Décimas del Racionamiento

I

Una gran preocupación

ha cubierto nuestros días,

se queman las alegrías

por culpa de un apagón.

Una negra fluctuación

velando está nuestro mundo

con un oscuro profundo

deslucido, tenebroso,

sibilino y caprichoso,

que ha puesto al pueblo iracundo.

II

En este negro momento

por el que el país transita,

con la paciencia marchita

sin agua, gas, ni alimento…

La vida, se ha vuelto un cuento

de esos que dan pesadilla

dolores en las costilla

tristeza, desesperación.

Algunos piden invasión,

otros, siembran su rodilla.

III

La culpa la tiene el ciego

por dejar que el del garrote

que nunca ha hecho y cipote

siga pichando este juego.

Después él se hará el gallego

y se retirará "invicto".

Tendrá el apoyo irrestricto

de los chivos que más mean,

que al presunto taparean

aunque deba estar convicto.

IV

Nos salió racionamiento

pues el Guri ya no aguanta

con el nudo en la garganta

que lo deja sin aliento.

Como un triste filamento

se ha fundido en un ratico

¿Qué pasó?, ¿cómo te explico?

¿Fue negligencia, imprudencia?

¿Fue el imperio o la gerencia?

¡No sé qué decir marico!

V

Por culpa de aquel ministro

Que to’ el mundo protestaba,

Que su torpeza negaba,

Que no llevaba registro,

Se nos jodió el suministro

y nos quedamos a oscuras

¿Zopilotes, voladuras,

qué será lo que ha pasado?

Sin luz y desinformado

¿Cómo no hacer conjeturas?

VI

Un frasquito e’ mayonesa,

un pedazo de pabilo,

un mechurrio con estilo

se posa sobre la mesa

mientras un niño bosteza

enormemente aburrido

sin celular, no ha entendido

que le toca ver estrellas,

hablar, contar sus querellas,

costumbres que se han perdido.

VII

No más nevera encendida,

ya no hay compras de quincena.

Tiene arañas la alacena,

se nos pudre la comida.

Ya no más carne molida,

se marchitan las lechugas.

Zanahorias con arrugas,

la leche que se fermenta.

La mujer que se impacienta

¡Se dañaron las pechugas!.

VIII

El cuento de la restricción

¡Ay, nos ha puesto a padecer!

Ha hecho desaparecer

la vela de la comunión,

el reflector de exploración,

la lamparita del santo,

el candil que amaba tanto,

la linterna hecha en China,

el farol de la cocina

y el fanal de mi quebranto.

IX

Pobrecitas las mujeres

que de ilusiones preñadas

nueve meses condenadas

a soportar padeceres,

clavadas con alfileres,

podrán parir, no alumbrar

sin opción de demandar

a quien hecho ya un ovillo

"se le ha prendido el bombillo"

para este asunto arreglar.

X

Los nombres de las muchachas

Es seguro que cambiarán,

Ustedes se imaginarán

Apagones como hachas

Dejarán tan solo hilachas.

Quien se llame Luzmarina

después de la degollina

en un desplante ahorrador

disminuirá su resplandor

y se quedará en Marina.

XI

Quien se llame iluminada

Pagará las consecuencias

Perderá las fluorescencias

De su nombre mutilada

Y se quedará con nada.

En un aporte exquisito

Navidad sin arbolito.

Y la preciosa Lucero

En un recorte severo

Volverá a ser Lucerito.

XII

Que de refranes y sustos

sabemos en Venezuela.

Desde la casa o la escuela

de esos proverbios vetustos

hay para todos los gustos.

"Tiene faena tranquila

el que su peinilla afila".

O mencionar con gran placer

a quien no ha visto amanecer

que una vela lo encandila.

XIII

Como el atuendo de "El Zorro"

se ennegrecieron los días.

No sé si son cosas mías

pero esto del plan de ahorro

nos ha ahuecado el chinchorro,

se nos nota la flojera

que con larga cabellera

nos va apagado las luces.

Como hacen los avestruces

escondemos la testera.

XIV

Con las medidas de ahorro

impuestas por estos días

surgen las habladurías

se escucha entonar en corro

gritos de auxilio, ¡Socorro!

esperando mientras tanto

se nos alivie el quebranto.

Que vuelvan tiempos mejores,

que corrijan los errores,

que se acabe el desencanto.

Carlos Pérez Mujica

carlosperezmujica@gmail.com



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