Panorama general de los conflictos comerciales de la actualidad: una lectura desde Venezuela

El sistema de relaciones comerciales de la actualidad está expuesto a tensiones de amplio espectro y gran escala. Agentes políticos y económicos han advertido sobre la factibilidad de desarrollo de una guerra comercial, lo cual ha encendido las alarmas ante las severas y nefastas repercusiones que generaría un fenómeno de esa naturaleza para la economía mundial.

Los conflictos de intereses desencadenados en los últimos meses, se deben al resurgimiento de prácticas proteccionistas. La crisis resultó explícita a partir del viraje estratégico de los EEUU, orientado hacia el reimpulso de su crecimiento industrial y hacia la instauración de una política exterior beligerante y supremacista, que derivó en el abandono del TPP, la renegociación del TLCAN y la imposición unilateral de aranceles y sanciones.

Las contradicciones desencadenantes del conflicto

Las contradicciones referidas no son coyunturales, tampoco son un producto aislado de la política de una Nación (por más poderosa e influyente que sea), sino que son expresión de la crisis orgánica del sistema del capital, y las mismas en su concreción actual denotan conflictos inter-imperialistas, como los sucedidos en el preludio de las guerras mundiales del siglo XX.

La nueva política de EEUU, pretende resguardar los cimientos del sistema del capital, para tal efecto trabaja en revertir las tendencias de estancamiento y colapso de la economía mundial bajo su égida, dadas por un Producto Bruto Global (PBG) anémico y dependiente de la especulación financiera y por una tasa de ganancia en vertiginosa caída.

Para conservar el establecimiento continental y global, la élite supremacista que gobierna en los Estados Unidos, pretende imponer sus designios con base en la coerción, para construir un nuevo mapa geopolítico mundial que le permita profundizar los mecanismos de acumulación por desposesión que le sostienen como potencia dominante.

Geopolítica del conflicto comercial contemporáneo

Las tensiones actuales son el resultado de una pugna entre potencias por el control sobre los flujos y los circuitos de capital, es decir, es un conflicto por los recursos y los mercados, entre el bloque liderado por los Estados Unidos, el cual se sostiene mediante el eje financiero Wall Street, Londres, Francfurt y Tokio; y las denominadas potencias emergentes, entre las que sobresalen China por su crecimiento económico, su carrera tecnológica y por el avance de su influencia geopolítica a escala global, Rusia por su renacimiento como potencia fundamental de Eurasia e India por su crecimiento industrial y por ser un nodo estratégico del sudeste asiático.

Dicho de otra manera, los Estados Unidos procuran defender su hegemonía sobre el sistema financiero mundial, así como preservar su liderazgo político-militar, mientras China, Rusia e India pretenden mantener su crecimiento económico, para lo cual requieren de la ampliación del espectro de su influencia geopolítica y económica. Se trata entonces de una contradicción interna del capitalismo. Como se mencionó, el objetivo de los factores en pugna es el control y usufructo de recursos y mercados -espacio vital-, como prerrequisito para imponer la acumulación por desposesión (en ese sentido, los aranceles y las sanciones son dispositivos dirigidos a instaurar una nueva arquitectura).

Los conflictos de intereses desencadenados ante la escalada de acciones unilaterales de los Estados Unidos, entre las que se destacan los aranceles y sanciones, el abandono del TPP y del acuerdo multilateral con Irán, así como por las evidentes contradicciones de la reciente cumbre del G-7 celebrada en Canadá, tienden a producir fisuras en el sistema de relaciones instaurado después de la II Guerra Mundial –a través de los acuerdos de Bretton Woods-.

La política unilateralista de Washington, además de acentuar las contradicciones con potencias emergentes concebidas como antagónicas (como China y Rusia), ha socavado los intereses estratégicos de aliados tradicionales de EEUU, tales como Alemania, Francia, Japón, Canadá y México. Tal situación puede fracturar la arquitectura de alianzas vigente. Las contradicciones con Alemania resultan sustantivas, por el papel dirigente de ese país en la Unión Europea, y las mismas son complejas porque la nueva política de EEUU afecta los intereses estratégicos de la nación germánica.

