Democracia: Elecciones y Participación

La democracia requiere libertades mínimas para garantizarle a las minorías el derecho de convencer a otros y transformarse en mayoría.

Para preservar el ejercicio democrático y no imponer la política por la fuerza es necesario buscar acuerdos, para que las dificultades puedan ser superadas y adecuadamente protegidas haciendo posible la vida del sistema democrático.

En democracia para su ejercicio pleno debe existir un sistema de mutuas garantías, siendo la mejor forma para la más poderosa de las sociedades: El Estado.

Con la palabra Democracia designamos en algún sentido "el supuesto gobierno del pueblo, de todo el pueblo", tomando en consideración que la democracia existe y protege todos los derechos de las personas que viven en un territorio determinado, en nuestro caso particular de la República Bolivariana de Venezuela.

Desde hace más de dos (2) décadas, en nuestro país existe una orientación política por parte de un sector minoritario de la extrema derecha opositora venezolana, dirigida a crear y establecer una estrategia de desconocimiento del ejercicio del voto dentro del proceso electoral venezolano, tratando de esta manera arrancarle ilegalmente de las manos de la mayorías populares la elección de los diputados a la A.N., gobernadores, alcaldes, diputados regionales, concejales y por supuesto la elección del presidente de la república mediante la política de la abstención electoral.

Democracia sin participación electoral, acuerdos y convenios políticos no es viable bajo ningún tipo de circunstancia política.

El ejercicio de la democracia demanda que la política se mida por sus resultados. En política los espacios se conquistan, no se ceden o entregan mediante o en ejercicio de políticas de carácter abstencionista. La abstención democrática no tiene sentido y carece de lógica, no conduce a la solución de ningún problema, por el contrario los agrava. Solo políticos extraviados con criterios fundamentalistas y anti-patrióticos se atreven a proponer la abstención como salida utilizando y proponiendo la "impostura abstencionista".

Un político fundamentalista es alguien que se basa siempre en certezas, sean estas científicas o ideológicas, alguien que tiene y maneja una concepción cerrada del mundo (ejemplo la extrema derecha de la oposición venezolana), una perspectiva única de la convivencia al que alienta un impulso apostólico orientado a difundir la "verdad" (su verdad) de la que es portador: un fundamentalista en sentido estricto no puede ser demócrata… Define en sí mismo una situación paradójica y contraria en sí misma.

En un país libre, la democracia no es una solución para nada, sino una condición para todo, algo que los espíritus autocráticos digieren mal -y que la oposición radical de la derecha venezolana no parece haber aprendido- convirtiendo en ideología lo que pertenece al universo del pensamiento y la reflexión. Los fundamentalistas democráticos pregonan un ideal único y sustancial de la propia democracia, una especie de democracia autentica (sin procesos electorales) pura e incorrupta (pero con muchos robos de las finanzas en el caso venezolano: CITGO, Monómeros, oro depositado en Inglaterra), modelo de perfección para cuantos quieran ser buenos ciudadanos y enfrentar a los corruptores del sistema, salteadores de caminos que se han adueñado en forma hegemónica y absoluta del poder, trastocando el mito posible del "gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo" por una mascarada al servicio de los privilegiados. El abstencionismo genera consecuencias perversas para la paz y convivencia de nuestro país entre las que destacaremos "que los pequeños líderes de la extrema derecha-política venezolana imitan en casi todas sus actividades conductas distorsionadas y las aumentan considerablemente, confundiendo el medio con el fin, apartándose de la convivencia y expandiendo en todo el sistema todos los vicios de una democracia conversa y arrogante con una escalada de odio muy peligrosa como una expresión de su errada política. La ultra oposición venezolana no tiene ya nada que ver con el triunfo de la razón, se ha alejado en forma peligrosa de los senderos de la práctica democrática y por supuesto del imperio de la ley. El dialogo, la tolerancia, la participación electoral no tienen cabida en los lineamientos de la política fundamentalista del odio y la abstención electoral.

Estos son los lineamientos de algunos de los partidos y movimientos políticos de signo autoritario, acompañados del respaldo de gobiernos dependientes con un espejismo no muy moderno llamado "abstención electoral". Se debe preservar la paz y la democracia que se reconoce en el dialogo, la tolerancia, la participación, el voto y reclama el imperio de la ley impidiendo así las guerras preventivas, los golpes de estado y ataques anticipatorios.



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