Maquillando la miseria


El régimen de Nicolás Maduro se alimenta del engaño, son profesionales en el arte de mentir; sin ningún tipo de escrúpulos se presentan ante los medios de comunicación para tratar de vendernos sus historias, fantasías que parecen salidas de la pluma de García Márquez o Vargas Llosa, puro realismo mágico, pura narrativa de ficción.


Las constantes cadenas televisivas de los voceros del régimen son un ejercicio de burla sistemática contra el pueblo venezolano: el alto mando militar, ministros y hasta el mismísimo usurpador Maduro utilizan esos espacios que pagamos todos para verter su sarta de mentiras; es algo absolutamente reprochable, sobre todo viniendo de los que se hacen llamar "protectores del pueblo". Los farsantes han afinado su estrategia comunicacional: negarlo todo, no asumir nunca la responsabilidad del desastre, endilgarles la culpa a otros, vomitar la primera locura que les pasa por la cabeza, y, maquillar las ruinas en que han convertido al país, o por lo menos intentarlo, porque esa fruta podrida ya no consigue clientes incautos que estén dispuestos a comprarla.


La misión de la ONU llego a Venezuela en medio del caos general: con un país colapsado, con protestas a lo largo y ancho de la geografía nacional, con miles de negocios saqueados, sin energía eléctrica, sin agua, sin efectivo, sin internet, sin la posibilidad de poder comprar nada, con el aumento de la represión y con innumerables casos de detenciones y desapariciones forzosas; esto último se ha convertido en el nuevo modus operandi del régimen: si te atreves a enfrentarlos con la verdad o te vuelves una figura incomoda estas en grave peligro de recibir el tour del terror madurista.


En semejante desbarajuste la comisión de la ONU tendrá que encontrar la forma de obtener la información veraz, evitar a toda costa que la dictadura les marque la pauta, porque a pesar de la actitud complaciente de Michelle Bachelet hay una realidad tan notoria, tan contundente, que no puede ser ocultada por nadie, ni siquiera por los maestros de la estafa, esos mitómanos compulsivos que pululan como sombras por el Palacio de Miraflores.


Los hospitales seleccionados por la comisión de la ONU ya han recibido su dosis de eficiencia express; como por arte de magia en estos centros hospitalarios llegaron los medicamentos negados desde hace años, por fin aparecieron algunos equipos, pintura, camillas, bombillas, agua, y otros elementos indispensables para que exista una operatividad mínima. Por supuesto, esto representa una diminuta muestra, a nivel nacional hay cientos de hospitales y ambulatorias que están colapsados, sin ninguna capacidad de respuesta, prácticamente se han convertido en fábricas de cadáveres, porque a pesar del esfuerzo de médicos y enfermeras es poco lo que estos pueden hacer para atender a sus pacientes si no cuentan con equipos y medicinas; y que decir de los pacientes con enfermedades crónicas, condenados por este régimen a una muerte agónica y cruel.


Nicolás Maduro y su régimen solo representan la metáfora de la muerte, desde 2013 miles de venezolanos han pagado con su vida por la ineficiencia de estos obsesos de poder, muchos más seguirán pereciendo mientras se mantenga la usurpación. El dilema es existencial, se trata de una cuestión de vida o muerte, no es exageración, el momento es ahora, porque de lo contrario solo quedara nuestra bandera flameando sobre las ruinas de la patria.


La operación de maquillaje para tratar de engañar a la ONU no lograra su cometido; en cada lugar que visita la comisión siempre se encuentra con miles de venezolanos valientes dispuestos a dejar en claro cuál es la verdad, no habrá cerco que pueda detener eso, ni siquiera con la utilización de la fuerza bruta como ya ha ocurrido en algunos casos, la razón y la verdad al final siempre saldrán a flote. A pesar de la criminal conspiración del régimen contra Venezuela y los venezolanos ya sus días están contados. Por más que intenten desviar la atención, por más que intenten disimular, siempre la luz terminara apareciendo al final de este túnel oscuro; por más que se esfuercen en mostrar sus artes histriónicas y lanzar pañitos de agua tibia, ya es imposible que sigan maquillando la miseria.


Leisserrebolledo76@gmail.com



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