¡El 23 se cae Maduro…!

La contrarrevolución quiere tumbar a Maduro el 23 de enero. Pero es tan poco creativa desde la llegada de Hugo Chávez al poder que consiguieron tumbarlo en el 2002 y lo vieron resurgir en menos de 24 horas. Cuántas veces, durante 60 años anunciaron el fin de la revolución cubana sin contar las tantas otras veces que mataron en vida a Fidel Castro.

Sin dudas, Venezuela y Cuba dos naciones hermanas en la buenas y en las malas, tienen un mismo hilo salvador que bloquea la acción contrarrevolucionaria que enfrenta a dos partes diametralmente opuestas y de difícil reconciliación. El pueblo valiente, patriótico, bolivariano, martiano y socialista contra el santanderismo pitiyanqui arrastrado al imperialismo estadounidense y al sionismo internacional.

Nada puede reconciliar a esa parte del pueblo valiente que ha resistido históricamente la arremetida de más de 200 años de gobiernos corruptos, vendepatrias y traidores, ahora neoliberales salvajes, perros defensores del capitalismo. Los mismos que reclaman soberanía territorial y económica para entregársela a los Estados Unidos y las transnacionales sobre los recursos de Venezuela y de Cuba.  Que no cejan en el empeño de usurpar el poder sin ninguna conmiseración a través de los falsos positivos, el terrorismo, la violencia, las amenazas, el chantaje, los bloqueos, el hambre y las necesidades básicas de medicamentos.

¿Quiénes son los verdaderos jefes de la oposición venezolana? ¿Los “exiliados” venezolanos? ¿Los líderes políticos  opositores? No. Ellos lo saben bien, tienen una estrecha alianza con la gusanera anticastrista que les hace lobby en Washington para conseguir recursos y apoyos. La dependencia de Marcos Rubio es total, tanto que este habla como si fuera el líder opositor de Venezuela. Esa manera de actuar tiene fines crematísticos y electorales: primero garantizar el apoyo electoral latino; segundo, dinero fácil que obtienen por esta vía; y tercero, influencia en los hipotéticos gobiernos de oposición que tendría Venezuela   en el futuro.

Creer que el 23 de enero de 2019 es la fecha final del “régimen” bolivariano y socialista de Venezuela,  es otro salto al vacío de la oposición porque ni siquiera cuenta con un liderazgo auténtico (Juan Guaidó por ejemplo). Ese comportamiento demuestra  la dependencia absoluta  de Estados Unidos que utilizando la gente pretende guiarlos por caminos que no conducen a ninguna parte buena para el país al intentar en un día materializar los sueños y deseos que no han podido realizar durante 20 años. Ellos saben que es imposible pero qué más da, hacer algo es mejor que no hacer nada y así demostrar al amo dónde utilizan el dinero.

Es decir, la estrategia de asumir que el final del “régimen“ está cerca tiene un carácter estrictamente movilizativo para ellos necesario y permanente que sostengan la esperanza de esa parte que los apoya y de quienes necesitan votos renovados, aunque parta de la manipulación perversa de los que creen en la publicación de falsos escenarios basados en deseos y delirios de clase.

A pesar de la supuesta  “dictadura chavista” el 23 enero marcharán los opositores y los bolivarianos  cada quien con sus banderas y sus consignas, con sus logros, frustraciones, odios y maldades y al final regresaran a sus casas viendo que continúa el gobierno que eligieron los venezolanos el 20 de mayo, el presidente Nicolás Maduro Moros. Esa masa de pueblo venezolano son los mismos que votaron el 9 de diciembre por sus concejales, los que eligieron la Asamblea Nacional Constituyente pacificadores del país, y los que votaron por la Asamblea Nacional de 2015 que está en desacato y eso no es responsabilidad del chavismo.

Por eso, como escuche en el Metro de Caracas a unos jóvenes decir: el 23  se cae Maduro pero de la risa, de ver cómo los opositores se burlan de su propia gente aprovechándose de los odios y maldades que han creado con esta guerra económica que tanto afecta a chavistas como opositores.

Ojalá el liderazgo de Estados Unidos termine de darse cuenta que las sanguijuelas que alimentan nunca soltarán esa manera fácil de vivir aprendida de la gusanera parasita anticubana que por más de 60 años los chantajea. Por eso Maduro busca dialogar con los dueños del circo el presidente Donald Trump porque la oposición acaba de entrar en su última fase de existencia al apoyar una invasión y el colmo de avalar los postulados del grupo de Lima que abiertamente no reconocen la soberanía de Venezuela. 



Esta nota ha sido leída aproximadamente 5210 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter