Hoy nos levantamos con un incremento del salario mínimo nacional en Venezuela, en 5.196.000 Bs; anunciado ayer por el presidente Nicolás Maduro, según para paliar la grave crisis económica que reina en este país. Ya con este aumento son varios otorgados en lo que va de año. La paradoja, la semana pasada se evidenció un aumento de los productos de la cesta alimentaria y, esta otro.
Adicional, a la grave crisis económica vivida se une la crisis social, las personas no tienen acceso a un sistema medianamente aceptable para trasladarse a sus sitios de trabajo, vemos por las calles caminar para poder llegar a su destino. Muchos por no decir todos, con el pensamiento en que será de sus vidas, sin: alimentos, agua, luz, aseo urbano, gas, dinero en efectivo, internet, paz interior e ilusiones.
Estas ilusiones, no son las de celebrar el cumpleaños o encontrar un buen empleo; si no, la esperanza de tener un futuro digno, planificado, cónsono con las expectativas trazadas en tiempos pasados. Esta nube negra, ronda el día a día del venezolano, ahogándolos en reflexiones básicas, que será de sus vidas.
No he realizado una investigación como tal, pero en la calle casi la mayoría de las personas que empíricamente le he preguntado sobre la situación país, han coincidido en primero, no ver salida a la crisis, segundo, están carentes de esperanzas y, tercero desearían emigrar hacia otras latitudes.
Por ejemplo, si someramente analizamos el rubro alimentos, el viernes pasado el cartón de 30 unidades de huevos estaba en 5 millones de bolívares, eso fue antes del aumento, es decir, igual al monto del salario mínimo integral decretado ayer por nuestro presidente. No quiero imaginarme cuánto costará esta semana.
Estos asesores económicos del gobierno debieron de haber estudiado en otro planeta, porque en la tierra lo dudo. Debido a que es tan simple entender la causa raíz de este problema y, la ruta a seguir por este equipo de ilustres sabios. Si estos señores aconsejaran al presidente, participar en un programa de investigación etnográfica, que eligiera, quizás al azar, vivir un mes, sólo un mes, en cualquier hogar venezolano, de aquellos no vinculados al gobierno.
El presidente, entendería las palabras del comandante Hugo Rafael Chávez Frías, el conectar con el pueblo, sólo así, internalizaría esas palabras que aún recuerdo haberle escuchado en más de una oportunidad a través de los medios de comunicación. De esta forma, al pronunciar la frase tener conexión con el pueblo, reviviría la experiencia vivencial.
Es fácil, opinar sobre el otro, cuando quien emite la opinión no es el afectado. Es aguantable el hambre, cuando quien la padece es el otro; es fácil dar discursos de cómo ahorrar electricidad cuando el suministro constante de electricidad es interrumpido a diario, sin saber o tener la certeza del momento a fallar. Fallarle a esa nevera, a ese aire acondicionado, a esa computadora, a todo bien. Muchas de estas interrupciones con altos y bajos voltajes, han traído como consecuencias hogares con neveras descompuestas, con temperaturas altas, por habérsele dañado el aire acondicionado y, pare usted de contar
Estos asesores económicos, debieran informarle al gobierno que para aumentar salario, en este momento de hiperinflación, debe tener cubierta la producción de alimentos, por lo menos, los más básicos, para garantizarle al PUEBLO la soberanía alimentaria. En ese sentido, la espiral inflacionaria afectaría otros productos, pero no el rubro de alimentos producidos en nuestro país.
Entonces, para aprender se debe aprehender el nuevo conocimiento y la mejor manera es vivirlo, ¿Acepta el reto de conectar con el pueblo señor Presidente?.