El Trotskismo venezolano a 79 años del asesinato de León Trotsky

Declaración de LUCHAS

Este 21 de agosto se cumplen 79 años del asesinato de Trotsky. Su legado sigue hoy más vigente que nunca. No somos partidarios de “endiosar e idolatrar” personajes, sino de entenderlos en el marco del movimiento histórico que le tocó vivir. Sobre todo, evaluarlo en el contexto de su militancia y posiciones políticas y de humanidad contra todo tipo de opresión, bien sea de género, de clase social, capitalista o de cualquiera otro sistema social opresor.

En ese sentido, el rol en su tiempo histórico de León Trostsky y posterior a él, ha sido trascendental. Logró mantener unido a buena parte del comunismo internacional en medio de la claudicación estalinista y la degeneración burocrática de la Unión Soviética. Y, cuando el capitalismo celebraba la claudicación pragmática de la III Internacional, convocó a los socialistas, obreros y luchadores del mundo a construir una nueva internacional, la de los comunistas revolucionarios contra el capitalismo mundial.

Trostky coordinó la conformación de la IV Internacional (1938) para continuar las luchas por las que los trabajadores y trabajadoras con los socialistas revolucionarios del mundo crearon la I Internacional (la Asociación Internacional del Trabajo de Marx y Engels) y, II Internacional (hasta la degeneración de esta última, cuando aprobaron varios de sus miembros los créditos para la guerra en los Parlamentos de sus respectivos países y esto condujo rápidamente a la II guerra mundial). La IV Internacional le tocó levantar las banderas de la revolución mundial; la de la revolución permanente; la de considerando la consigna de Proletarios de todos los pises Uníos.

Sin embargo, a la IV Internacional le correspondió apoyar a la Oposición de Izquierda dentro de la URSS, quienes trabajaban por una revolución política, que lamentablemente no ocurrió, porque los miembros de la Oposición de Izquierda y los acusados de trotskistas fueron liquidados físicamente, así como también liquidaron al 98% de los miembros del Comité Central del Partico (PCUS) que protagonizó de la revolución de 1917. 70 años después, la Unión Soviética, el Muro de Berlín (1989) y los gobiernos y qué “socialistas” de Europa del Este, cayeron como un castillo de naipe, producto de la política opresora/antidemocrática y de restauración capitalista del stalinismo. Ese hombre que fundó la IV Internacional es el que encabezó la revolución de 1905 en la Rusia zarista y lideró junto a Lenín la revolución bolchevique en 1917, es el mismo personaje que organizó los soviets y, creó el Ejército Rojo para enfrentar la guerra civil en donde participaron los 22 países más desarrollados de esa época, a los cuales el Ejército Rojo derrotaron.

Su propio asesinato a manos de Mercader, enviado por Stalin, es la mayor confirmación de la justeza histórica de la creación de una nueva internacional revolucionaria. Más allá de Stalin, el estalinismo es una concepción autoritaria, antidemocrática del socialismo. Mientras el bolchevismo hacía del debate y las polémicas públicas y abiertas como una norma de funcionamiento, incluso en situaciones de guerra como lo evidencian los distintos números de Iskra (Chispa) el periódico del partido bolchevique, el estalinismo destruye ese legado.

Para socavar y borrar la democracia socialista, Stalin y el estalinismo debieron personalizar el poder. El autoritarismo emergió como la clave de ese tiempo histórico. Lo terrible fue que construyó una idea del socialismo autoritario en organizaciones y militantes de todo el mundo. Por ello el estalinismo se convirtió en una cultura autoritaria más allá de Stalin y el trotskismo en su antítesis. Es decir, la reivindicación del carácter democrático de la construcción socialista.

A pesar que el derrumbe de la URSS fue la expresión práctica que la cultura estalinista se convierte en el opúsculo, el camino al derrumbe de cualquier proyecto que se reivindique socialista, la tarea no ha sido fácil para quienes nos reivindicamos marxistas trotskistas. El estalinismo construyó una cultura partidaria y de la actividad gubernamental fundamentada en el secretismo, en la acusación de espías, tránsfugas, divisionistas y otros epítetos carentes de fundamento alguno, para todos(as) los y las revolucionarias(os) que nos atrevemos a criticar públicamente cualquier desviación y errores en las prácticas de los revolucionarios y las organizaciones que se reivindican como tal. Estas campañas suelen estar fundamentada en una “supuesta” disciplina partidaria. En realidad, esta “disciplina” termina sirviendo solo para la desviación burocrática y la conciliación burguesa oculta con un lenguaje público radical.

El estalinismo hizo de la amenaza imperialista un pretexto ideal para reprimir y silenciar las críticas a sus errores y desviaciones. Pero ello no es algo que queda en el pasado. Hoy esta tensión está presente en la cotidianidad de las luchas y experiencias que se reivindican socialistas. Por ello, los trotskistas, la cultura democrática socialista del trotskismo revolucionario es expresión de la vigencia de la apuesta que en su momento formulara León Trotsky. El trotskismo es hoy en día una de las corrientes revolucionarias más dinámicas. Combativas y antiautoritarias que lucha por la unidad de los socialistas radicales. Trotsky vive en trotskismo revolucionario.

LUCHAS forma parte de esta corriente histórica mundial, por ello, a la par que enfrentamos el bloqueo imperialista norteamericano y del capital imperialista europeo nos oponemos a la neocolonización del capital chino, ruso, turco y denunciamos expresiones de lo que puede convertirse en una deriva autoritaria de la primera experiencia que se reivindicó socialista en el siglo XXI.

¡Solidarios y militantes con las políticas anticapitalistas siempre!!

¡Cómplices del burocratismo, la creación de nuevas burguesías y el autoritarismo amparado en la idea del enemigo externo, jamás¡¡¡

Secretariado nacional de LUCHAS


Esta nota ha sido leída aproximadamente 2106 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter