La revolución multipolar

Entre 1960 y 1980 EEUU y el auspicio de la fundación Rockefeller desarrolló un programa para aumentar la producción de alimentos, que luego se extendió a otros países. Consistió en aumentar los rendimientos de trigo, maíz y arroz por hectárea mediante el uso de fertilizantes, plaguicidas, riego y genética. Fue iniciada por el ingeniero agrónomo estadounidense Norman Borlaug (1914-2009, quien durante años se dedicó a realizar cruces selectivos de variedades de trigo, maíz y arroz en países en vías de desarrollo, hasta obtener las más productivas. Eso le mereció el Premio Nobel de la Paz en 1970.

Aunque se tuvo un gran éxito en los rendimientos, no se tuvo en cuenta los cambios nutricionales en los granos resultantes, como baja calidad proteica y alto contenido en hidratos de carbono, con deficiencia en los aminoácidos esenciales, vitaminas y minerales. Esto indujo a la aparición de enfermedades de la civilización: obesidad y afecciones "raras".

Los problemas recurrentes en la aplicación de la Revolución Verde son:

  • Degradación ambiental por el uso de fertilizantes, insecticidas y deforestación.

  • Uso de combustibles fósiles para generar energía que mueva la maquinaria empleada.

  • Monocultivos que desgastan los nutrientes del suelo.

  • Destrucción de la micro fauna autóctona.

  • Desaparición de las semillas locales y destrucción de la cadena evolutiva de las mismas por sustitución con especies ajenas a las áreas de cultivo.

  • Uso extensivo de los mejores suelos en beneficio de terratenientes sobrevenidos, en detrimento de áreas de cultivo disponible para grupos de bajos recursos o países con economías en desarrollo.

  • Concentración de la producción en áreas restringidas, lejos de los centros poblados, lo que obliga al uso de transportes en manos de grupos privilegiados.

Estos principios fueron imitados en nuestro país, y se crearon los "graneros", en manos de élites. Toman las divisas del Pueblo y fijan los precios de realización de los alimentos. El Gobierno ha venido negociando con ellos para establecer un nivel razonable de ganancias a cambio de subsidios, para evitar la expoliación de la población. La respuesta es el desprecio por el derecho del Pueblo a la comida, al vestido y a los productos de higiene. Las medidas tomadas recientemente deberían restablecer la cordura y acabar el afán de lucro desmesurado de los comerciantes. Sin embargo, dispénseme la duda: árbol torcido, sus ramas nunca enderezan.

La actual situación estructural se debe cambiar modificando las relaciones de producción de bienes, valorar el conocimiento y las especies locales e impulsar un desarrollo sostenible que combine las tecnologías formales y las populares. El Estado Nación tiene instituciones científicas que pueden tecnificar los quehaceres populares, e instituciones financieras públicas para dar financiamiento a los emprendimientos locales. Con ese poder, se puede acometer las siguientes tareas para alcanzar la soberanía alimentaria.

  • Descentralizar la producción y llevarla a las Comunas. Que todo el mundo produzca los rubros típicos de cada región, sin tratar de adaptar los cultivos impuestos por la cultura europea. Nuestras fuentes de lípidos, glúcidos y prótidos son infinitas, pero se degradaron por la imposición de una cultura ajena. Cada región debe producir lo que come: hay que sustituir la economía sobrevenida que permite el abuso de los "graneros".

  • Hay que rescatar el uso de semillas autóctonas, fertilizantes y combate natural de plagas, procesamiento, industrialización, preservación de alimentos, distribución y comercio de los productos a nivel local, con ayuda de la academia de cada región: universidades e institutos de educación.

Donde vivo hay 5 parroquias: 3 rurales con tierras aptas para el cultivo. Las urbanas tienen espacios susceptibles de ser usados para agricultura urbana. Hay 7 universidades, 9 institutos de estudios superiores, 10 escuelas donde se enseña a cocinar. Hay 3 mercados populares donde se puede comerciar la producción local si se dotan de frío. Y hay escuelas, liceos y centros de estudios medios que pueden recolectar y germinar semillas. Los excedentes pueden ser enviados a aquellas zonas aledañas donde no se haya implementado un plan similar. Y cuando se alcance satisfacer el abasto local, se pasará al comercio con la región.

¡Rompamos la dependencia con los que no nos quieren!

tovarjo1@gmail.com



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