El problema es que cuando existía la Unión Soviética, se hablaba de dos sistemas, el capitalista que representaban los Estados Unidos y el socialista que era representado por la URSS, por lo que en este momento que existe internacionalmente solo el sistema capitalista, si usted es expulsado de él, no hay otro sistema mayor que lo acoja. Quedan los países a la intemperie, como es el caso nuestro, de Venezuela.
Ahora ¿quién puede aceptar o expulsar a un país del sistema capitalista actualmente?, pues bien su administrador o mejor aún su sátrapa o pran, los Estados Unidos que con sus agresiones y prohibiciones busca aislarnos e impedir que otros países intenten ayudarnos.
En estos momentos que no estamos incluidos en ningún sistema mayor, solo contamos con países amigos que de una u otra manera nos apoyan limitadamente por razones geopolíticas o porque ellos tambien han sido víctimas de la expulsión del sistema capitalista o están amenazados de ello, como pueden ser Irán o Rusia y Cuba. Corea de Norte es un caso aparte, tanto por razones históricas como por su inmensa capacidad industrial que le ha permitido desarrollar una industria militar de defensa de alto nivel que la colocan en otro estándar en las naciones que enfrenta el imperialismo de Estados Unidos.
¿Qué significa o que consecuencias trae ser expulsado del sistema capitalista mundial? Creo que las consecuencias son de varios tipos; por una parte la eliminación de todos los vínculos comerciales, industriales, financieros y políticos con los otros países, para un país que vivía del comercio exterior del petróleo y de un comercio intenso de artículos importados, la suspensión de estos vínculos ha traído consecuencias tremendas para nuestra economía y población expresadas en escasez y desempleo formal. La exclusión nos ha puesto en contacto directo con nuestras debilidades económicas y formativas, pero nos puso tambien a valorar nuestras energías, nuestro deseo de prosperar, iniciativas, acercamientos y nuestro deseo de ser libres como país y como individuos.
La actual situación económica no podemos por lo tanto interpretarla como el resultado de un proceso recesivo sino que la recesión venezolana es una consecuencia buscada por los altos mandos del imperialismo mundial para utilizarla como mercancía de demostración de la imposibilidad del socialismo para generar riquezas.
Otro efecto que ha traído la exclusión de Venezuela del capitalismo mundial es que nos hemos convertido en el comodín de todos los partidos de derecha y algunos de pseudo izquierda, quienes por no encontrar argumentos para justificar su incapacidad para resolver problemas o levantar en las encuestas electorales, utiliza a Venezuela o a nuestro presidente Nicolás Maduro, para acusarlos de haber creado esas situaciones de incompetencia y nulidad por la que ellos atraviesan.
Cuando todas las políticas de agresión fallan y Venezuela demuestra capacidad para enfrentar y resolver los problemas, tienen a mano, siempre amenazante la intervención militar, sanguinaria y criminal.
Hay muchos otros efectos que trae la exclusión sistémica, pero creo que el más importante al no disponer de un sistema económico internacional alternativo, es la urgencia de fortalecer la creación, desarrollo, instauración, formación, confección, etc. de la propuesta de sociedad socialista que la revolución bolivariana ha pregonado desde sus inicios y que tanto nuestro pueblo como muchos pueblos del mundo esperan ver plasmada de un forma eficaz, como el instrumento necesario para derrotar política y productivamente al capitalismo y al imperialismo mundial. David contra Goliat.
Esta tarea debe ser una tarea de todos, con un creciente conocimiento científico, con una alta participación no solo de los políticos, sino de nuestros sectores populares, intelectuales y académicos, discutiendo las falsas deidades que bloquean el diagnostico de la realidad para ir determinando cada vez con más precisión que diferencia (para mí la planificación), al socialismo de los otros modos de producción, que han existido en la historia de la humanidad.
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Caracas, 2 de diciembre de 2019