La virtud se desarrolla en la lucha contra el vicio

Hay pensamientos esenciales para quienes de alguna u otra manera hemos venido transitando el mundo de la cultura, pero a su vez el de la militancia revolucionaria. Uno de esos pensamientos da nombre a un libro que recoge la intervención del líder de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela en abril del año 1.999: "Una revolución sólo puede ser hija de la cultura y las ideas."

Este pensamiento constituye síntesis de una concepción forjada en la densidad de la lucha cotidiana, en la reflexión constante de un hombre que supo interpretar la realidad del momento histórico que le tocó vivir y su visión estratégica en relación con el porvenir de la humanidad. Dar papel preponderante a las ideas como acicate de las acciones a emprender para provecho de la humanidad, significa avocarse a la revisión permanente de los saberes y creaciones producidos por esa humanidad, lo significativo de ello, lo útil de ello, lo trascendente de ello. De allí la importancia que el Comandante Fidel Castro Ruz da a la batalla de las ideas, a los avances en materia científica y al cuestionamiento constante de lo hasta ahora conocido. Expresión dialéctica de análisis del mundo. Todo ello lo entendemos también en el contexto de un desarrollo cultural que no ha sido ajeno, no es ajeno y no será ajeno a la dinámica de la sociedad. Y esta dinámica social transita el camino de la lucha contra la hegemonía imperial y la lucha por la liberación de los pueblos del mundo. Su eje central es la lucha por la dignidad humana.

Citaré de ese largo discurso del Comandante Fidel Castro Ruz sólo algunos aspectos que considero esenciales, sobre todo en la coyuntura que vive nuestra Patria, como aporte a esa necesaria batalla de las ideas y a ese desyerbe del camino, cuando se pretende obstaculizar nuestro andar: "...en la vida nadie nace revolucionario, ni poeta, ni guerrero, ni mucho menos, son las circunstancias las que hacen al hombre o le dan la oportunidad de ser una cosa u otra." Es el contexto social que hará posible la conciencia de la persona humana, parafraseando a Carlos Marx. Contexto social que el Comandante Fidel Castro llama, en este caso, circunstancias. Es decir, las condiciones o estados de lugar y tiempo que influyen en el ser humano y que muchas veces predisponen su acción social. Por ello la preocupación permanente que la Revolución Bolivariana debe hacer de la familia, de la educación y del pueblo en general, en la formación a partir de patrones culturales que promuevan los valores socialistas, de permanente revisión y cuestionamiento de los valores culturales que durante muchos años se nos ha impuesto.

"Como ciudadanos del mundo e integrantes de la especie humana, tenemos derecho a expresar con entera claridad nuestro pensamiento a todo el que quiera escucharnos, sea o no revolucionario." Qué mejor ejemplo de irreverencia ante el mundo esta expresión que tiene un hondo significado humano, en cuanto y tanto ser que se siente en capacidad de decir sus verdades a la humanidad y libre de ataduras para entablar dialogo, aún con personas cuya concepción de la vida le sea adversa. Es elevarse, si se quiere, por encima de las nimiedades, de lo egoísta, de la vulgar inmediatez, de lo sectario y de la miopía.

