Opsu, Tibisay Lucena y Pdte Maduro paguen las prestaciones sociales a los jubilados universitarios

Harto conocido es el adagio de que el peor esfuerzo es el que no se realiza, o no se hace. El Estado venezolano le ha hecho mucho daño a más de ocho mil compatriotas, connacionales, trabajadores y trabajadoras universitarios que como obreros, administrativos y docentes lo dio todo durante más de dos décadas y media para formar el preciado recurso humano de nuestra amada patria. Sin embargo, no sentimos humillados, discriminados, ignorados, olvidados y burlados en nuestros derechos salariales, de vida, de salud, de bienestar, de paz y de seguridad social, por cuanto carecemos de sueldos dignos y justos, no disponemos de seguros de HCM acordes a la realidad hiperinflacionaria del país, ni se cancelan desde 2014 los pasivos laborales ni las prestaciones sociales del sector universitario. En ese sentido, la Oficina de Planificación del Sector Universitario, OPSU, es un cascarón vacío que hace tributo a la impunidad, al descuido, a la indiferencia y a la burda ignominia institucional. ¿Acaso está incluido en el Presupuesto Ordinario del Estado para el año 2022, el pago de nuestras prestaciones sociales pendientes?

Pongo de ejemplo mi situación personal, que es similar a la de cualquier otro profesor jubilado de la Universidad de Oriente, de la Universidad de Los Andes, de la Universidad del Zulia, de la Universidad de Carabobo o de la misma Universidad Central de Venezuela, sólo para referir cinco de las más de 45 universidades públicas que claman y reclaman — por ley y acuerdos contractuales innegables— el pago de este merecido beneficio; sólo con el ánimo de mostrar un botón de esta penosa realidad.

Me jubilé el 12 de agosto de 2016. Han transcurrido cinco años y cinco meses percibiendo el sueldo de miseria que el Estado cancela quincenalmente, aderezado con una catajarria de bonos igualmente miserables, y no hay manera de que en la OPSU alguien dé la cara por nuestros pagos pendientes.

Ní Hugbel Roa, ni Geyson Guzmán, César Trómpiz ni el mismo Nicolás Maduro han tenido los bigotes y demás pelos bien puestos para decirnos: "Señores, no les pagaremos con Petrorinoco porque ya no existen, ni con Criptoactivos, ni con Petros ni con bolívares soberanos, pero ahora que tenemos el bolívar digital vamos a comenzar a pagarles lo suyo aunque sea de 20% en 20%, hasta cubrir la totalidad de la deuda".

Por lo demás, tampoco hay quien dé la cara para hacer los cálculos de esos montos en mora, pues las dos reconversiones a nuestra moneda nacional dejó en el más allá la referencia de aquellos sueldos que para 2012, poco antes de la muerte del Comandante Hugo Chávez, eran de poco más de mil dólares mensuales.

¿Cuánto gastó el Estado venezolano, en términos de millones de dólares, en esta última campaña electoral para elegir a gobernadores y alcaldes rojos rojitos para mantener tendida la alfombra roja y la gran vida burocrática de la revolución bolivariana?

¿Por qué si el Estado tiene para inyectarle al Banco Central 50 millones de euros, 50 millones de dólares y luego 70 millones de dólares más, so excusa de controlar el dólar negro, el dólar paralelo, no dispone de 150 millones de dólares para pagarnos nuestras prestaciones sociales y así tener unos mínimos recursos para mitigar la hambruna que nos mata día a día de la manera más inclemente?

¿Qué Presidente de la República serio y sensato, qué ministro o qué ministra puede tener el tupé de hablarnos a los profesores universitarios de desarrollo nacional, de Venezuela potencia, de auto sustentabilidad, de Estado soberano, de patria independiente y toda esa verborrea huera y hueca, si se desprecia y e ignora, se vulnera y humilla el preciado recurso humano de sus institucionales más fundamentales para el verdadero desarrollo humano y material del país: las universidades?

A otro perro con ese hueso.

Páguennos nuestros pasivos laborales. Páguennos nuestras prestaciones sociales. Esas chácharas vespertinas y esas alharacas por televisión, politiqueras, en cadena nacional, al mejor estilo de 1980-1990 y 1991-1998, resérvenselas, entre paredes, para el mundo ilusionista que ustedes viven dentro del Palacio de Miraflores; pero no se crean ustedes que nosotros somos unos pobres pendejos como nos quieren hacer creer que lo somos. "Ya basta, carajo", diría Chávez con su portentosa voz. "Ya basta, Carajo". Páguen las deudas salariales. El Estado puede hacerlo. Sean serios. Sean responsables. Sean venezolanos. Carajos.



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José Pérez

Profesor Universitario. Investigador, poeta y narrador. Licenciado en Letras. Doctor en Filología Hispánica. Columnista de opinión y articulista de prensa desde 1983. Autor de los libros Cosmovisión del somari, Pájaro de mar por tiera, Como ojo de pez, En canto de Guanipa, Páginas de abordo, Fombona rugido de tigre, entre otros. Galardonado en 14 certámenes literarios.

 elpoetajotape@gmail.com

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