Tres Alcaldes y un destino

Juan Barreto, Leopoldo López y Enrique Capriles R

Seguramente que alguien de la oposición que ose leer esta nota dirá: ¡claro él le jala bola a Juan Barreto porque es del gobierno! Pero no es así. A mí jamás me ha gustado eso. Le cuento que cuando me la daba de guerrillero “enconchado” la única diversión que teníamos era un juego de bolas criollas y yo a eso no le paraba. Es decir, las bolas no son mi fuerte. Menos sí hay que halarla: esas bichas pesan mucho. Además que a Juan tampoco le placen los cuchufletos sumisos y chupamedias, como debe ser.

La verdad es la siguiente, aunque por ahí digan que las comparaciones son ridículas. Juan Barreto es un señor Alcalde mientras que los dos restantes son, inequívocamente, dos razones para buscar esas comparaciones. Y lo son porque al hombre se le descubre en su verbo, en su sencillez, en su cultura, cual es su posición en la vida, sobre todo en el aspecto social que incluye a toda una nación. Leamos: mientras Juan Barreto anda proponiendo soluciones para Caracas, trabajando de sol, a sol, enfrentado centenares de problemas dejado por quien lo antecedió, enfrentándose a la mediocridad de algunos, que se imaginan que la ALCALDÍA es una caja de donde debe salir el dinero apretando una tecla, vituperado hasta por quienes se han colocado una boina roja, cobran, tienen todas las facultades de los verdaderos revolucionarios y joden, joden, joden, los otros dos al parecer son el dúo ,Batman y Robín, que sólo se dedican a esperar a que el mayordomo les indique cuando deben bajar por el tubo al batimóvil.

Juan Barreto es revolución y eso se lleva en el corazón para morir por ella y no en la boca para vivir de ella, según nuestro inolvidable Ernesto Guevara de la Serna, Che. Los invito a que lean sus propuestas, sus pensamientos, sus ideas para que todos vivamos mejor y no caigan en la mediocridad de la crítica por fuera, obviando lo que bulle en su mente. En sus pensamientos podemos distinguir sin que seamos PhD en un carajo, la profunda fe que tiene Juan en la patria, guiada por el pueblo a la cima de los sueños. En sus escritos descubrimos el Alfa y el Omega de sus cavilaciones, de sus anhelos, de sus ilimitados recursos humanos, que lo llevan inexorablemente a la admiración de un pueblo, como el caraqueño que no se deja seducir por la mentira y la demagogia. Mientras Juan Barreto cumple a cabalidad con el propósito de un mundo mejor para los caraqueños, Leopoldo López y Enrique Capriles permanecen el un sueño eterno, a la espera del príncipe que los saque de los mismos con un beso mágico.

Ese príncipe no es otro que la inmadurez política. Ellos, López y Capriles, son Alcaldes de sitios, donde no bulle la intranquilidad del centro, la penuria de los centenares de barrios caraqueños, la intranquilidad de los buhoneros, el quejido de quienes desean una casa e invaden propiedades alegremente, la furia de tantas noches al amparo del dolor y la sequía. Ellos son núcleos de la mole donde pernocta el dinero, el lujo, la tranquilidad con miles de panes edulcorados con billetes y goces Mientras .Juan Barreto se dedica al trabajo social, a la labor humanitaria, al compromiso ineludible con el pueblo, Leopoldo López y Enrique Capriles, otean por el cielo de la patria, buscando alguna ranura para colocar sus iras, que luego caerán como rayos sobre la esperanza. Esto no es un invento de quien escribe: es tan real como que no llueve hacia arriba.

Leopoldo López es experto en ello, tiene pedigrí de desestabilizador y no pasa un día en su alocada vida en que no esté fabricando maldades contra la patria, que en su mayoría votó, vota y seguirá votando por el humanista Chávez, porque el pueblo es sabio. Capriles Radonsky jamás podrá quitarse de la frente el logo de invasor de embajada, que consiguió en el 2002, porque no hay nada más terrible para un político que prestarse al juego contra la mayoría. Usted juzgue objetivamente y lea los planteamientos escritos de Juan, estoy seguro, que encontrará razones evidentes para estar de acuerdo con este servidor. Sí jalar bola es entregarse con toda el alma a los más nobles propósitos de nuestros guías políticos, entonces usted colóqueme el título que desee.

aenpelota@gmail.com


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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