Ya es público y notorio. El madurismo es minoría y se queda sin margen de maniobra

Pocas veces me imagine verla dudar. El anuncio de este domingo nos revelo un elemento fundamental, Tibisay Lucena también es humana; siente miedo, entiende perfectamente que el tiempo de sus tropelías se agota, para su sorpresa descubre que nada es infinito, que el poder puede esfumarse de la misma forma en que llegó, que la función pública ejercida al margen de la ley tarde o temprano le puede pasar factura. Por eso, a la hora de anunciar el resultado del fraude electoral no pudo lucir su irreversible capacidad histriónica, su descomunal cinismo, de repente, Tibisay era solo una mensajera tímida, tartamudeaba, y las muletillas florecían donde antes sobraba la soberbia. La derrota la dejo al descubierto. Tibisay sabe que se activó la cuenta regresiva.

La reelección de Nicolás Maduro solo puede calificarse como una victoria histórica del valiente pueblo de Venezuela. Según el anuncio del CNE, una abrumadora mayoría de casi 15 millones de venezolanos rechaza al presidente usurpador. El silencio de la abstención fue el protagonista principal de la jornada electoral del 20 de mayo, el pueblo demostró que la dignidad, y la esperanza no puede comprarse con una caja CLAP, o un miserable bono. El mensaje ha sido claro, el pueblo no avalo con su voto el circo de Nico.

Las cifras oficiales hablan de un 46% de participación, sin embargo, la desolación de los centros de votación da cuenta de otra cosa, una inaudita ausencia de sufragantes. Según los números que manejan tanto el Frente Amplio por una Venezuela Libre, como varias encuestadoras a boca de urna, sitúan el porcentaje de participación en un pírrico 30%, lo cual representaría y por mucho, la más baja votación para una elección presidencial en la historia política de nuestro país. Pero suponiendo que esos números oficiales fueran ciertos, de todas maneras, estaríamos en presencia de un golpe demoledor para la ya maltrecha legitimidad de Nicolás Maduro, ya que, los 6.190.000 votos, en un universo electoral de 20 millones y medio de votantes no le dan para ganar una elección con mínimas condiciones de transparencia, eso sin contar que por lo menos la mitad de ese electorado que sufrago por Maduro fue impulsado a ejercer el voto a través de mecanismos tan perversos como la coacción y el chantaje. El PSUV ejerció de forma impúdica su deleznable rol de maquinaria compra conciencias, los puntos rojos, ubicados en las inmediaciones de los centros fungían como cajeros donde se pagaba la contraprestación del servicio a la "patria". Sin duda, la crónica de un atraco anunciado. Esa es la revolución de Maduro, un voto, un pago, y que siga la fiesta del hambre.

Pero, este bochornoso espectáculo nos deja más señales positivas que negativas; el pueblo por amplia mayoría atendió al llamado de la libertad, no se dejó engañar, no claudico ante las amenazas ni la manipulación. Los venezolanos mostramos nuestra irreverente rebeldía en cada rincón de la patria, el gobierno usurpador está desnudo ante los ojos de todos, son una clara minoría, y en las democracias las minorías no gobiernan sobre las mayorías; esa es la lógica democrática, la que debemos rescatar de las fauces del tirano. Hemos dado un importante primer paso. Ahora, vamos por el remate.

La situación demanda medidas urgentes; porque la crisis sigue, la hiperinflación nos agobia, no hay transporte, el efectivo se esfumo, las escuelas y universidades se quedan solas, el poder adquisitivo y la calidad de vida se evaporó, no hay alimentos ni medicinas, y la corrupción de este gobierno continuara tan campante como siempre. Llego la hora de la unidad sin distingos de visiones, ni particularidades. La hora de que toda la nación entienda que nos necesitamos los unos a los otros para salir de esta pesadilla, todos somos necesarios, desde los que, con esperanzas salieron a votar contra los delincuentes que gobiernan al país, hasta los que decidieron quedarse en su casa para no avalar la farsa electoral.

El mundo está claro acerca de lo que ocurre en Venezuela, hoy más que ayer. Se vienen sanciones más severas que nos afectaran a todos por igual, tendremos que resistir un poco más, pero como están las cosas solo serán un mal necesario. Lo contrario es contemplar como terminan de destruir al país con mayores potencialidades de este continente, que es el nuestro, el único que tenemos. Toca organizarse, el 20 de mayo representa el punto de inflexión, la lucha va a ser dura, pero así es la lucha. Ningún sacrificio por Venezuela es demasiado, nuestra patria merece el mejor esfuerzo de cada uno de nosotros. Suenan campanas de libertad, vientos de cambio, tiempos de reivindicación histórica.

El madurismo ya es minoría y se queda sin margen de maniobra, nunca antes estuvieron tan débiles, están contra las cuerdas, agonizan, démosle el golpe fulminante, para que no puedan levantarse nunca jamás.

Leisserrebolledo76@gmail.com

 

 



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