S.O.S. Margariteño:

Con el destino de un país no se juega



Estoy leyendo y me resisto a creerlo. Desde los años 60 del siglo pasado hasta hoy he militado en la izquierda -JCPCV, MAS, MVR, PSUV- siempre bajo el inalterable propósito de servir a mi pueblo. Hasta donde he podido lo he hecho. En las más recientes elecciones a la Asamblea Nacional participé con las mismas expectativas: Vamos ahora a fortalecer los Consejos Comunales, las Comunas, las Ciudades Comunales y todas las organizaciones del poder popular. Veía con agrado y entusiasmo que esta temática se estaba posicionando en el país e iba a ser el asunto más dinámico de nuestra cotidianidad. Entonces empecé a leer y repasar contenidos sobre el ecosocialismo, pensamientos de Chávez (entre otros, aquel que decía, parafraseando a Mariátegui, que nuestro socialismo no podía ser calco ni copia sino creación heroica) y a diseñar un modelo teórico para la región insular. Gratísima impresión me causaba ver en televisión a los candidatos que yo había elegido para que dieran sus aportes intelectuales y profesionales a la implantación definitiva del poder popular.

De pronto, sentí un frenazo. Ahora, aquellas iniciativas de profundo contenido social comenzaron a ser suplantadas por otras, de diferente calidad, propósitos y objetivos: la consideración del proyecto de Ley de Zonas Económicas Especiales (ZEE) expulsó de todos los ámbitos a aquellas elaboraciones jurídicas que llamaban a la organización de nuestro pueblo para convocarnos, en su lugar, a unas jornadas para tratar temas que hasta ahora nos resultaban ajenos.

Yo me sentía muy cómodo hablando y trabajando sobre la construcción del poder popular… Ahora, ¡qué mal me siento cuando trato de abordar temas relacionados con el capital, las inversiones extranjeras, ecosistemas atractivos para empresas extranjeras, cadena de valor regional, tejido empresarial local, esquemas preferenciales de libre comercio y arancelarios… Sencillamente, porque si algunas veces lo abordé fue para tratarlo como el enemigo a derrotar por sus evidentes funciones anti-patria: conspiraciones, atentados, guarimbas, golpes de estado, asesinato de nuestros líderes destacados, incluso por su responsabilidad en la muerte prematura de nuestro Comandante Eterno, según sustentan algunos.

Y me estoy sintiendo mal porque ahora me dicen hasta los propios líderes del PSUV, que no. Ahora ese mismo capital, que definí como anti-nacional, se va a colocar a favor de los intereses de la revolución porque va a apoyarnos en las grandes tareas del desarrollo como nuestro aliado fundamental. Es decir, en esta propuesta, sin la participación destacada de Fedecámaras y del capital transnacional, no será posible instaurar nuestro socialismo bolivariano.

Yo también he cambiado: ¡qué mal me siento en este momento cuando los veo y los oigo rindiéndole pleitesía a nuestros enemigos históricos!



iegomezleon@gmail.com
Santa Ana del Norte, Isla de Margarita,
22 de mayo 2021.


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