Como buen visionario el Comandante Fidel Castro Ruz en ese discurso hizo afirmaciones que constituyen razones suficientes para motivar nuestra confianza en la Revolución Bolivariana: "La situación de ustedes es difícil, pero no catastrófica... Les voy a decir algo más – con la misma franqueza -, ustedes no pueden hacer lo que hicimos nosotros en 1.959. Ustedes tendrán que tener mucha más paciencia que nosotros, y me estoy refiriendo a aquella parte de la población que esté deseosa de cambios sociales y económicos radicales inmediatos en el país." Aunque el contexto ha variado en estas casi dos décadas de Revolución Bolivariana, hay elementos que pudiéramos afirmar se mantienen inalterables. Uno de ellos es la lucha contra el dominio del imperio norteamericano, el papel entreguista de la burguesía parasitaria y la presencia en nuestro país de importantes recursos naturales y de reservas energéticas estratégicas. Esto último llevó a declarar en diversos momentos al Comandante Hugo Chávez sobre la importancia del desarrollo productivo del país y el impulso al desarrollo endógeno. Esa crítica que hace el Comandante Fidel Castro Ruz a la inmediatez y radicalismo de ciertos sectores sociales, para ese momento resultaba un alerta. Por eso aconsejaba llenarnos de paciencia. Sin embargo, sólo fue posible hacer el llamado de profundizar la revolución años posteriores, cuando el Comandante Hugo Chávez observó los peligros que se avecinaban sino íbamos a la raíz del asunto, sino asumíamos la revolución dentro de la revolución. Ciertamente, en nuestro proceso de Revolución Bolivariana ha habido hechos donde sectores de la oposición se han burlado de la paciencia del pueblo venezolano. Lo más reciente han sido las guarimbas, actos terroristas y la criminal especulación. El Comandante Chávez en su momento y ahora el Presidente Nicolás Maduro, ante esas situaciones dieron muestras de sindéresis, de mucho equilibrio y de apego a la ley. Quizás usted o yo, dejándonos llevar por el cerebro rectiliano, otros senderos hubiésemos tomado.

"En época de vacas gordas no se aprende mucho, en época de vacas flacas, y bien flacas, entonces se aprende bastante." La necesidad obliga a exigirnos y pensar en opciones para enfrentar la adversidad. La explotación petrolera trajo aparejada la penetración cultural, el modelo consumista y la vida fácil, sin esfuerzo alguno. Tal patrón cultural permeo a la sociedad marcando de forma lamentable nuestros comportamientos, conductas y actitudes. Se descuidó el campo, el conuco fue estigmatizado como expresión de atraso, todo ello en complicidad con gobiernos de derecha que nunca se les aguó el ojo para entregar nuestro principal recurso a potencias extranjeras. Se nos enseñó que era más fácil que nos dieran todo hecho a esforzarnos por crear, producir y cuidar lo que teníamos y necesitábamos. Por eso, al vivir coyunturas como la actual de bloqueo y guerra económica la inventiva juega un papel fundamental y en ello nuestro pueblo tiene un acumulado importante.

"... hemos aprendido mucho de los pueblos; hemos aprendido a conocer los pueblos y sus cualidades extraordinarias, y, entre otras cosas, hemos aprendido no solo a través de ideas abstractas, sino de la vida práctica y cotidiana, que no todos los hombres somos iguales en nuestros rasgos físicos, pero todos los hombres somos iguales en cuanto a talento, sentimientos y las demás virtudes necesarias para demostrar que en la capacidad moral, social, intelectual y humana todos somos genéticamente iguales." Esa concepción de la igualdad planteada por el Comandante Fidel Castro Ruz, constituye la concepción de igualdad que los revolucionarios y las revolucionarias debemos tener presente. Dicha concepción rompe de manera frontal con aquella concepción absurda, come flor y muchas veces ramplona de la igualdad. Es a partir de las capacidades morales, sentimientos y virtudes que como seres humanos todas y todos tenemos. Pero dicha igualdad parte también del reconocimiento de los valores presentes en el pueblo, en sus saberes y en su filosofía de la vida. Y allí, el Comandante Hugo Chávez supo ponerse en sintonía con el sentir de su pueblo, fue su caja de resonancia, supo interpretar las esperanzas del pueblo y habló al corazón de éste.

La Revolución Bolivariana ha venido planteándole al pueblo venezolano un reto importante. Estamos llamados a derrumbar muchos paradigmas que hasta ahora han signado nuestras vidas y asumidos como verdades absolutas, inviolables y eternas. Para ello tenemos que ser irreverentes, no pusilánimes. Este reto comienza en cada uno y en cada una de nosotras y nosotros. Demosno el permiso de revelarnos, autoricemosno para romper amarras y dirigir esta nave, nuestra nave, hacia un destino feliz que es en definitiva lo que aguarda la lucha por la dignidad humana.

El Comandante Fidel Castro Ruz y el Comandante Hugo Chávez son ejemplos de lo que acabamos de afirmar. Sólo así es posible asumirnos militantes de una revolución y a su vez hijos e hijas de la cultura y las ideas que impulsan esa revolución.

rolomejo1957@gmail.com



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