Crónicas cotidianas

Estamos como mudos

"Ese amor fue como el de Romeo Julieta. Era amor de verdad. Desde que se empataron cuando ambos tenían 15 años. Tenían una especie de veneración de uno por el otro. Eso es increíble hoy día. Mi mamá estaba quisquillosa con el chamo, pero yo le hice entender que eso era mejor a que Eliana estuviera brincando de un novio a otro a cada rato. Pero el chamo era de lo más bueno y Eliana andaba siempre como en las nubes", me cuenta Emma, hermana mayor de Eliana, quien en el fondo confiesa tener celos por su hermana y por esa relación que, narra con sentimiento, ella siempre quiso tener. "Yo me conseguí dos tipos que jamás tuvieron un poquito de dulzura conmigo. Viví con uno que era un animal, pero me montó un muchacho. Como al año me empaté con el otro y me montó una muchacha. Ese era peor, me cogía, pero no hacía un carajo, hasta que lo boté pa´l coño".

Los dos chamos estudiaban en el mismo liceo y vivían cerca, y, según Emma, ya a las seis de la mañana se estaban comunicando. Estaban juntos en el liceo y sus amigos festejaban aquella relación. Una profesora dijo que esa relación era "Cosa de Dios" dijo una profesora. Otra se atrevió a decir que era como la reencarnación de Cleopatra y Marco Antonio. Estaban terminando el quinto año y habían decidido que se irían a Carora, porque sus familias no tenían recursos para que continuaran sus estudios universitarios, pero Emma había hablado con un tío que tenía un pequeño ganado y hacia quesos en Carora. "Ellos querían estudiar ingeniería de alimentos porque a los dos les gustaba. Así que llamé a mi tío, y conversamos como de dos horas. El tuvo una hija, pero se le murió de un cáncer fulminante y quería mucho a Eliana. Vivía solo con mi tía. Yo le planteé el problema. Él puso varias reglas y dijo que los iba a ayudar, a que vivieran en su casa, alimentarlos, le compraría los materiales que necesitaran y les daba el pasaje. Así se los dije y ellos aceptaron".

Recién graduados, se fueron a Carora y se establecieron en la casa del tío de Eliana. De manera espontánea, se pusieron a trabajar en la quesera del tío. Trabajaban mucho y bien, por lo que, a las dos semanas, el tío les daba un estímulo, algo de dinero para que se compraran sus cosas. Cuando llegaron, dormían en cuartos separados. A las tres semanas de estar allí, les pidieron permiso a los tíos para dormir juntos en el cuarto. La tía les dijo que no podían hacerlo si no estaban casados, que, si querían vivir juntos en el cuarto, debían casarse. "Muchacho, se aparecieron en Valencia a buscar los papeles y le dijeron a mamá que se iban a casar para vivir juntos. Se fueron de regreso y una semana después estaban casados. Mi tío hasta le hizo una reunión pequeña, compró la caña, mató un cochino, hicieron sopa de gallina y bailamos. Fue más de lo que me hicieron a mi que nunca me hicieron un coño. Mi tía le regaló un vestido a Eliana y se puso linda. José se puso una chaqueta, sin usar corbata, pero estaba elegante. En verdad, se veían tan contentos los dos, que no lo podía creer. Mi mamá estaba feliz. Estuvimos por allá cuatro días. Les regalaron una platica, pero no lo quisieron gastar, sino guardarlo para la universidad y las cosas que necesitaran. Regresaron de inmediato al trabajo".

Comenzaron a estudiar en la universidad Yacambú, en Barquisimeto. Con los ahorros se compraron una laptop. Hasta modernizaron la finca porque consiguieron teléfono e internet.

"Muchacho, sacaron el primer semestre en un tiro. Fueron las mejores notas del curso. Estaban felices. Eliana me llamó tan contenta, habló con mi mamá. Acordaron hacer una reunión en casa de una de las muchachas, que vivía en Barquisimeto. En fin, durante la fiesta se les acabo la caña y fueron a comprar con uno de los chamos que tenía el carro del papá. Ellos no saben qué pasó, los que bebieron esa vaina se enfermaron casi de inmediato. Los llevaron al hospital a seis de ellos. José murió como tres horas después y Eliana al otro día. Todavía el CICPC investiga qué carajo tenía esa bebida que estaba adulterada. Incluso, el dueño de la licorería estuvo presos como un año. Pero no sé en qué paró. Solo sé que perdí a mi hermanita. Mi tío se vino con los cuerpos y los llevamos al cementerio de Valencia donde los enterramos. En mi casa estamos como mudos. Nos parece que estamos viviendo una mentira".



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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