Llama la atención no sólo que exista quien venda esta basura, sino que la misma tenga clientes. Pero mucho más sospechoso es que estas fotos no vienen de una cámara de teléfono celular, video-aficionado y cualquier otra especie de las muchas que abundan en el país. No señores, las fotos, podemos jurarlo, son las que toman los cuerpos policiales o los encargados de numerar (porque se ven claritos los números de los muertos); identificar y recoger este desastre cuyo apellido fundamental es POBRE.
No se pasean estos zamuros (porque sólo ellos tuvieron acceso al sitio de la carnicería) por el dolor de las madres de ver doblemente asesinados a muchachos que apenas alcanzan la mayoría de edad; poco les importa que queden al descubierto vísceras y troncos sin cabeza. Parece que mientras más sangrienta la imagen más alta su cotización en el mercado.
Y desde esta única tribuna que tenemos nos preguntamos, qué están haciendo los organismos encargados, no sólo de las cárceles, sino de los Derechos Humanos, para que las cárceles dejen de ser cementerios, semilleros de resentimientos, mares de ocio-odio y de sangre, pero también el último filón de estos zamuros aspirantes a directores de cine que hacen del dolor ajeno su fuente de riquezas.
Señores de la Dirección de Prisiones, ¿se ha abierto una investigación para saber de dónde salieron las imágenes que nos están ofreciendo en la calle como el último best sellers? ¿se están discutiendo y aplicando medidas para que algún día las cárceles del país dejen de ser los depósitos de pobres que siempre han sido? ¿Cuándo veremos que las cárceles se convertirán de verdad en centros de reeducación y en albergues no sólo para los pobres sino de quienes delinquen a diario robándose los dineros de la Nación?
¿Existe de verdad una diferencia entre el vulgar choro y el corrupto? ¿Podrían explicarla a los miles de venezolanos que seguimos esperando a una Patria libre de Corrupción?
Ustedes tienen la palabra. A las madres, hijos, esposas de los doble, triplemente asesinados en las Uribanas de este país les pedimos perdón por permitir que la desidia, la ignorancia y la indiferencia nos conviertan en cómplices de estas matanzas sin fin.