Ocariz, el mal perdedor

Todo el país presenció indignado el más reciente show mediático de la extrema derecha, esta vez de la mano de una de sus principales estrellas, el enajenado y deschavetado Carlos Ocariz. Este triste personaje apareció, micrófono en mano, descargando su arrechera en contra de su rival de turno en la contienda interna opositora para elegir su candidato a la gobernación de Miranda. Su verbo lleno de odio y frustración representaban a la perfección las pataletas que acostumbra montar el sifrinaje criollo cuando no le cuajan sus obsesivas malcriadeces. Esta vez apareció un iracundo Ocariz, pateando la mesa y poniendo en riesgo la frágil y engañosa "Unidad" que súbitamente contagió a las ánimas en pena que aún pululan en las filas de la extrema derecha.

Todos saben que estos grupos neofascistas perdieron la senda que conduce por el camino democrático, político y electoral. Se han transfigurado en deformes esperpentos, más proclives a las salidas violentas, al golpismo y a las invasiones extranjeras, tratando de imponerse por la fuerza y no por los votos. Su ambición política no pasa por el bienestar del pueblo, ellos solo defienden sus intereses de clase, las lógicas neoliberales y conservadoras, subordinados a los libretos que les imponen sus amos del imperio norteamericano.

En el caso de Carlos Ocariz, hizo públicos los acuerdos "secretos" firmados en servilletas de seda con sus enardecidos rivales. Ventilando soezmente las disputas internas para presionar a los otros aspirantes que declinaran en su exclusivo favor. Pero David Uzcátegui no se dejó atropellar y devolvió el golpe de manera certera invitando a Ocariz a que renunciara a sus aspiraciones y se incorporara de inmediato a su comando de campaña. Un toma y dame.

Hay que destacar que Uzcátegui es otro intrascendente e inocuo personaje recién aparecido en la escena política, vestido de muñequito de torta (como Guaidó). Sin embargo, este candidato sí que cuenta con colosales recursos financieros, medios publicitarios y de mercadotecnia; así como el apoyo decidido de los alcaldes de derecha del Área Metropolitana. Uzcátegui le ha roncado en la cueva a la cúpula del G4, sublevándose insolentemente en sus propias narices.

Ocariz da pena ajena, parte con la pata coja y la derrota en la frente. El problema no es que en las encuestas o en unas supuestas primarias saque más o menos votos que Uzcátegui, es que los altísimos niveles de rechazo que su despreciable figura acumula, superan con creces los límites tolerables que un aspirante político requiere si desea salir victorioso en un proceso electoral.

El motivo de este rechazo es público y notorio. Todos los mirandinos (y más los habitantes de Petare) recordamos con repulsión su maléfica gestión al frente de la alcaldía del municipio Sucre. Con el chiste de haber ganado el premio al peor alcalde del universo, Ocariz mantuvo durante toda su gestión la Redoma de Petare y todas las calles de los barrios y urbanizaciones colmadas de montañas de basura, incapaz de organizar un servicio de aseo urbano eficiente y oportuno; bajo su mando, la policía municipal de Sucre quedó totalmente pauperizada y destruida (sin pie de fuerza y sin vehículos operativos), dejando a los petareños a total merced de la delincuencia. Esto por solo nombrar dos de sus competencias legales que jamás pudo cumplir.

Además de su mala gestión, el pueblo mirandino recuerda claramente que Ocariz se dedicó exclusivamente a trabajar en el apoyo logístico y financiero (vía nóminas de Fundasucre, por ejemplo) a las guarimbas y a la violencia fascista que patrocinó su partido Primero Justicia en las principales ciudades del país. Acciones criminales (asesinatos, quema de bienes públicos, etc.) que eran dirigidas por sus más cercanos colaboradores y que aún se encuentran impunes. El cumplimiento de esta agenda golpista (la salida violenta) lo llevó a abandonar completamente el municipio.

Otro grave elemento en su contra, es que los más recalcitrantes partidarios de la extrema derecha lo señalan y acusan a rabiar de haber entregado a prófugos golpistas ante las autoridades competentes. Mayor afrenta imposible de tolerar.

La etiqueta de nefasto en la gestión pública, infausto en la acción política y traidor a la causa de la derecha extrema no se la ha podido quitar el aspirante a candidato de la frente. Es su marca personal, y evidentemente será un pesado bulto en su contra, va con plomo en el ala. Por eso se opuso a contarse en elecciones primarias y ahora reniega de las encuestas, lo que evidencia lo mal perdedor, patán, infame y mediocre que es este triste personaje. En Miranda no lo queremos.

Pero alerta, las maniobras a lo interno de la cúpula opositora no se detienen. Ya está más que demostrado el bajo talante y la falta de escrúpulos de Ocariz y los personajes que dirigen la MUD. Ahora pretenden imponer nuevas "encuestas auditables" para definir al candidato opositor. Todo a la medida de Ocariz. El partido que se niegue a este proceso (Fuerza Vecinal, para más señas), no podrá utilizar para sus otros candidatos la tarjeta de la MUD. En vez de alianza perfecta, se asoma una especie de mecanismo de extorsión en contra de quien se subleve a las directrices del G4. Una vergonzosa zancadilla en medio de las disputas opositoras.

 



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Richard Canán

Sociólogo.

 @richardcanan

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