Binóculo Nº 329

Maduro el perseguido

No me cansaré de decir que el gran problema de la oposición es que no entiende lo que es un país, además de no saber de política y, en consecuencia, no puede tener propuestas, más allá de matar a un presidente y sembrar un baño de sangre.

Hay un peligroso pragmatismo exacerbado en el liderazgo mundial. No hay pensamiento, ni reflexión, ni consideración sobre el ser humano, alfa y omega, centro de toda discusión. Son ágrafos de militancia. Más en ese supuesto liderazgo que no arrastra a nadie porque no ha tenido contacto con nadie, pero que tiene apoyo de los poderosos, tanto de su partido como del imperio.

Digo esto a propósito de un foro realizado en Miami, cuyo nombre rimbombante fue "¿Están las democracias latinoamericanas secuestradas por el crimen organizado?", emprendida nada menos que por la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA) una vaina que sin ninguna duda está financiada por la CIA o cualquiera de esas vainas de Estados Unidos y los gobiernos de Francia, Alemania, España o Israel.

En ese encuentro, realizado creo que el martes 23 de octubre, el expresidente colombiano Andrés Pastrana, durante su exposición, al lado del inefable Luis Almagro, actual jefe de la OEA, dijo, a propósito del negocio de las drogas, que Nicolás Maduro era "el nuevo Pablo Escobar", destacando además que el narcotráfico se suma a la crisis humanitaria y el éxodo de miles de personas que huyen del país como elemento desestabilizador en la región. Como diría el Chavo "que bruto, póngale cero".

A propósito del triunfo de Bolsonaro en Brasil, pobre Brasil, cuya victoria tiene su epicentro en los medios de comunicación, las declaraciones de Pastrana, más que asco producen mucha arrechera, aunque ambos sentimientos no son políticos, pero uno termina por no saber cómo interpretar esta sarta de estupideces, sobre todo viniendo de un hombre que es aparentemente formado, con un cierto nivel de cultura, además de inteligente y miembro de la rancia oligarquía neogranadina, cuyo gobierno hizo muchas cosas non sanctas.

Pero además de él, estaban presentes los expresidentes Luis Alberto Lacalle (Uruguay), Eduardo Frei Ruiz-Tagle (Chile), Jorge Quiroga (Bolivia) y Miguel Ángel Rodríguez (Costa Rica). Y que cosa tan curiosa que trataron el tema del narcotráfico, la corrupción y otros negocios ilícitos en Venezuela por supuesto, Cuba, Nicaragua y Bolivia. Es decir, los países que tienen un enfrentamiento directo con el imperio; pero además un foro realizado en Estados Unidos, el país con el mayor de número de consumidores de droga, estimado en 70 millones (dos veces la población de Venezuela) y el país con los mayores cultivos de marihuana en el mundo, controlados directamente por el Estado. Por cierto que ese férreo combate de la corrompidísima DEA al narcotráfico, no es porque esté interesada en acabar con el problema de la droga, sino porque no controlan el negocio, que siempre ha estado en manos de colombianos que ahora comparten con los carteles mexicanos.

Hace tiempo aprendí a no meter la mano por nadie que hubiera dejado de ver un año atrás, porque como decía Alí "nosotros los hombres, hoy somos, mañana no", pero se me hace imposible creer que Nicolás esté metido en una cosa tan asquerosa como el narcotráfico. Primero porque toda la vida fue un militante revolucionario, de las duras batallas de los coñazos, las torturas y las persecuciones de las que fue víctima. Un hombre sólidamente formado que, hasta donde sé, ni siquiera fuma. Ahora resulta que es promotor y jefe de una mafia nueva que se llama "Cartel del Sol".

Porque como yo lo entiendo, y seguro que es así, quien se mete en esos oscuros negocios, no persigue otra cosa que el poder y la riqueza. No hay otra cosa que perseguir allí. Ahora veamos: Nicolás es el presidente de uno de los países más importantes del mundo, por sus riquezas naturales que incluyen las mayores reservas de petróleo del planeta. Esto significa que tiene mucho poder. Le faltaría la riqueza. Y porqué arriesgarse al ilícito negocio de la droga –digo yo- cuando puede hacerse supramillonario con la extracción del oro, la venta de coltan, el negocio con el torio, la venta de gas, y quién sabe cuántas cosas más, si es que ese fuera el razonamiento. Entonces, para qué quiere Nicolás ser Pablo Escobar, pregunto, cuando sabe que tendrá no solo a la DEA, sino a todo el Departamento de Estado encima, además de la Liga de la Justicia, Hulk, Flecha Verde, el Profesor X y su pandilla, la Mujer Maravilla, los Cuatro Fantástico, etc.

