La Colombia ensangrentada

"Vengo de un país de belleza ensangrentada".Petro en la ONU

"Vengo de uno de los tres países más bellos de la Tierra", señaló Petro al comenzar su discurso.

Colombia es el segundo país más biodiverso del mundo y el primero si se mide en relación con el tamaño de su territorio. El país tiene acceso a dos océanos, tres cordilleras montañosas, cientos de páramos y una importante porción de la Amazonía.

"Allí hay una explosión de vida. Miles de especies multicolores en los mares, en los cielos, en las tierras. Vengo de la tierra de las mariposas amarillas y de la magia. Allí en las montañas y valles de todos los verdes, no solo bajan las aguas abundantes, bajan también los torrentes de la sangre".

"Vengo de un país de belleza ensangrentada", dijo Petro.

En efecto, Colombia ha sido el escenario de uno de los conflictos armados más largos y complejos del mundo, que generó uno de los desplazamientos internos más grandes que haya visto la humanidad, con ocho millones de personas afectadas.

La condición de país privilegiado al tiempo que condenado fue el eje del discurso de Petro en la ONU.

La defensa de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático son puntos centrales de la agenda de gobierno de Petro.

"Mi país no les interesa sino para arrojarle venenos a sus selvas, llevarse a sus hombres a la cárcel y arrojar a sus mujeres a la exclusión"

Dicho lo anterior, Petro culpó a las políticas económicas de países desarrollados por la devastación de la selva amazónica, considerada el pulmón del mundo ante la amenaza del calentamiento global.

"La selva se quema, señores, mientras ustedes hacen la guerra y juegan con ella. La selva, el pilar climático del mundo, desaparece con toda su vida. La gran esponja que absorbe el CO2 planetario se evapora", dijo Petro.

Un promedio de 1,5% del territorio protegido de Colombia se ha deforestado cada año durante la última década debido a la falta de controles de empresas de ganadería extensiva y palma africana.

Petro asegura que el Estado colombiano poco puede hacer al respecto sin un consenso internacional para detener estas economías extractivas. Además, acusa a la élite política tradicional colombiana de obrar en consonancia de los países desarrollados que supuestamente ven la biodiversidad como un obstáculo para el desarrollo.

"La selva salvadora es vista en mi país como el enemigo a derrotar, como la maleza a extinguir. El espacio de la coca y de los campesinos que la cultivan, porque no tienen nada más que cultivar, es demonizado".

La hoja de coca, originaria de los Andes amazónicos, es considerada una planta ancestral para cientos de comunidades y su explotación medicinal está en crecimiento.

"¿Qué es más venenoso para la humanidad: la cocaína, el carbón o el petróleo? El dictamen del poder ha ordenado que la cocaína es el veneno y debe ser perseguida, así ella solo cause mínimas muertes por sobredosis. En cambio, el carbón y el petróleo deben ser protegidos, así su uso pueda extinguir a toda la humanidad", aseguró Petro.

"Les demandó acabar con la irracional guerra contra las drogas"

Todo esto concluyó en una férrea demanda de Petro por acabar con la llamada guerra contra las drogas, impulsada por el gobierno de Estados Unidos desde 1971.

"Yo les demando desde aquí, desde mi Latinoamérica herida, acabar con la irracional guerra contra las drogas", solicitó Petro, quien desde su discurso de inauguración como presidente en agosto hizo un llamado a abordar el problema de drogas como uno de salud pública en lugar de seguridad y defensa.

"Disminuir el consumo de drogas no necesita de guerras, necesita que todos construyamos una mejor sociedad: una sociedad más solidaria, más afectuosa, donde la intensidad de la vida salve de las adicciones y de las nuevas esclavitudes".

"¿Quieren menos drogas?", se preguntó el mandatario. "Piensen en menos ganancias y en más amores. Piensen en un ejercicio racional del poder".

Y a partir de eso, el presidente colombiano pronunció quizá la acusación más dura de su discurso: "Nosotros les servimos para excusar los vacíos y las soledades de su propia sociedad que la llevan a vivir en medio de las burbujas de las drogas. Les ocultamos sus problemas que se niegan a reformar".

"Mejor es declararle la guerra a la selva, a sus plantas, a sus gentes", sentenció con ironía.

 



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Antonio J. Rodríguez L.


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