Sólo queda llamarlos mal nacidos

Las amenazas que hace EEUU sobre alguno países árabes, entre ellos Arabia Saudita y Turquía, por haber convenido algunos acuerdos económicos y financieros con Venezuela constituyen, según las doctrinas más retrogradas o avanzadas, delitos de Lesa Humanidad. Truncar los acuerdos bilaterales que surjan entre los Estados-nación para beneficio de los pueblos, la ampliación y el fortalecimiento de las relaciones de amistad, la cooperación y la reciprocidad, la implantación de mecanismos fructíferos para el impulso y desarrollo sostenible de la paz, representan acciones criminales hoy en boga por los criminales intereses imperiales.

Amenazar a los países porque abren las puertas para el entendimiento y el dialogo, porque se niegan a fomentar fricciones que despierten las miserias humanas de la guerra, no intervienen en el coctel de la muerte para asfixiar a los pueblos y satisfacer las apetencias de destrucción que tienen un puñado de corporativas económicas y financieras de naturaleza imperial, son expresiones catastróficas de odio que hay que doblegar para que no pongan en peligro la vida de todas las especies.

Amenazar a gobiernos aliados o no al hegemon imperial por haber acordado el envío de insumos básicos y promover la actuación mancomunada sobre áreas de interés geoestratégicas, entre las partes, es llevar al paredón de fusilamiento las más importantes conquistas de los pueblos logradas por una constelación de luchas que dejaron como saldo millares de muertes de héroes y heroínas, y destrucción casi total de la infraestructura de los servicios públicos y económicos. No hacer nada para evitarlo es una cobardía que no merece el acto de creación de la vida.

Amenazar a gobiernos por convertir los derechos formales en materiales contenidos en la legislación ordinaria y en las Constituciones de cada Estado-nación y no hacer nada para evitar tamaño abuso, característico de la barbarie, significa abrir las compuertas para que salgan todas las expresiones de veneno, maldiciones y sortilegios perversos para cuestionar y asesinar las cualidades humanas más trascendentales. Construir las más viejas añoranzas propias de la fase superior de la civilización en el planeta tierra, no representan actos de fe, sino exigencias que la conciencia de todo ser humano exige.

Permitir por miedo o cobardía se imponga el terrorismo corporativo de la alta criminalidad de cuello blanco, en la que todos los pueblos y gobiernos del mundo se hayan en la mira para su aniquilamiento en distintos tiempos, por la lógica atroz del Destino Manifiesto, es socavar la tumba desde ahora, y esperar llegue el turno a cada quien. Hasta sus míseros complacientes.

Permitir que las sanguijuelas imperiales a cambio de espejitos se apoderen de los principales recursos geoestratégicos habidos en todas las jurisdicciones territoriales de los Estados-nación, en unos más que otros, para luego esperar agónicamente la muerte marcada por el Destino Manifiesto, que sólo permite la gloria de unos pocos, mientras la mayoría les deparará las peores calamidades, equivale a no entender la importancia de la vida que nos fue concedida con todos sus atributos y potencialidades, para la edificación de un mundo con sociedades a la medida de la especie humana y una humanidad a la medida de la sabiduría y diversidad de la madre naturaleza.

Pasar agachado, hacerse el sordo o el ciego de las acciones brutales y sediciosas, mortíferas y debidamente consideradas y estudiadas que forman parte de una planificación estricta, de plazos y metodologías, sistematización y jerarquización de las víctimas, en base a su ubicación geográfica, sus riquezas, su fuerza social, política y militar, su historia, sus fortalezas, debilidades y amenazas, que inició su cumplimiento, es despreciar las razones primarias del para qué de la especie humana, la importancia de la sociedad y el individuo. Los resultados, de los hechos sangrientos hasta ahora cometidos, han sido fatales para la vida, a los ideales del mundo feliz, la amistad y la paz, la solidaridad y todos los supremos valores tejidos como construcciones humanas en ambientes de amplia hostilidad, contrarios a las sempiternas fuerzas que obstaculizan la extensión de la prosperidad, el bienestar y la dignidad; a los ignorados, a los peones de friega, a quienes se les prohibió tener los mismos derechos de las clases dominantes. Iniciaron con unos y van por los demás, que no son pocos, sino todos. Las riquezas petroleras, el llamado oro negro, es el máximo atractivo de los victimarios, luego será el agua o cualquier otra razón para rendirle pleitesía a la muerte.

