¿Por qué fracasarán las nuevas medidas económicas del 20 de agosto?

Los venezolanos padecen una terrible peste que ha desbastado la economía nacional: la hiperinflación. Hasta el día de hoy, el gobierno de Nicolás Maduro no ha implementado ni una sola medida que sea capaz de abatirla. Por el contrario, ha habido una nefasta política económica y una malsana dejadez e indolente negligencia que han empeorado las cosas. La escasez de divisas ha producido por varios años consecutivos un grosero crecimiento del déficit fiscal que infructuosamente se ha tratado de aliviar mediante una descomunal emisión de dinero inorgánico. Si a esto le sumamos el absurdo mantenimiento del corrupto control cambiario, que sigue permitiendo el robo descarado del tesoro público a través del perverso mecanismo de las tramposas asignaciones de divisas preferenciales, entonces, tenemos el cóctel perfecto para que el proceso hiperinflacionario crezca con una violencia capaz de pulverizar todos los bolsillos de las inmensas mayorías. La hiperinflación que nos azota sin misericordia no es otra cosa que una profunda e incontenida devaluación del bolívar fuerte.

Después de tanto esperar y rogar a la divina providencia, por fin, este desatinado gobierno va a tomar un conjunto de medidas económicas que aparecen en el horizonte como una tenue lucecita que se prefigura a lo lejos y en medio de esta descomunal oscuridad como un nuevo amanecer.

Me parece sumamente asombroso que de un gobierno tan malo como el de Nicolás Maduro pudiera nacer un fruto tan beneficioso para el devenir de toda la nación como el que se anuncia para el 20 de agosto de 2018.

El paquetazo de Nicolás Maduro pudiéramos llamarlo para diferenciarlo del aquel inefable "paquetico de Miguelito Rodríguez."

Lo cierto es que apoyamos con entusiasmo la pronta implementación todas esas medidas económicas anunciadas por el gobierno venezolano.

Sabemos que esas medidas si son certeramente aplicadas, en poco tiempo, les cambiarán la faz a millones de venezolanos. No obstante, no son subestimables los obstáculos que habrá que superar.

Lo primordial de ese paquetazo es que busca detener la devaluación de nuestra moneda, revalorizándola mediante su anclaje al petro. Lo verdaderamente revolucionario de este anclaje está en que pretende la liberación de nuestro signo monetario de las garras del dólar norteamericano. Esto es crucial. Sobre todo, si tomamos en cuenta que la moneda estadounidense viene siendo usada no solo como instrumento de dominio económico sino también como arma política. Basta con observar las calienticas medidas que acaba de tomar Trump contra Irán, en donde en una de ellas le ha prohibido el uso del dólar gringo. Queda claro pues, que los EEUU tienen la potestad para decidir quien puede o no usar el dólar. Lo mejor, entonces, es emanciparse de tan grande amenaza. Para prevenir semejantes males futuros nos vendrá muy bien cambiar el anclaje de nuestra monada.

Lo que está por indagarse son las bases para que el nuevo anclaje sea exitoso. La principal de ellas, sin duda alguna, estriba en la confianza que los posibles compradores foráneos del petro tengan a la hora de tomar una decisión al respecto. Al principio, podrían ser nuestros aliados más cercanos los que nos brinden el impulso necesario para arrancar con buen pie. Los enemigos de la patria están haciendo todo lo posible por hacer naufragar esta imprescindible confianza. La presencia de los drones en la avenida Bolívar realmente no fue un ataque para destruir a Maduro; lo que buscaban con ese simulacro era desbastar precisamente esa confianza que se requiere para que sus medidas sean verdaderamente exitosas. Generar confianza ha de ser pues, una de las políticas más importantes que deberá desplegar el gobierno para que las nuevas medidas económicas surtan el efecto deseado.

El desmontaje del actual control cambiario es otra de las bases requeridas para que el nuevo anclaje alcance la tan deseada revalorización de nuestra nueva moneda, el bolívar soberano. Si este control cambiario no se desmonta, entonces, su peso no permitirá que las nuevas medidas económicas levanten vuelo. Debe denunciarse que el robo de nuestras divisas a través de la canallesca asignación de dólares preferenciales ha mermado drásticamente nuestras reservas internacionales y, que el actual control de cambio a sido el instrumento a través del cual se ha consumado, mediante el fraude, semejante robo. Si se quiere que se repongan nuestras reservas internacionales será necesario evitar a toda costa que los vivos incrustados dentro y fuera del estado se las sigan robando.

Al establecerse el nuevo anclaje del bolívar soberano al petro, debe desaparecer la actual paridad del bolívar fuerte con respecto al dólar estadounidense, y con ella, también, todas sus perversiones distorsionadoras de la estabilidad económica. Tendremos una nueva paridad entre el bolívar soberano con respecto al dólar yanqui que ya no podrá ser manipulada por el departamento de estado a través de su pagina dólar today. Entonces, la hiperinflación comenzará a ser controlada por el estado venezolano en la medida en que se vaya recuperando el valor de nuestra moneda. Empero, esto será posible solo si el estado abandona la maléfica práctica de estar creando inmensas masas de dinero inorgánico, esto es, de dinero sin valor real, es decir, de dinero devaluado.

Las medidas económicas que se aplicarán a partir del 20 de agosto deben asumirse no como la panacea de todos los males que vivimos actualmente los venezolanos, sino solamente como las condiciones elementales para emprender el camino del crecimiento económico, que solo puede alcanzarse mediante la activación y el despliegue de todo el aparato productivo a nivel nacional. Porque si no producimos estaremos fritos como ahora lo estamos. En este tiempo el estado venezolano debe tener como prioridad el crecimiento de la economía a través de la activación de todo su aparato productivo. En este sentido, debe volcar buena parte de sus recursos hacia el logro de este objetivo. No obstante, tiene en los principales grupos empresariales organizados a sus grandes enemigos que le sabotean para desestabilizarlo. Este escollo debe sortearlo si quiere enrumbar el país hacia caminos de prosperidad. Es en este punto donde debe afincarse si quiere que sus medidas económicas sean exitosas. ¿Qué hacer con una burguesía apátrida, insubordinada e insurrecta? He ahí el detalle. Los chinos formaron una burguesía a partir de cuadros del partido comunista. Eso les ha garantizado que el desarrollo de sus fuerzas productivas haya estado al servicio de su país. Pero aquí lo que tenemos es una burguesía hostil trabajando para el enemigo. Habrá que asumir posiciones firmes. No se les puede seguir dejando que hagan los que les de la gana. Ellos vienen imponiendo sus designios ante un gobierno bobalicón. Tenemos un mercado desatado que impone sus precios sin ningún control por parte del estado. En la practica han impuesto un neoliberalismo ante la impotencia de un estado débil que pareciera no existir. Si no se pone en cintura a esta burguesía las nuevas medidas económicas serán solo un saludo a la bandera, fracasarán.

ricardovargas.rv.rv@gmail.com



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