El mundo que se desvanece ante nuestros ojos fue envuelto en un velo misterioso para no ser visto por los profanos, solo aquellos con ojos para ver, verán. Así los acontecimientos que se encuentran sucediendo, solo unos poquísimos escogidos tendrán la dicha de captarlo en su verdadera y justa dimensión. La plebe de esa intelectualidad taciturna suspirará de sus narices desconcierto.
Una casta apartada en el culto a lo mistérico, navega sobre una barca en el vasto océano, imperturbable, no obstante el oleaje ni mucho menos las amenazas de tormentas, mas es esta la más enceguecida en su propia vanagloria de posesión de una sabiduría que muy lejos de iluminar lo que ha hecho es oscurecer. Por ese camino tumultuoso andan a expensas del sin sentido, con la proa puesta en un rumbo desconocido para los incautos que se han erigidos en sabios.
Hay signos que son verdaderas señales, mas como ya lo he dicho anteriormente pasan desapercibidos a las mayorías en oscurantismos, e igual les sucede a sus presas, no existe algo más oscurecedor que una brillante luz que nos ciega. Por eso les resulta desconcertante el fenómeno Donald Trump, ante la incertidumbre se enloquecen, y no hay peor ciego que aquel que se niega a ver, están tan ciegos en sus propias fabulas que se la han creído, sus ojos ven la ilusión mientras el trazo dejado por la verdad van desdibujando su falsa realidad.
En medio de la estupefacción en la que se encuentran solo tienen ojos para ver magnicidios, así he visto a dos de sus más influyentes sabios exponerlo, uno de manera directa (Julito Hazim), el otro con estilo moderado y camaleónico (Vincho Castillo). Los ha traicionado ese inconsciente mistérico, donde se baten soluciones desesperadas y como tales violentas, ¿será por esta razón la decisión del cambio de lugar para la toma de posesión del presidente Trump?
Siguiendo en esa misma línea, su estado paranoico los pone en evidencia, no logran exponer concienzudamente las razones profundas que expliquen el hecho histórico de Trump, muy a pesar de exhibir tantas dotes de analistas y teóricos de referencias. ¿Serán conscientes de su destino crepuscular? ¿Y ante lo inminente solo les queda el magnicidio?
Y aquí sale tras el telón el zar de Rusia Vladimir Vladimirovich Putin, que los miopes del "nuevo viejo orden mundial" ante la nublazón que abate su entendimiento, no fueron advertidos y ahora los tiene sujetos como si les hubiese colocado una camisa de fuerza irrompible bajo la anestesia de sus propias orgias, desmedros conductuales, abominaciones y falsedades. Para que alcancen a discernir aquí les va esto: Trump sin Putin no podría existir ni sobreviviría, la gran familia que le rodea bajo el liderazgo del zar de Rusia lo convierte en un líder inexpugnable.
Les extiendo las siguientes interrogantes a los eruditos del establecimiento dominicano: ¿Tras el triunfo de Trump donde están el clan de los Clinton, los Obama, los Bush y demás yerbas aromáticas? ¿En qué sitial se encuentran los títeres de la Unión Europea? ¿Y qué de Zelenski? ¿Y tendrá futuro Trudeau? ¿Y qué decir de la industria hollywoodense y la musical? Solo estas para no hacerlas interminables.
Lo que estamos viviendo es el verdadero alumbramiento de un Mundo Nuevo, sin malignas agendas asesinas, alimentos envenenados, cielos tóxicos, empresas mineras escocidas; sin más tráfico y sacrificios de niños, ni perverso comercio de tráfico humano, entre otros perversos males.
Y todos esos males anteriormente mencionados contando con la complicidad y participación activa del establecimiento dominicano ya inexistente. El zar de Rusia Vladimir Putin es una realidad en Dominicana a pesar del odio abyecto del político Humberto Salazar y otros tantos, ha llegado a nuestro territorio cual el mesías Ciro, para resarcir a los buenos y verdaderos dominicanos: "Y extranjeros edificaran tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira te castigue, más en mi buena voluntad tendré de ti misericordia", Isaías 60, 10.
Y será revelada la grandeza de la patria elevada, triunfará sobre el príncipe de las tinieblas del presente siglo, los sellos abiertos desatará la ira decretada y saben que la escritura no puede ser quebrantada (Juan 10, 35).