La política está presa, necesario liberarla

Impresionante la caída acelerada de la Política en los primeros 18 años del siglo XXI. Sus enemigos la atacan sin piedad para que nadie crea en ella. Despolitizar ha sido la sugerencia de los tanques del pensamiento de la ultraderecha mundial para los amos del mercado. Las declaraciones sucesivas de los jerarcas de endiosadas instituciones, regadas en el planeta, dan direccionalidad a las aspiraciones de quienes se presumen "amos del mundo", ellas difunden sin cesar, a través de la mediática global, un discurso de violencia que mal pone la sabiduría y las creaciones populares, colocan su pensamiento neocolonial como verdades absolutas y alimentan el desinterés y el distanciamiento a la Política en la mayoría de los estratos sociales de todos los continentes.

La despolitización es una de las tantas maneras ruines de crear la desesperanza, debilitar el sentido de seguridad, volver crónica la confianza, convertir a la incertidumbre en un problema sin solución, promover la rendición sin luchar, aceptar que el otro piense por mí y oferte sus soluciones para atender las dificultades apremiantes, hacer de la vida un ejercicio de actuar y pensar individual y unicéntrico, obviar la perdida veloz de la calidad de vida por razones estructurales del des (orden) mundial por la manera como fue concebida la economía, su modo y relaciones de producción, acrecentar el capital de pocos en detrimento de los muchos, especialmente de aquellos que crean la riqueza y le arrebatan a través de subterfugios legales, a cambio de salarios menguados.

La caída rápida de la esclavitud, el aumento progresivo de la independencia política en países quienes durante largo tiempo fueron colonias imperiales; el abandono del aparato productivo tradicional para atender con ahínco el mundo de las finanzas, con especial atención la especulación financiera; la difusión de las llamadas burbujas dinerarias y el lavado de dinero, crearon una realidad falsa de riqueza, insostenible en el tiempo, que hace mella en la actualidad, en todos los puntos cardinales del planeta.

La imposición de los tratados de libre comercio por parte de las fuerzas imperiales a los países de economías de pauperizadas, responden al interés de las grandes corporaciones económicas y financieras de la globalización de elevar las ganancias, cualquiera sean los medios a emplear, desbaratar los resultados integracionistas producidos por los pueblos en su afán de unificar fuerzas, enfrentar las amenazas que le asechan, compartir sus fuerzas con sentido de complementariedad y aprovechar de mejor manera las oportunidades que se presenten.

Atacar a la Política, volverla insípida y sin sentido, malograrla, volverla añico, vaciarla de su contenido analítico y crítico, convertirla en rechazo público es un plan que se ha radicalizado en los últimos años.

La Política es la forma, hasta ahora, más expedita para enfrentar los problemas de toda índole y edificar el sistema político, que a decir del Libertador, ofrezca la mayor suma de felicidad posible en lo social, en lo económico, lo político, lo cultural y lo ético; de redimir los seres humanos, de concienciar y promover un actuar dialectico a beneficio del hombre en su integralidad.

Los aberrados discursos de Trump, como director de la orquesta, y las desaguisadas declaraciones de sus compinches: Almagro, Duque, Macri, altos funcionarios del Banco Mundial, el FMI, el Pentágono, el Departamento de Estado, el Departamento del Tesoro de los EEUU, los jefes de Estado de Perú, Brasil, Inglaterra, Israel, Arabia Saudí, Panamá, Francia, representan el actuar y pensar criminal de una dirigencia localizada en distintos puntos geográficos del planeta. Ser el papel de verdugos es su gloria, vivir arrodillados al imperio y cumplir sus órdenes al pie y letra, es su éxtasis. Liberar a la Política del cautiverio es una necesidad.

fparadavalero@gmail.com



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