El momento

"¿No entiendo por qué estas así?", se preguntó ella y me dijo casi con resignación: "Tienes que aprovechar el momento". La escuche y solo pensé que llegaría el momento de escribir sobre esta visión de operar en el mundo, que ha contribuido a la sobrevivencia de muchos venezolanos y venezolanas.

Me explicó que la gente tiene que aprovechar su momento. No sé porque, pero comenzó a explicarme el tema, con el asunto de los cupos de los dólares. Decía con nostalgia que el mejor momento fue cuando daban hasta cinco mil dólares, luego la gente se fue enterando, aumentaron las restricciones, hasta que termino todo. Los que trabajaban en los bancos eran envidiados, por su estilo de vida, que algunos llaman "fashion": Carro nuevos, casas nuevas y equipadas, nada de que quejarse. A lo interno operaba toda una red que facilitaba las cosas.

Otro momento fue el de los escases de la comida. Ahora era el turno, de los que trabajaban en los supermercados. Todo el mundo buscaba un amigo que los hiciera pasar como familiar, de manera de evitar las largas colas, algunas sin un final feliz, lo que nos obligaba a terminar en el bachaquero especulador. Otra vez, una red de complicidad a todos los niveles en los supermercados, hizo que los empleados y empleadas se olvidaran de sus salarios. Esta vez los ingresos no daban para grandes cosas, pero sí para vivir sin los nervios que produce escases.

Me habló de otros momentos, como el del acceso a los puntos de ventas en las entidades bancarias, y siempre con la misma lógica, si te metes ganas un dinero fácil y sin muchas complicaciones. También me advirtió que hay que saber cuándo el momento se va a terminar, para saltar a tiempo, pues cuando terminan siempre hay gente que es penalizada, aunque eso se olvida, es mejor evitar pasar un trago amargo, después de tanta dulzura.

Ya tengo tiempo que no hablo con mi maestra del momento y ahora que veo el asunto de la gasolina, pienso que es el momento de los "bomberos". Son los que administran el negocio del acceso expreso a las estaciones de gasolina y los que administraban antes el contrabando. Me contaba un sorprendido amigo, que conoció de un caso, donde el bombero se llevaba a su casa, más de ochenta dólares diarios (¡Ochenta dólares! Me dijo casi gritando), luego de recompensar generosamente a la administración de la estación de servicio y los efectivos militares o policiales que la custodian. Mientras me contaba saque la cuenta, son al menos dos mil cuatrocientos dólares mensuales (por que no crean que libran un día). Son la nueva envidia, ahora son ellos los que no tienes escases en su casa o se pueden comprar un carro de un día para otro.

Siempre termina diciéndome, con resignación; así nunca vas a progresar, sino reconoces y aprovechas el momento. Aprovechar el momento requiere sacrificar parte de la carga ética que puede tener cualquier trabajador o trabajadora, significa que aunque sea por pequeñas conductas terminas corrompiéndote, pues es la única manera de sacar ventajas de una situación determinada.

Y eso me lleva a pensar si las personas que según ella, han aprovechado el momento, solo tienen ingresos o progresan, porque hoy veo a los que trabajan en los bancos, a los de los supermercados, están en la misma que yo.

Seguro que algunos aprovecharon y se capitalizaron, otros ahorraron para migrar, pero ¿se puede progresar sin una base ética o moral en una dirección que beneficie intereses colectivos?. Y he aquí el problema para incorporarnos en una visión alternativa a este estado de cosas, pues ¿Cómo persuadimos a quienes están usando la salida expresa, que el trabajo es una de las bases para el "buen vivir"?, que digamos es progresar en otros términos alternos a la lógica del capital.

Como esta conversación es recurrente, aunque nos vemos poco realmente; siempre me termina preguntando ¿Cuándo vas a aprovechar el momento?. En una oportunidad, un poco harto de siempre estar sin respuesta, le dije que este era mi momento de escribir y que realmente lo estaba disfrutando mucho. Me miro con una sonrisa burlona y me dijo, que los momentos eran para vivir. No logre convencerla es que escribir ayuda también a vivir, como lo hace leer.



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Jesús Alberto Rondón

Sociólogo. Se desempeña como Facilitador en el Inpsasel, ha sido electo Delegado de Prevención (2011-2013 y 2013-2015) y es Vice-Presidente del Consejo de Vigilancia de la Caja de Ahorros de los Trabajadores y Trabajadoras del Inpsasel (2.011).

 jesusalbertorondon@gmail.com      @JesusRondonVen

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