Para aquellos compatriotas opositores que para leer los escenarios políticos de nuestros días, ahora transitan en un mundo de buscar señales en las redes sociales, adivinar el futuro próximo tras mirar un estado de "WhatsApp" que indica la temperatura de la capital o examinan en profundidad, el mensaje oculto tras las extraordinaria frase de "se me cayó mi carterita azul", debemos aclararles que lamentablemente están leyendo el libro al revés. Suena casi risible o digno de un chiste popular, pero hasta allí llega la disociación de ciertas masas, que tras ser nuevamente engañadas y burladas en su buena fe, por los mismos políticos pillos de siempre, entran en depresión, aislamiento, rabia y empiezan a buscar signos esotéricos o la presencia de un súper complot que parece sacado de un filme taquillero de suspenso e intriga.
Pero la política no siempre requiere tanto esfuerzo para comprender los próximos acontecimientos y por el contrario, hay muchos elementos que si indican y pueden orientar, correctamente, sobre los escenarios más posibles. Ahora bien, si usted prefiere ignorar lo más lógico y envuelve los acontecimientos o protagonistas en un mar de fenómenos místicos, espirituales o mágicos, ya crea el caldo de cultivo para facilitar que le ocurran engaños o mentiras. Y es que usted ha puesto su creencia en la esfera sobrenatural, no en lo humano. Lo más patético puede ser que en paralelo a esa actitud, usted esté convencido de ser un individuo "preparado", "estudiado", "civilizado", "superior" a las masas de borregos pobres que requieren de ayuda gubernamental" o aquellos seres, que "no tienen donde caerse muertos". Ambas posturas lo predisponen para ser víctima de un prestidigitador político venezolano, un "vendedor de humo" cualquiera o un simple "estafador de ingenuos presumidos".
La historia muestra repetidamente que esos liderazgos falsos o equivocados no son nada nuevos y numerosas veces han conducido a pueblos enteros para que se líen en guerras, cruzadas y conflictos que terminan trágicamente. Entonces, un verdadero "ciudadano pensante" de este tercer milenio, por así catalogarlo, debería elevar sus niveles de escepticismo ante una propuesta política que a primeras luces parece no viable. Y mucho más, si quien la hace ha participado en engaños previos. Más aún, si el actor o la actriz principal de esa extraordinario panorama le presenta la pugna política como una "lucha del bien contra el mal", un enfrentamiento entre Dios y la oscuridad, eso es más que una señal verdadera para que cualquier individuo verdaderamente racional, ponga en duda el resto del discurso que le pretenden vender.
No se necesitan más señales para saber que habría que dudar de ese cuento. Ahora bien, si además de todo eso, a cada consulta que usted hace frente a un panorama de obstáculos y dificultades se le responde con "no puedo revelar la estrategia por razones de seguridad", "tenga fe" o "piense positivamente y crea que eso va a ocurrir, ya que ciertamente ocurrirá", está más que claro que hay una posibilidad real de estar frente a un engaño o trampa. Así que aquí habría que pensar en, ¿cómo puede un individuo desestimar tantos elementos que le deberían servir de alerta o precaución?. La respuesta no es fácil, pero el desespero, la necesidad de creer en algo o alguien y la negación de la realidad son algunas posibles explicaciones de tan triste condición.
Por otro lado, si una masa considerable de ciudadanos cae en esa estafa, el asunto resulta aún más delicado y podría requerir atención especial. Y es que no es igual que usted sea víctima de un estafador que aplica el "paquete chileno", "le clona el WhastApp" o le estafa con una mercancía o dinero, que miles de ciudadanos caigan en la trampa y un país detenga su actividad "normal", por una fantasía que hasta un niño podía haber reconocido con antelación. Aquí el rol de los grandes medios de comunicación y su desvío intencional, para hacer propaganda y no presentar información seria es relevante. Añada a ello la avalancha de desinformación, confusión y falsedades que le llegan a diario por las redes sociales y usted debería admitir, que nada de eso es nuevo en este mundo y en especial en Venezuela.
¿No fue capaz de reconocer la campaña de intriga y suspenso que por meses le aplicaron un conglomerado de medios como "La Patilla", "Armando Info", "Caraota Digital" para mantenerlo atento a las declaraciones vacías, repetitivas y fantasiosas de María Corina Machado y Edmundo González?. ¿Tampoco advirtió lo absurdo e infantil de un escape cobarde de Edmundo González Urrutia, trastocado en asilo político del 2024, para después comprar la idea de una vuelta en Enero 2025 del ahora campeón de la guerras -transformado por causa mágica- que venía a hacerse por la fuerza de lo que él decía que era suyo?. Peor aún, ¿no reconoció la mentira mayúscula del día 9 de Enero sobre un secuestro, sin petición de pago y casi inmediata y sobrenatural liberación, de la supuesta "dama de hierro" que en el intermedio grabó un vídeo en actitud apagada, dócil, complaciente y sin reclamo o resistencia alguna, frente a frente con sus secuestradores recontra malvados y pérfidos, que minutos antes tirotearon a su chófer?.
Si usted es un adulto y todo esto le ocurrió, debería hacerse una revisión propia sobre su defensa ante mentirosos y tramposos, al igual que considerar los entornos en que confía. Tiene niveles de ingenuidad extraordinarios que asemejan a los de un niño. Y es que si a esta altura del juego, tras 26 años de experiencia, usted sigue cayendo en mentiras y fantasías como si fuera un ingenuo o recién llegado a este planeta, entonces debería reconocer su debilidad y propensión a ser víctima de cuentos y estafas. Suena decepcionante y hasta triste, pero parte de la responsabilidad de nuevamente haber sido víctima la tiene usted. Y por ello le pasa una y otra vez. Tampoco es grato escribirle que por doloroso que le resulte, si no hace un cambio radical, es bastante posible que siga siendo engañado. ¿Va a seguir creyendo en los mismos medios con los que se informa? Entonces es muy posible que le justifiquen la debacle, que lo "mareen" con explicaciones enredadas y termine justificando a quienes se burlan una y otra vez de usted.
Esperamos que no sea de lo que aún no identifican cuando les mienten y andan desesperados buscando explicaciones sobrenaturales y señales escondidas, que les permitan seguir apoyando al liderazgo de los mismos pillos de siempre. Aquí solamente nos queda recordar aquel proverbio de varias culturas, que parece provenir del filósofo turco Anaxágoras que dice más o menos: "Si me engañas una vez, vergüenza sobre ti. Si me engañas dos veces, vergüenza sobre mí."