Perspectivas del conflicto

Una lectura historicista e integral del conflicto comercial contemporáneo, entendido como expresión de la crisis estructural del sistema del capital-, permite prever las siguientes perspectivas:

  • Se profundizará la escalada de tensiones hasta desencadenar una guerra comercial, cuyo impacto depende del éxito de los Estados Unidos en su política de imponer sus designios, incluso por encima de intereses de países aliados.

  • Se acentuarán las contradicciones (financieras-geopolíticas) con el eje China-Rusia, y es factible la creación de bloques en Europa oriental y Asia, con lo cual se producirá un nuevo sistema de alianzas en esas regiones.

  • La ruptura unilateral e injustificada de Washington con el acuerdo nuclear iraní, ha acentuado los conflictos de intereses con la Unión Europea y producirá una grieta entre las relaciones de la comunidad de naciones europeas con el gigante norteamericano.

  • El complejo militar-industrial estadounidense busca un nuevo sistema de relaciones, por tal motivo: Abandonó el TPP, pero mantiene su proximidad con Australia; Creó el Grupo de Lima para desarticular UNASUR; Mantiene una acción diplomática con la UE, pero fomenta tensiones con Alemania y Francia, y de manera simultánea influye en la salida de Gran Bretaña de ese bloque; Promueve una alianza energética con la UE, mientras cuestiona proyectos de esa área suscritos entre Alemania y Rusia. En síntesis, los Estados Unidos están creando un bloque con Bran Bretaña, Australia e Israel.

  • El cambio en el metabolismo del mercado y las finanzas, desencadeno por la guerra comercial que se está instaurando, tendrá graves repercusiones sobre el PBG, la inflación y el volumen del comercio mundial.

  • Las intervenciones de la Reserva Federal sobre la tasa política de interés, seguirán mejorando la cotización del dólar norteamericano, con lo cual resulta inminente una crisis de deuda que afectará un volumen significativo de las empresas globales y perjudicará especialmente a economías emergentes (con graves repercusiones para economías como las de Brasil y Argentina, por sus altos grados de dependencia de la deuda).

  • Las contradicciones internas de China en su modelo de socialismo de mercado, tienen el potencial de crear las condiciones para que el mundo del trabajo se convierta en una opción de salida revolucionaria para el proletariado de ese país, ante un mundo convulsionado por la especulación financiera y el capital ficticio.

  • Las agresiones y el despojo hacia los pueblos de naciones periféricas derivará en un aumento de las contradicciones de clase en esas formaciones económico-sociales, con lo cual se podría configurar un nuevo avance de las fuerzas progresistas en los países del denominado tercer mundo.

Perspectivas para Venezuela

Venezuela transitó de ser un factor geopolítico regional con base en el liderazgo de Hugo Chávez –e incluso un referente para los países no alineados-, a convertirse en un objeto –en un botín de guerra prácticamente inerme- del conflicto comercial de la actualidad, en gran medida esto es causado por errores estratégicos dados en la última década en la política financiera, fiscal y energética (que imponen una situación económica catastrófica), así como por retrocesos e inconsistencias de signo político que han revertido de manera dramática avances sustantivos de la Revolución Bolivariana.

  • La agudización de las hostilidades de Washington hacia Venezuela, significa un eslabón fundamental de su estrategia de recolonización del continente como su espacio vital (como su patio trasero), con lo cual, además de garantizar materias primas baratas le permite dominar un mercado hemisférico de más de 650 millones de habitantes.

