Sobre el patriotismo al calor de la lucha de clases

Las fuerzas del capital internacional encabezadas por Estados Unidos, la Unión Europea y sus lugartenientes del pacto de Lima, específicamente la oligarquía uribista y el lumpen proletariado colombiano, adelantan la provocación militar sobre Venezuela. La derecha venezolana, encabezada a su vez por FEDECAMARAS-VENAMCHAM, la oposición de derecha, los “centristas” y el reformismo (que también se mueve libremente dentro del proceso bolivariano) ablandan el terreno a los blindados y la aviación del TIAR.

El movimiento revolucionario venezolano, las fuerzas patriotas y particularmente los socialistas-comunistas, asumimos la defensa nacional. Son los los que pelean y mueren por la Patria como se ha demostrado inequívocamente en el pasado: en la guerra de la independencia contra el colonialismo español y la godarria interna, la demostración del sacrificio popular durante la independencia anticolonial fue un hecho incuestionable. La alianza reaccionaria del siglo XIX fue derrotada por el pueblo patriota, con el elevado costo de la cuarta parte de la población venezolana asesinada por los colonialistas españoles y sus aliados.

También las fuerzas populares democráticas, los combatientes de la revolución campesina, del socialismo utópico y del nacionalismo revolucionarios del sigo XIX, pelearon y muchos murieron en la Guerra Federal en contra de la misma oligarquía conservadora opuesta al reparto campesino de la tierra y a la nueva democracia social zamorana. Aquella atrasada oligarquía tampoco vaciló en masacrar campesinos, deformar las consignas populares del ejército zamorano y finalmente asesinar a Ezequiel Zamora en Santa Inés, traicionando el programa del ejército federal campesino.

Un siglo después, las masas , una vez más, firmaron con sangre su firme patriotismo popular, durante la lucha armada de los años sesenta; miles de obreros, campesinos militantes comunistas, marxistas, de nacionalistas civiles y militares, fueron asesinados o desaparecidos por las fuerzas represivas del punto fijismo comandadas por AD-COPEI y la corriente de Jóvito Villalba en URD, según el plan previamente acordado con el Departamento de Estado norteamericano o Pacto de Nueva York de 1957, base del pacto de Punto Fijo de 1958.

En las valientes jornadas de los años sesenta-setenta, decenas de miles ofrendaron vida y libertad en defensa de una patria antiimperialista y socialista, puesta en venta por los gobiernos punto-fijistas, más de trece mil cuadros militantes comunistas, marxistas y demócratas, desaparecidos, asesinados, por las huestes policiales y militares comandadas por Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y sus partidos.

Ya, unos años antes, en los años cincuenta, había el pueblo pagado otra cuota mortal durante las victoriosas jornadas anti dictadura contra la burguesía militarista de FEDECÁMARAS, sostén principal de la dictadura militar de Pérez Jiménez

En 1989, una poblada nacional patriota sale a la calle contra el neoliberalismo entreguista de Acción Democrática de Carlos Andrés Pérez y sus carnales copeyanos, sellando nuevamente con millares de muertos, su oposición al entreguismo neoliberal del capitalismo de Estado regentado por la larga dictadura civil de AD-COPEI producto del pacto Punto Fijo, dispuestos a privatizar como empresa mixta o directamente los recursos estratégicos del pueblo venezolano, petróleo, gas, minerales, diamantes, oro, electricidad, telecomunicaciones etc. privatizaciones capitalistas absolutamente favorable a los monopolios de FEDECAMARAS-VENAMCHAM y obviamente del imperialismo norteamericano.

En el 98 el pueblo venezolano voto por Chávez en función de la defensa nacional y del cambio social y en el 2002-2003 volvió a sangrar rescatando de las garras de la Coordinadora Democrática, al presidente legítimo Hugo Chávez, secuestrado y a punto de ser asesinado por la coalición interna de FEDECÁMARAS-VENAMCHAM, el Episcopado, AD-COPEI, los partidos neofascistas de Primero Justicia, Súmate, Voluntad Popular y los renegados del socialismo, conspiración derrotada por las masas que en forma inexplicable Chávez perdona cometiendo un error estratégico de largo alcance.

Nuevamente el pueblo salvó a costa de su propia vida el proceso revolucionario bolivariano y la vida del presidente Chávez, seriamente amenazada por los planes magnicidas de la internacional del siglo 21, encabezada por EEUU, la Unión Europea, FEDECAMARAS-VENAMCHAM y el basurero de la OEA. Las masas derrotaron vergonzosamente el golpe del 11 de abril de Carmona Estanga y la ultraderecha cívico- militar.

Bien, hoy día las mismas fuerzas, los mismos personajes y las mismas intenciones anuncian una guerra de agresión, que, como en el pasado, es un plan imperialista calculado para diezmar a la población venezolana, dividir el país, sobreexplotar a los trabajadores y saquear sus recursos naturales.

Por lo tanto, la pregunta vuelve al tapete: ¿Qué patria es la que está el pueblo dispuesto a defender una vez más hasta la muerte? ¿La patria en abstracto donde se mezcla la burguesía monopolista de FEDECAMARAS-VENAMCHAM y los conspiradores de turno, buscando hacer negocios con la guerra y con los recursos nacionales?

Definitivamente, la patria de los explotadores burgueses no es es la misma patria de los obreros, de los campesinos ni de las comunidades; la patria del pueblo es la patria verdaderamente socialista sin la explotación de los monopolios, sin los especuladores de oficio, sin mafias des -abastecedoras y corruptas. Es otra patria.

¿Cuál es la posición de la clase obrera, del pueblo y del PRT en esta nueva contradicción de clases que aumenta día a día? Sin duda alguna que nuestro objetivo es seguir luchando de todas las formas posibles contra el imperialismo norteamericano-europeo y sus mayordomos de la oligarquía colombiana y del Pacto de Lima. Es nuestra lucha por la patria socialista, pero al mismo tiempo -solos o acompañados- lucharemos también contra los Guaidó que le hacen la cama a los invasores en las propias narices del Estado-gobierno bolivariano.

Es un asunto vinculado a la dialéctica revolucionaria. El pueblo combate hasta el final, por la unidad nacional antiimperialista, pero no para que Lorenzo Mendoza, lo Cisneros, los boli-burgueses dentro del proceso, la banca, FEDECAMARAS y las transnacionales se enriquezcan mucho más vendiendo a sobreprecio la harina a la tropa obrero-campesina que muere en el campo de batalla en nombre de la patria o para que los laboratorios transnacionales, las roscas comerciales acumulen beneficio, especulando con medicina, armas, oro y créditos de guerra a expensas del hambre y los muertos del pueblo, peor aún, que lo hagan en nombre de una patria que no es patria sino negocio de ricachones disfrazados de patriotas.

Por ello, el patriotismo, la unidad y defensa nacional de hoy, pasa por políticas internas urgentes del gobierno contra los monopolios de FEDECAMARAS-VENAMCHAM y sus aliados, que son quinta columnas de la intervención extranjera. Al capital monopolista hay que aplicarle el artículo 113 de la Constitución Bolivariana que los prohíbe. La defensa de la patria pasa por congelar de inmediato los precios, socializar los medios de producción monopolistas, fuente primara en la anarquía en los precios de producción y de comercialización.

Los monopolios burgueses son culpables de la evaporación del salario real, al mismo tiempo que de la ganancia capitalista desmedida, son un azote del pueblo venezolano. Poner todo eso bajo control obrero-campesino comunal; volver al control de cambio para derrotar el complot financiero del dólar today montado por neoliberales y privatizadores, forma parte del programa socialista de nuestro Partido.

Evitar a toda costa que el capital monopolista y sus aliados siga manipulando la moneda, fugando más divisas y repotenciando sus ganancias al calor de los conflictos nacionales, es otra obligación patriótica de los revolucionarios, es el deber de un gobierno bolivariano que a toda hora se declara nacionalista.

De igual forma el patriotismo pasa por la aplicación de una estricta política de fronteras y otras medidas necesarias para evitar que el enemigo imperialista goce de un frente interno a su favor, muy peligroso para la revolución y fatal para la vida del pueblo. Son estas las primeras tareas patrióticas concretas que hacen la gran diferencia entre la patria de la burguesía y la patria proletaria. La burguesía venezolana es capaz de cualquier cosa como ya lo ha demostrado en el pasado, sería pues, estupidez o complicidad oportunista no separar claramente las cosas ahora.

La política venezolana de hoy se bate entre la defensa nacional contra la agresión imperialista externa y el anticapitalismo interno, producto de la lucha de las clases proletarias contra los monopolios capitalistas y sus secuaces locales. Es esa una experiencia por la que pasarán y han pasado otras revoluciones proletarias del mundo como la revolución cubana, el proceso revolucionario nicaragüense, la revolución rusa, la vietnamita, la coreana del norte, la china y otros grandes cambios históricos sucedidos entre el siglo 20 y 21.


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