Impúdicos

Escribo, en esta oportunidad, con preocupación, pues, no se ha entendido el mensaje de unión, unión, pedida con argumentos reales, humanos, de interés supremo, por la Revolución, por Chávez, arquitecto y maestro de obra, de la misma, por y para un pueblo que ha estado disperso y apartado del ámbito político; siendo la política que se practique, inherente al mismo receptor. Insisto: el pueblo. Ante la posición de supuestos defensores y a la vez acusadores del desarrollo en curso, ue no deja de tener sus desaciertos, aparece un ridículo grupúsculo, "tocando cacerolas, cual vieja cacatúa, adeca o copeyana", protestando contra el ignorante chofercito y obrero; "guácala", que pretende mandarnos. ¡uyshshshsh! Fin de mundo doña Totona de… nuevos opositores, dizque de izquierda, que no saben de aportes, de sacrificios, de constancia, que no reconocen la maniobra del enemigo; cuando digo enemigo, no es aquél que no nos complace, como seguidores: con "bozales de arepa"; o porque no los pusieron donde "habiera", como decía mi paisano; para poder sonreír y actuar como los grandes pillos, que por mampuesto y fingiendo ser revolucionarios y lo más grave: socialistas. Ahí radica su impudicia, pues, quien se dice socialista, o no lo practica con convicción, no es, no es, repito, no es socialista, ni chavista; es cualquier cosa; apegado al clientelismo o sencillamente al capital, a la maroma y al truquito. Ejemplos buenos tenemos de camaradas honestos, de sacrificio, consecuentes, luchadores; y, los que son así, lo demuestran con trabajo con acciones cívicas, amor patrio, respeto por el pueblo, con verdadero desprendimiento, disciplinados, generosos en política, de la cual nadie escapa, aunque pregonen con estupidez: "soy apolítico"; no saben lo que dicen; son gameloteros; a lo sumo, deberían decir, soy apartidista; no, apolítico; pues la política ronda hasta en la política del hogar, de la amistad. Aquellos que solo critican y están pendientes del chisme y la bola a destejer; esos, terminan huyendo con el dolo colgando de sus aspiraciones; o, en paraísos fiscales: Panamá, Las Bermudas, Andorra, amparados en sus influencias o del prestigio que se robaron, como buenos actores de la comedia folclórica venezolana, al lado de los honestos, los cuales son las verdaderas víctimas, o, discúlpenme, pendejos engañados, por ser de buena fe, o actuar con ella como principio o valor intrínseco a su amor patrio, lo que aprovechan estos caracoles; léase: "conchudos, cornudos, arrastrados y babosos".

La división; a eso juegan; pues, ellos saben exactamente lo que se debe hacer en el momento de una apreciación personal; no cuenta el conglomerado, los intereses colectivos, los intereses difusos, lo que le conviene al país; país, que no es otro que el pueblo, ese que olvidan en el momento de jorungarse el bolsillo o miden las ganas de tener. Qué importa el por qué, el de dónde viene todo esto, quién lo impone, quién lo sigue, cuál es la intención, cuál es la competencia para una solución, quién aporta o abre una pequeña hendija, por donde se pueda colar la manera más seria de una forma de traer los principios exactos de lo que se debe hacer; ellos siempre le caen a coces a la esperanza, le parten las patas a la mesa, no hay un aporte posible, una sugerencia; para ellos la responsabilidad, es total y única de la Administración, en este caso; no se salva Estado, que, por lógica, no le interesa hambrear a su pueblo, más, cuando el enemigo impone sus planes perversos contra los que no están chupándoles las medias en la ONU, a sus grandes empresas explotadoras y esquiladoras de países. Entonces, el Estado y su Administración son los ineptos, menos ellos, que deslumbran de sabiondos y resultan tan egoístas, que no dejan que se conozcan las soluciones que guardan en la manga, cual jugador de póker; carga la burra o, treinta y uno; no, ellos simplemente trancan el juego, metiendo "cabras" con tal fuerza sobre la mesa, que hacen saltar las fichas, tiembla el tablero y los jugadores, repartiendo improperios, mentadas sin menta, calificando al que hace el esfuerzo, sacrificando todo, tratando de conservar la seguridad social del pueblo, que en definitiva es lo que mueve este proyecto bolivariano, robinsoniano, zamorano. Y, ellos acusan de ineptitud, incapacidad, al que está montado en la cuerda, tambaleándose para pasar el abismo; ah, porque saben tanto, que saben a m… casabe.

El golpe de Estado de 2002; la huelga petrolera de 2003, produjo tal debacle, que estoy seguro, nadie se pregunta, se lo imagina, investiga, nadie hace un pequeño análisis de lo que fue aquella hecatombe nacional, que todavía, con pesar, arrastra la República y por ende, el país; es decir, el pueblo preterido; insisto en remarcar país como pueblo, pues critican, con sorna, ya que, según los sabios, debemos diferenciar pueblo de país; no sé; no interesan los correctores, cada quien se ahoga en su propia saliva; no se pretende enseñar, pues, no es asunto de competencia, en este caso, solo digo lo que me sale de lo que ha sido mi convulsa vida, superada, menos mal, con fe socialista, pero quienes no vivieron el horror de la persecución y la violación de nuestros derechos humanos, que signaron o estigmatizaron a la mitad de la población venezolana, ese repugnante adequismo-copeyano, anti pueblo y pitiyanqui, de la cuarta república, no pueden, digo: no deben, hoy, plantear problemas personalizados: no me gusta esto, no me gusta aquello y el culpable es éste, lo que soy yo, no jile, me abro junto con mi piquete de insanos, para demostrarles que somos mejores. Además, redundan: a mí me a mí, no me; porque dígame que me quemé. Ese es el discurso de los viejos y nuevos opositores. Bueno, sigo, con la debacle de 2002-2003; en esa oportunidad se perdieron por obra y gracia, de esa pila de bolsas pitiyanquis, más de 20 mil millones de dólares, que la Administración, tuvo que parir, para solventar semejante genocidio socio económico; pero, ¿qué hizo el Estado venezolano con Chávez a la cabeza? Prefirió paralizar esas obras, antes de faltarle lo conducente a la población venezolana; mantuvo con ese dinero de las obras del ferrocarril Puerto Cabello, Valles del Tuy, para los intereses colectivos y difusos de la población. De mi parte, quedo admirado, atónito, por la escogencia: primero el pueblo; la suntuosidad, después. Así es. ¿Se habla de eso? ¿Esta nueva oposición tiene conocimiento del accionar de la Revolución? ¿Tienen estos sesudos políticos "izquierdistas", idea en aquella tragedia; o, entendieron la responsabilidad, de ese nuevo cuño de Chávez, ahora de Maduro? ¿Lo habría hecho la cuarta república, en cualquiera de sus momentos? Por supuesto, que no lo hubiese hecho. A esta alturas del juego, nadie, indudablemente lo sabe, ni se lo imagina, pero no está demás estudiar los antecedentes de lo que sucede; por algo pasan, tienen un origen; si se inició aquí, será más fácil, pero si se originó por la envidia hacia Venezuela, en Bogotá, en Madrid o en la Península de la Florida-USA, por servilismo y como gendarmes de intereses que no corresponden a nuestra idiosincrasia, ¿qué se debe hacer? ¿Cómo combatir el ataque? ¿Cómo negar la pretensión traicionera? Eso, es "harina de otro costal", allí hay que tornarse estratega y actuar en consecuencia, con las exigencias del derecho internacional público, también el mismo pero privado, que tampoco le pararían, pues, las actuaciones en contra nuestra, están apoyadas por los que dirigen, presionan y patean ese mismo Derecho Internacional. Sepan, estimados compatriotas, que: La ONU, la OEA, la Comisión Internacional de los Derechos Humanos, son cosas muy útiles, que no sirven para nada. Al mandamás sionista, no le da la gana: punto. Y, usted ¡cállese la jeta, o desaparece!

Así, estimados compatriotas, se pela la naranja en nuestro país, es simplemente una muestra de nuestra apetencia política; así, me cobro el que no me nombraran, para tal o cual tarea, o mejor "cargo", porque yo; yo; yo, si soy apto; yo sí sé; yoísmo puro; pero estos comandados por el autobusero, se pierden de mi excelsa capacidad. Oposición sin oponerse, sin saber oponerse, sin ser de izquierda; ramplones; criticar por criticar, sin sencillez; o, para usar una palabra que no me gusta: sin humildad. Hace falta sensatez, capacidad de entender al que trata de domar un potro salvaje, o agarrar el toro por los cuernos. Ellos mismos, no se pueden tocar los cachos, menos agarrárselos. ¡"Unión, unión, o la anarquía os devorará"! Advirtió Bolívar. ¡Chávez vive!

docekilos@hotmail.com



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