  • Venezuela se concibe entonces en la estrategia estadounidense como una ficha clave para ganar el juego en el ajedrez geopolítico, para lo cual debe expulsar la influencia de China y Rusia en la región. Por tanto, las contradicciones del conflicto comercial contemporáneo (y su desenlace), afectarán a la realidad venezolana. A continuación se exponen perspectivas de acuerdo con algunos escenarios factibles:

  • Las sanciones unilaterales estadounidense afectan gravemente el comercio exterior y las potencialidades de inversión internacional de Venezuela, con lo cual se sufrirán severos daños en el mercado interno y se acentuará la caída del PIB nacional. Tal situación es reversible en el mediano plazo, pero hasta ahora no se vislumbra ninguna estrategia viable y sistemática del gobierno venezolano para contrarrestar esa tendencia.

  • Los Estados Unidos despliegan una estrategia de combinación de formas de presión contra China, por una parte, imponen aranceles escandalosos y arbitrarios, mientras negocian un acuerdo comercial, en el cual podrían incluir a Venezuela en la agenda. Cabe recordar que Venezuela tiene una deuda notable con el gigante asiático y sus esperanzas de recuperación económica dependen en gran medida de una reestructuración de deuda con Pekín, así como de un plan de inversión internacional en el que China desempeñaría un factor medular.

  • La profundización de las tensiones entre los Estados Unidos y China, hasta desencadenar en una guerra comercial, derivaría en un bloqueo naval-comercial contra Venezuela, ante el cual la capacidad de respuesta del gobierno nacional sería muy limitada (por la asimetría respecto al agresor y por la correlación de fuerzas en la región en foros como la OEA, pero primordialmente por la extinción de la UNASUR y la CELAC), y es poco probable que la comunidad internacional pueda intervenir para evitar una acción hostil de esa naturaleza (por el contrario los gobiernos conservadores del continente justificarían y apoyarían esa medida).

  • Venezuela debe diseñar una estrategia de nuevo sistemas de alianzas, que le permita orientar sus esfuerzos hacia el desarrollo de sus fuerzas productivas y de su comercio exterior, con autonomía ante el sistema financiero y el mercado regentados por los Estados Unidos, así como crear un nuevo estilo tecnológico (única vía de desarrollo auténtico), independiente del modelo anglosajón que domina nuestro aparato productivo y nuestra racionalidad económica. Asimismo, resulta de vital importancia fundar un modelo de inversión internacional, orientado al robustecimiento del mercado interno y a la creación de valor agregado, sin menoscabo de los intereses y los principios esenciales de la República.

A modo de conclusión

La crisis estructural del sistema del capital, determina las tensiones inter-imperialistas que se aprecian en superficie a través de los Estados Nacionales. Los conflictos de intereses de amplio espectro desencadenados ante la nueva política unilateral de Washington, producirán un cataclismo en el sistema financiero y el mercado global, porque Europa no estará dispuesta a sufrir los estragos de una recomposición del orden mundial.

Los Estados Unidos están dispuestos a imponer una guerra comercial (con nefastas consecuencias para la economía mundial), con tal de preservar su hegemonía. China trabaja en una salida diplomática, pero no estará dispuesta a subyugarse a los designios norteamericanos.

La Unión Europea reconoce la complejidad de la coyuntura y aspira convertirse en un factor autónomo de la órbita de los Estados Unidos. Además, tiene claridad en cuanto a la importancia de establecer alianzas financieras e industriales con China y energéticas con Rusia.

En la región se avizoran momentos difíciles para nuestras economías nacionales –con explícitas manifestaciones en Brasil y Argentina-, y en el caso particular de Venezuela, se vislumbran mayores dificultades, a menos que mediante la diplomacia o en su defecto crear una estrategia geopolítica y geoeconómica para revertir la crisis actual –cosa que parece muy poco probable si se aprecia el tratamiento del gobierno nacional ante dicha crisis-, en todos los casos, el pueblo venezolano debe convertirse en protagonista de su destino, sea apoyando el plan de recuperación económica o sea a través de su movilización para exigir sus derechos esenciales.

 



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Jorge Forero

Integrante del Colectivo Pedro Correa / Profesor e Investigador

 boltxevike89@hotmail.com      @jorgeforero89

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