Parece un juramento sagrado eso de no ponernos de acuerdo

De La Teoría y La Práctica

Martes, 22 de junio de 2021. Míralos como juegan parecen argentinos en un final mundial de football, que va juegan como alemanes, y hasta se parecen a los italianos.

Dos padres desde las gradas observan a sus muchachos jugar, comentan las jugadas y como casi todos los seres humanos, por no decir todos, hacen uso prácticamente automático de categorías generales de caracterización de lo que observan, del otro, de estereotipos y categorías que conocemos con el nombre de prejuicios.

En este caso de una forma casi inocente, pero dicha práctica de acción no siempre es así.

Se trata el prejuicio de la idea anticipada, generalmente negativa, que tenemos de una persona aún sin conocerla, por pertenecer a determinado grupo cuyo comportamiento tenemos estereotipado como negativo, casi antisocial, indeseable.

Nacen estos prejuicios con nosotros y nos acompañan toda la vida, dependiendo de el sitio donde crezcamos, del ambiente familiar y de la cultura que nos circunda, muchas veces sin que los notemos, se trata de ese conjunto de ideas y juicios de valor preelaborados que tenemos de la vida y por supuesto de los otros seres que nos acompañan en esta corta, fantástica y breve pasantía que emprendemos el día que nacemos y que se acaba no sabemos cuando, pero por lo general es muy rápido.

Parece que fuesen los prejuicios consustanciales al humano, muy pocas personas carecen de ellos y quienes deciden abandonarlos, se tienen que enfrentar a una tarea nada fácil y a una montaña muy elevada, inclinada y escarpada, dura de escalar.

Otra tendencia natural, por así decirlo, que se nota en nosotros es la de la necesidad de agruparnos en distintos bandos, grupos o agrupaciones que manejan conceptos diferentes e históricamente opuestos, estereotipando descarnadamente a los otros, a los que no pertenecen a nuestro selecto grupo .

Una de esas categorías que afloran en la vida en comunidad y que en nuestro país, en nuestra querida Venezuela de principios del siglo XXI, podemos claramente observar, es la de los llamados Teóricos y la de Los Prácticos o Empíricos.

Durante muchos años ha existido una feroz polémica entre estos, por así decirlo, grupos de acción humana, los que se apoyan en teorías súper elaboradas, coherentes y avasalladoras en su consistencia interna y se guían por esas teorías para perfeccionar su accionar, los teóricos y el otro grupo, el de los seres prácticos o empíricos, que actúan casi por impulso, quienes prácticamente desprecian a las teorías y a los teóricos, a las primeras por considerarlas innecesarias y a los segundos por su vocación etérea que consideran banal y enemiga de las soluciones que se requieren, generalmente, sobre todo en nuestros países, especialmente en el área social con carácter de urgencia.

Unos y otros a pesar de que se necesitan, se miran con desconfianza, con recelo y hasta con un cierto menosprecio.

Parece que estuviesen cumpliendo un juramento sagrado en eso de no ponerse de acuerdo.

Hay una burlita que flota en el aire contra los teóricos y se usa el término, en muchas ocasiones, para insultar o minimizar las opiniones que estos emiten sobre determinado tema, sobre todo en lo relativo a lo social, a la economía y al acontecer político, que van a saber ellos de eso, ellos nunca han mandado, pura teoría y nada mas, ese lo que es, enfatizan, es un teórico, se sentencia con desprecio desde la fortaleza de un poder obtenido sin tanta teoría fastidiosa.

Generalmente quienes comulgan con esta posición no son muy dados al estudio, ni a la reflexión, leen muy poco o casi nada, tal vez algunos informes preparados por especialistas que si leen, estos seres habitan en sus castillos prácticos que han logrado armar con cierta picardía y un olfato innegable para capitalizar situaciones que la vida les ha ofrecido, eso si, sin mucha o casi ninguna teoría.

En privado y ocasionalmente en público se vanaglorian de no leer, de no necesitar de eso, todo lo que sé lo he aprendido de la vida, maestra vida camará.

Reflexionan en voz alta sobre sus ventajas comparativas con respecto a esos teóricos.

Esos los que son es una pila de fantasiosos, de teóricos, mucho libro, mucha computadora, mucho estudio, pero a la hora de la chiquita no se fajan, no suben cerro ni se llenan los zapatos de barro, pura teoría.

Lo mío es la acción, el movimiento, el buscar soluciones y resolver los problemas sin tanta teoría, sin tanta habladera de paja.

Que va, no me vengas con cuentos lo que pasa es que estás acostumbrado a esa ensalada de empíricos que solo actúan por andar resolviendo el día a día, como pueden, sin una dirección definida, empíricos nada mas, replican los teóricos.

En estos, en los teóricos, se observa un desprecio igual o mayor que en los otros, hay mucho estudio, mucho análisis, mucha meditación, reflexiones exactas, sesudas y muy elaboradas, estudio constante pero muchas veces empañados con la presencia de una pedantería intelectual que contamina el entendimiento y bloquea toda posibilidad de entablar un diálogo creativo y enriquecedor.

Esta polémica divide a las fuerzas de izquierda en todo el mundo y especialmente en Venezuela, por eso le recordamos una de las sentencias fundamentales de Lenin: no hay Práctica Revolucionaria sin Teoría Revolucionaria y viceversa.

La raíz de todo este asunto de los prejuicios que conseguimos en toda agrupación de humanos que conviven agrupados, juntos, aquí en Venezuela, está en la concepción general de muchos de los programas de nuestro sistema educativo, algunos muy teóricos, con alta influencia de la concepción francesa de la formación estudiantil, que hacen hincapié en los aspectos teóricos y que deben someterse a una revisión profunda y a su respectiva adaptación a los tiempos que vivimos.

Conseguimos por ejemplo, ingenieros mecánicos que saben muy bien como funciona un motor pero nunca le han metido la mano a uno, no se han ensuciado con grasa, trabajadores sociales que tienen un contacto mínimo con la realidad social que los circunda, médicos que en su formación básica no han tocado casi a sus pacientes y así en distintas carreras se repite el fenómeno, exceso de teoría con muy poca o nada de práctica.

El viejo Mao, fundador de la República Popular China, recomendaba una fórmula que puede ser eficaz si se le aplica apropiadamente, recomendaba el 50% de teoría y el 50% de práctica.

Hay que sembrar el amor por el estudio y respetar a las prácticas profesionales, al aprendizaje empírico y a los que aprenden con la experiencia, sobre todo haciendo hincapié en las prácticas concretas de los conocimientos adquiridos.

Debe difundirse entre los legos las bondades del Método Científico y los aportes que ha proporcionado a la humanidad.

Debemos orientarnos hacia prácticas basadas en teorías precisas, claras, que proporcionen la base de apoyo para una labor práctica fructífera y que crezcan y se desarrollen La Teoría y La Práctica en conjunto, no como rivales sino como socias imprescindibles.

Si seguimos empeñados en el mal hábito de batirnos continuamente con ofensas y entre insultos y en continuar desacreditándonos constantemente, veremos que el tiempo va transcurriendo y que no terminamos de ponernos de acuerdo en los asuntos esenciales que nos afectan, como no nos ponemos de acuerdo no generamos soluciones ni salidas y seguimos enredados.

Es difícil, pero tratemos de trabajar juntos, colaborando y sin mofarnos de los del otro bando.



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Luis Enrique Sánchez P.


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