Nicolás lo hizo otra vez

No es la primera vez que Nicolás sufre de lagunas analíticas en su juicio político y su percepción del agonizante entorno socioeconómico del país. En más de una ocasión nos ha amenazado con un golpe de timón que nunca ha ocurrido. Ha tenido ocasiones y oportunidades para sacar al país de la inédita e inaudita situación en la que estamos, pero le ha faltado valentía.  Y mientras tanto, ha tomado la ruta para complacer al partido que desde hace tiempo perdió sintonía con el país.
 
Esta no es una opinión más de un opositor.  Es el sentimiento unánime de la gran masa de revolucionarios que hemos perdido el liderazgo, que no somos opositores y que ya hemos entendido que este gobierno es más contrarrevolucionario que cualquier infeliz de la extinta MUD. 
 
El gabinete recién nombrado por Nicolás es la mejor prueba de lo que decimos.  No voy a entrar en detalles sobre los nuevos ministros que llegan, pues no son ellos los responsables de la recurrente incapacidad y gestión errática de este gobierno que ya se ha graduado de enemigo del pueblo.  Más me preocupan los ministros que permanecen, pues ya es conocida su evidente incapacidad para cristalizar reformas y propuestas que salven al país.  Sin excepción alguna, todos son una caterva de incompetentes, el primero de ellos Nicolas Maduro.
 
El problema para Venezuela, nuestro país herido y agonizante, no termina aquí, pues toda esta incapacidad aberrante del gobierno de Maduro, no solo está asesinando el presente del país, sino que nos está llevando a caer en las mismas manos de aquellos a quienes derrotamos hace casi 20 años;  precisamente por  sus incompetencias y desafueros y que gobernaron a Venezuela  por 40 años. En este sentido, este gobierno está asesinado el futuro del país, pues el capital político que costó tanto esfuerzo lograr durante los 14 años de la Revolución Bolivariana, el lo ha ido dilapidando y destruyendo de manera inexorable. No han hecho falta los adecos y los copeyanos, pues ellos fueron derrotados por el pueblo; esto es obra de este gobierno con la ayuda del partido que fundó Chávez para que hiciera política que no se pareciera a Acción Democrática, pero hoy en día se parece más al extinto "partido del pueblo"; solo que el PSUV lo supera en errancia, y en el tiempo récord en perder la sintonía con el pueblo.
 
Maduro, a expensas de los símbolos de la izquierda y a expensas del hambre del pueblo, ha hecho más daño que cualquier guerra económica y confabulación política exógena o endógena.  Su incapacidad para escuchar la voz del pueblo, le ha hecho un irremediable daño a las causas revolucionarias de toda Nuestramérica; su ejemplo ha servido como justificación contraproducente para que los pueblos de este continente, que tenían la esperanza fijada en Venezuela,  se hayan atemorizado de las propuestas de la izquierda y hayan votado en contra de las mismas, pues para ellos es un proceso vinculante. El resultado ha sido que la derecha ha recobrado sus fuerza electoral y política  y hoy la tenemos el el centro del poder político en Argentina, Chile, Brasil, Colombia, Uruguay, Paraguay y Ecuador.  De igual forma, tenemos a Nicaragua bajo asedio, y en un efecto dominó negativo, la derecha internacional utiliza la coyuntura venezolana para justificar y endilgarle todo lo malo a la izquierda.  Para ello Nicolás Maduro y su gobierno, que pregona pero que  no practica los valores de izquierda que son intrínsecamente humanistas, de complementariedad, de verdadera solidaridad con el pueblo, de justicia social y de crecimiento humano sostenible, es el mejor anti ejemplo continental. 
 
Hoy la izquierda venezolana, latinoamericana y por qué no, la mundial, han encontrado el peor enemigo y el más difícil de vencer, el sainete de la dupla Nicolás Maduro-PSUV pues ésta se ha apropiado de sus símbolos, de sus colores y de su vocabulario para desarrollar un proceso neo fascista, hambreador y enemigo de los humildes, a quienes irónicamente dice defender. 
 
Mientras tanto, los enroques ministeriales siguen acumulando el descontento del pueblo; el sempiterno equipo económico sigue acumulando desaciertos que sitúan la inflación  en cifras innombrables; los mercados internacionales se siguen cerrando para nuestro petróleo; las sanciones han encontrado el camino de la "legitimidad" internacional, PDVSA va rumbo a una quiebra técnica y nuestra producción petrolera va camino a niveles inoperables. Sin embargo, no obstante todo lo anterior, Nicolás sigue pensando que el pueblo de Venezuela es tonto. Lo mismo pensaron los dinosaurios del pacto de Punto Fijo. 
 
congorocho50@gmail.com
 


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