En la lista de las víctimas, está la patria liberadora de pueblos. La Venezuela petrolera, la del gas, la del oro y los diamantes, la del macizo guayanés. La Venezuela que todos los años le aparece un dios mineral, apetecido por las corporaciones tecnológicas. La Venezuela, la reina indígena de los recursos naturales no renovables, la heroica, la que sabe resistir, defenderse y vencer a los colosos de pie de barro.

Inaceptable e inadmisible bajo cualquier mirada o perspectiva ideológica, política, religiosa son las bravuconadas, los desplantes y desprecios, las acciones genocidas del imperio hacia los pueblos de todos los continentes.

Inaceptable la permisividad, los placeres deshonrosos, la actitud y aptitud miserable de los gobiernos que admiten la degradación material y espiritual de quienes bajo engaño le concedieron la oportunidad de conducir el timonel y el mando de la nación.

Todos los Estados- nación poseen un basamento constitucional que prohíbe esos bochornosos y asesinas actuaciones. Todos los Estados nación han suscrito y ratificados Pactos o Convenios Internacionales cuyo contenido son contrarios a las actuaciones ilegales e inhumanas que se han aplicado subrepticiamente y que en la actualidad los EEUU a través de los altisonantes medios de comunicación difunden a través de ruedas de prensa, con bombos platillos, como si se tratara ayudas de beneficencia pública.

Criminal bajo cualquiera sea la óptica que se le vea, activar todos los medios de poder que se tenga al alcance para desmejorar la vida de una población de manera intencional bajo el argumento de concretar la posesión y dominio de recursos no renovables para asegurar el control omnímodo del planeta.

Genocidio bajo el ángulo que se le mire, apoderarse como asaltantes de bancos de unos dineros o des posesionar del control y dominio de empresas debidamente constituidas, legales, de patrimonio exclusivo de un pueblo que garantizan el desarrollo interno y la importación de bienes y servicios claves para el logro progresivo de la independencia, en todo su amplio contexto; la autodeterminación; la justicia social; los derechos sociales; el empoderamiento de la dignidad humana y todos los derechos humanos y fundamentales que integran el derecho interno e internacional.

Terrorismo bajo la perspectiva que se observe y se analice. Terrorismo es el contumaz hecho de azuzar a gobiernos subalternos, que venden su alma y patria por simples espejos que le conceden para llevar la muerte en los lugares donde prevalece la paz. Terrorismo significa la actitud permisiva y la aceptación con placer de las amenazas y extorsiones que les imponen y degradan a niveles de coleto la vida humana. Terrorismo es aceptar el rol de mercenarios para cooperar en los asesinatos en masa y promover la rapiña sobre recursos cuya legalidad es de incuestionable dominio del soberano pueblo venezolano.

Resulta bochornoso, y cometen delito contra la patria, el llamado clamorosos que realizan por vías formales e informales, de conocimiento público, dado la notoriedad de los pedimentos, que el autoproclamado y su comparsa realizan de solicitar la intervención de las fuerzas militares de un país extranjero, que tiene el agravante de que sus autoridades más prominentes Mike Pence, John Bolton, Mike Pompeo y Trump hayan difundido en rueda de prensa internacional, en distintos momentos, su intención-objetivo de apoderarse de las riquezas petroleras que pertenecen al pueblo venezolano, encubierta por la narrativa del respeto de los derechos humanos, la democracia y la libertad. Sólo queda llamarlos mal nacidos.

San Cristóbal, 12 de febrero de 2019.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 641 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter