Venezuela: la ruina que pudo no ser

Este ejercicio no es una lamentación por lo que pudo haber sido y no fue o una propuesta de política pública redistributiva del ingreso petrolero en el contexto de una campaña electoral (Aunque Ud. no lo crea, estamos en campaña electoral). Con este pequeño escrito solo intento poner en perspectiva muy rápidamente lo que ha sucedido en Venezuela con su ingreso de las últimas dos décadas.
Los entendidos estiman en un poco más de dos billones de dólares ($2.000.000.000.000,oo) los ingresos totales de Venezuela durante los últimos 18 años (Gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro). Para que nos hagamos una idea de lo que esto significa, baste recordar que el Plan Marshall, -aquel con el cual los EEUU se propusieron reconstruir toda Europa después de la Segunda Guerra Mundial-, tuvo un costo aproximado de 12,7 millardos (De 1948) o lo que es lo mismo, el equivalente a 132 millardos de dólares de 2017. Digamos que en términos del Plan Marshal, los ingresos totales de Venezuela durante la 5ta. República equivalen a un poco más 15 Planes Marshall. Y solo por concepto de Exportaciones de Petróleo, se estima que los ingresos sean de un poco más de un billón de dólares ($1.000.000.000.000,oo). Ahora hagamos un ejercicio y supongamos un par cosas:

1) Que la población Venezolana durante los últimos 18 años hubiese sido exactamente de 30 millones de habitantes (sin crecimiento) y…

2) Que el gobierno nacional hubiese decidido otorgar como asignación directa a los venezolanos, independientemente de su condición socioeconómica o edad, distribuidos en partes iguales exactamente la mitad de los ingresos obtenidos por concepto de exportaciones petroleras. (La otra mitad se la hubiese reservado el gobierno para el funcionamiento del Estado, gestión pública ordinaria, planes y proyectos de desarrollo, política social, etc.)

La distribución de $500.000.000.000,00 entre 30.000.000 de habitantes durante 18 años habría significado que cada venezolano, desde el más pobre hasta el más rico, hubiese recibido religiosamente a lo largo de estos 18 años un promedio de 77,16 dólares mensualmente, independientemente de lo que por concepto de su trabajo o por alguna otra vía obtuviere de manera adicional. Qué significa todo esto?:

­ Según el Banco Mundial, una persona se encuentra en situación de pobreza extrema si sus ingresos están por debajo de $1,90 al día, o sea, $57 al mes. En consecuencia en Venezuela no debería haber ni un solo pobre.

­ A la tasa Dólar Today del día de hoy (11-04-2018), cada venezolano estaría recibiendo en dólares la cantidad de Bs. 31.688.416,8 mensuales. Si lo comparamos con otros marcadores, el resultado sería mucho más abrumador.

­ Siendo que el salario mínimo en Venezuela (incluyendo el Cesta Ticket) al día de hoy es de Bs. 1.307.646,45, un trabajador venezolano cualquiera estaría recibiendo el equivalente a un poco más de 24 salarios mínimos mensuales.

­ Una familia de 5 miembros, independientemente de la edad de cada uno de ellos, estaría recibiendo el equivalente a 122 salarios mínimos.

­ Aun así el Gobierno Nacional habría contado para el funcionamiento del Estado, con no menos de Quinientos mil millones de dólares ($500.000.000.00, 00) solo por concepto de exportaciones petroleras, sin contar los ingresos por otras exportaciones; tributos directos e indirectos y dividendos de PDVSA o utilidades del BCV, emisiones de bonos; créditos diversos al Estado y a sus entes, emisiones inorgánicas de dinero, etc. Ya quisieran la mayor parte de los países de este mundo haber contado con un volumen de recursos similares durante este período.

A estas alturas de la 5ta. República, en lo que a indicadores de bienestar se refiere, (solo a este respecto) Venezuela tendría que ser la Noruega, la Finlandia o la Dinamarca de América. Los indicadores de desarrollo humano, económico (industrial, comercial, turístico, agrícola, científico-tecnológico, etc.) y hasta cultural tendrían que ser realmente espectaculares, con márgenes de soberanía e independencia envidiables para muchos otros países.

Lejos de eso, tenemos un país en ruinas. Con la mayor deuda externa que hayamos acumulado en toda nuestra historia. Una economía en bancarrota: la inflación más alta del mundo (68% en el mes de marzo; 453,3% en lo que va de año y 8.878,1 % de inflación interanual según la Asamblea Nacional); y una proyección de contracción económica para este año de 8,5% según la CEPAL. Con niveles de desabastecimiento sin precedentes. Una industria petrolera desmantelada produciendo menos de la mitad de lo que producía hace dos décadas (Alrededor de 1,5 MM B/D), y sin posibilidad alguna de recuperar en el corto o mediano plazo al menos su cuota de producción OPEP. Un Sistema Eléctrico Nacional absolutamente arrasado por la desidia, la desinversión, la falta de mantenimiento y la corrupción. Un sistema de suministro de agua potable que cuando mucho, te lleva lodo líquido a tu casa a través de las tuberías, de vez en cuando. Una agricultura absolutamente arruinada y un campesinado empobrecido; con la mayor parte de la población padeciendo y hasta muriendo de hambre o por la falta de medicamentos; con el sistema de salud hecho escombros y buena parte del personal médico y enfermero migrando a otros países; un pueblo sometido a una fuerte represión cuando protesta por sus derechos, incluso cuando se trata de los propios trabajadores del Estado (Lácteos Los Andes, Hidrocapital, Corpoelec, etc.); con varios centenares de presos políticos en las cárceles; con los estudiantes, maestros y profesores abandonando y desertando en masa de las aulas de clases; con al menos el 10 % de la población fuera del país huyendo despavorida de la crisis y buena parte del 90% restante haciendo planes o pensando en irse, mientras hacen la cola para ser esquilmados por la mafia que controla la emisión de los pasaportes. Y lo peor de todo es que no existe indicio alguno de que esta situación se encuentre en trance de mejoría o superación, sino exactamente todo lo contrario.

Quienes han estado al frente de esta tragedia (Irresponsabilidad, ineptitud, incapacidad, despilfarro y la mayor corrupción que recuerde este país) esperan que se les dé una nueva oportunidad para supuestamente empezar a corregir en 6 años, lo que destruyeron en 18, y nos ofrecen un “milagro económico”. Cada quien es libre de pensar exactamente qué es lo que merece esta gente…

Moisés A. Durán // 11/04/2018
Mduran1405@gmail.com // @Moisesccs



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Moises Durán


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