Crónicas cotidianas

La catira está en el medio

Maritza tiene tanta serenidad para contar su vida a alguien que en realidad no se lo ha pedido. Creo que habla más bien haciendo un balance de lo que ha hecho y de las consecuencias que afronta con una naturalidad pasmosa. "Es que yo me enamoré de él, de Antonio, y nació el niño verdad. Después nos dejamos y yo no quise más nada con él, entonces se fue de la casa. Al tiempo, una vez fui a un CDI que está por la avenida La Feria y allí conocí a un boxeador cubano. Y él me empezó a enamorar, hasta que nos empatamos y nos fuimos a vivir juntos, y como a los seis meses, salí embarazada de mi catira bella que acaba de cumplir diez años".

Pela por su celular y me muestra la foto de los tres niños, y me llama mucho la atención, pues la niña catira bella como ella le dice, está entre dos varones, uno mayor y uno menor que ella. Lo curioso es que esos niños, era como dos goticas de agua. De allí surge la pregunta: "Pero no entiendo porque esos niños son idénticos, si uno es mayor y otro menor que la niña rubia", le digo como pidiendo una explicación. Ella sonríe y ordena la narración. "Bueno es que me fui a vivir con el cubano, pero el tipo era boxeador y celópata y me pegaba duro. Y yo le respondía, no vayas a creer. Nos dábamos los dos".

Pero eso es una locura. No entiendo cómo después que un tipo te golpea, puedes acostarte con él. Le comento como esperando una explicación.

Es que yo lo quería mucho. Él es muy bueno, pero no me podía ver hablando con nadie porque de una vez se ponía como un animal, y en el reclamo me pegaba y yo le devolvía los coñazos. Así que nos dábamos los dos.

Amiga, pero eso no puede ser una relación normal

Mi mamá me dijo eso. Pero es que él se aparecía a los dos días y me pedía perdón, y entonces me decía que me amaba mucho y que no quería que yo lo fuera a dejar, que lo perdonara, y yo volvía a caer. Yo hablaba siempre con el papá del niño, con Antonio y él me decía que eso no estaba bien, que no permitiera eso, hasta que un día el tipo me dio una golpiza y me partió un ojo y me partió los labios, entonces lo denuncié a la policía. Lo metieron preso, pero como era boxeador cubano, lo soltaron. Pero yo lo abandoné. Le saqué toda su ropa y lo boté pa´la calle. Así me quedé un tiempo sola. Con mis dos chamos vivía en casa de mi mamá, no quería saber de hombres. Pero Antonio, el papá del niño, iba siempre y llevaba mercado, hablaba conmigo, tomábamos café, estaba pendiente de los niños y de mí, cualquier cosa que yo necesitaba, él me ayudaba. Un Día del Padre, lo invité a comer conmigo y con los niños. Estuvimos en la casa, hablamos, nos reímos, compartimos, mi mamá hizo una torta y comimos. Entonces él cuando se estaba yendo me dijo que volviéramos, que se encargaba de la catira, que viviéramos como una familia. Ya había pasado ocho meses desde que me dejé del boxeador cubano. Esa noche casi no dormí, pensando, y decidí que sí que volviéramos. Empezamos a vivir juntos y como al año volví a salir embarazada, justo cuando habíamos planeado que me ligaría.

Y por qué no abortaste

No. Yo no hago eso. No estoy de acuerdo con eso. Dios quiso que yo saliera embarazada. Si Dios me mandó una barriga, aguanto mi barriga. Antonio me dijo que él hacia lo que yo decidiera y yo decidí tenerlo. Apretao, sin que la plata alcanzara, pero esa barriga creció y el muchacho nació que es ese moreno bello que ves en la foto. Ya tiene ocho años. Antonio quiso que nos casáramos y él asumió a la catira. Su papá ahora vive en Cuba, pero a veces viene. Nunca le trae nada. Y ella no lo quiere. Ella ama a Antonio y habla con él, sale con él y sus hermanos. Antonio la cuida y la defiende mucho, es su protector. Por eso es que tú ves en la foto a dos niños igualitos y la catira en el medio.



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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