yuro donde su vida se fue apagando, pero se hizo inmortal y el mundo lo sigue amando…

aenpelota@gmail.com


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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