Lo peor de todo es que el acusador, tiene cuentos oscuros cuando era presidente, sobre las negociaciones de su gobierno no solo con los carteles de la droga colombianos, sino con grupos paramilitares y los tenebrosos pozos de la muerte. Aunque se atribuye a Álvaro Uribe la creación de los falsos positivos, siendo Juan Manuel Santos su Ministro de la Defensa, investigaciones recientes evidencian que en tiempos de Pastrana ya existieron los falsos positivos.

Y de paso, ninguno de los participantes a ese foro, tiene algún mérito propio como buenos gobernantes de sus respectivos países, con algún tipo de talle moral como para enrostrar acusaciones contra alguien cuyo delito principal es cuestionar al Big Brother, enfrentarse al pelele (los epítetos son incorrectos) de Trump y dar una batalla para construir el país. Ser chavista es una especie de maldición.

Esa banda de payasos reunidas en ese foro, que con toda seguridad no arrastran un voto ni empujado, hacen comparsa para cuestionar lo que, a todas luces, es una conducta colectiva en sus propios países. Nadie en el mundo de hoy está libre del narcotráfico. Ni siquiera en Tailandia o China donde hay pena de muerte establecida. Pero está claro que los países a los que representan estos señores, no solo están más vinculados al narcotráfico, sino que sus poblaciones tienen mayores consumidores.

Cuento la anécdota de un amigo, fumador de marihuana de toda la vida, que estuvo en Cuba y me dice que le costó tres días conseguir un poquito de la yerba para hacer dos cachos. "Cuesta una bola conseguirla Rafael. Es muy cara y si te agarran, te joden bien jodio. Como dicen los cubanos, te pierdes en Nicaragua". Y además, que yo recuerde, Cuba es el único país del continente donde fusilaron a un general del ejército por su responsabilidad en el delito de narcotráfico. El General Ochoa ¿Recuerdan? Pero la hipocresía es tan grande que, en una de las ciudades más pervertidas del mundo, como es Miami, donde el consumo de droga de todo tipo, es casi una fiesta, se organiza un foro para hablar de Venezuela y decir que su presidente es un narcotraficante. No hay duda que la inmoralidad no tiene límite.

Estos "líderes" solo evidencian que nunca lo fueron. Y que no quedaron para otra cosa que no fuera para hablar banalidades, o hacer acusaciones infundadas a cambio de unos cuantos dólares. Lo más patético es que estos personajes son la inspiración de gente como Julio Borges, María Corina Machado, Leopoldo López o Henrique Capriles. De bolas, al igual que éstos, nunca fueron a un barrio de sus respetivos países, nunca conocieron la miseria ni las necesidades, ni la barbarie por la que han pasado esos pueblos.

Ni un solo planteamiento político, ni una sola consideración económica, ni una sola apreciación sobre el componente social y sicológico del pueblo venezolano, ni una sola propuesta de debate de algún tipo. Es una crisis de ideas que aterra. Desde una vaca con cachos como Trump, hasta un toro sin cachos como Bolsonaro, el continente corre el peligro de verse sumergido en el renacer del nazismo, el mayor experimento social del que tenga conocimiento la humanidad. Solo lo frenan Nicaragua, Bolivia, Cuba y Venezuela, después de asesinar a Maduro el narcotraficante. Pobre humanidad.

Caminito de hormigas…

El triunfo de Bolsonaro no es culpa del pueblo brasilero, sino de la vanguardia revolucionaria que no se ocupó de educarlo… La contienda de este domingo en Brasil, es la mayor expresión del poder de los medios de comunicación y su infinita capacidad para manipular a las masas. Si la izquierda no entiende eso, lleva un peligroso camino a la extinción… Ver militares armados en camiones desfilando en el festejo del triunfo de Bolsonaro, no tiene desperdicio. Recordé a Gramsci que contaba sobre los hombres que se orinaban en la silla del comedor, con solo escuchar las botas del fascio sonar en las oscuras calles de la Italia de 1922.



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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