Dos ideas: dos consecuencias Juan Barreto y Leopoldo López

"Cada gran hombre es un iniciador porque va más allá que los otros seres humanos y anhela sus propios propósitos con más vehemencia, fuerza y convención que otros hombres"
Georgy Plekhanov

Y no hace falta ser un erudito del análisis literario para entender en su fondo este gran pensamiento, cuando uno compara a Leopoldo López con Juan Barreto. Hace meses Juan, Alcalde Mayor de Caracas, planteó la necesidad que tenía la población caraqueña, respecto a la consecución de viviendas. El espacio de Caracas y sus zonas adyacentes, no están lo que se pueda decir libre para construir más de ellas. Empero, paradójicamente, existen por allí algunas grandes extensiones de tierra que bien se pueden utilizar para tal fin. Sí usted, amable y respetado lector, conoce de ciertos lugares hacia el suroeste y al noroeste, entonces no cabe la menor duda que ha visto esos lugares. Son inmensa llanuras, saturada de grama, palmeras, pequeñas colinas, lagunas artificiales y pare de contar, que se me va a ir el espacio. Allí unos hombres practican algo que se llama golf. El golf no es deporte de la clase pobre. Empero no quiero decir que los ricos no tienen derecho al deporte, si es que así se le puede llamar a un juego donde la mayoría es barrigona, tiene un ayudante que le trae el el palo, anda en carrito de electricidad y viste con pulcritud y caros zapatos. El golf nunca llegará a la clase popular, porque a los hombres de esta sección social no les gusta esa práctica. No seamos mojigato: el golf es para ricos, que pueden adquirir esos implementos del juego y que se reune en una especie de bunker a charlar de cosas que sólo les atañe a ellos. Si bien es cierto que se está buscando la equidad entre la población venezolana, no es menos cierto que cada vez que a alguien se le ocurre hablar de un estadio de béisbol para Caracas, esas grandes geografías donde se practica el golf, son caca. Allí existe una suerte de santidad, a la cual ni con el pétalo de una rosa. Empero les pasará como a la iglesia católica radicada en Venezuela. Los curas creyeron e hicieron creer durante siglos al pueblo, que ellos eran unos sujetos "lanzados a la tierra por una fuerza divina a la cual no se le podía adversar, por temor a caer en la penúltima paila"
(La última le está reservada a W.Bush por criminal) Pero el pueblo se arrechó y les recordó a los curas que ellos son unos hombres como cualquier otro y que no tenían inmunidad de ninguna especie, como debe ser, para joder y joder. Ese Cardenal que fue echado del Vaticano por el lío del banco Ambrossiano y otras "menudencias" es un ejemplo, de que nadie en esta cosa llamada tierra, puede engañar eternamente. No existe nada más sospechoso que un sujeto que se escuda en la religiosidad para ocultar lo inocultable. Los grandes terrenos donde se juega golf no son de otro país: están en Venezuela y no existe una "propiedad privada" que no pueda ser utilizada por el Estado cuando la circunstancia así lo requiera. Bien Juan Barreto, ese gordo luchador social, que un día rifó la camioneta que se ganó en un concurso, en favor del pueblo y que eternamente se le conoce como un hombre de grandes cualidades sociales, observó lo que para unos es invisible. Palpó la gran realidad. Allí se podía crear hábitat para los seres humanos que lo necesitan y espacio para la recreación que igualmente es un anhelo de la colectividad caraqueña que vive colapsada entre humo, carros, smog, gritos, y otras cosas. Hace poco un tribunal dictó una medida a favor de los golfistas, solicitada por Leopoldo López en contra del pensamiento social de Juan Barreto, de darle a la comunidad lo que tanta falta le hace. O sea que ganó el espurio a favor de los ricos, del golf, del statu "money" y se conformó con la derrota, por esta vez, el hombre que siente, que lucha, que padece, porque desearía hacer más de lo imposible, el Alcalde de Caracas Juan Barreto. Pero, otra vez el pensamiento: "Hay hombres que luchan siempre, esos son los imprescindibles" B.B.

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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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