La electrónica analógica es una rama de la electrónica que estudia los sistemas cuyas variables (tensión, corriente, etc.) varían de una forma continua en el tiempo y pueden tomar (al menos teóricamente) valores infinitos. En contraposición, en la electrónica digital las variables solo pueden tomar valores discretos y tienen siempre un estado perfectamente definido.
Trasladando este concepto al tema político-ideológico tomando bien en cuenta la necesidad de polos opuestos en la practicidad de la vida, se harán comentarios proclives a algunos desaciertos, toda vez que corrientes y tendencias negativizan del par obligante sin el requerido positivo. Y es que hasta en la unión debe satisfacerse valores infinitos y discretos para que justiprecie fusión, energía que sea capaz de movilizar una polis idea para que en ésta no se produzcan circuitos e inmovilice el objetivo principal, cual es identificación del positivo y negativo en donde electrones liberan cargas de un solo polo. Porque cuando un electrón colisiona con un positrón ambas partículas se aniquilan y producen fotones, solo sirven para inútiles radiografías políticas.
Y viene la ocasión para hacer referencia al núcleo de esta exposición. Comenzar el debate necesario de tendentes ideológicos, la variable común es la dialéctica, no debe ser obviada; en ella se ve plasmada la concepción de tensión y corriente, de teoría y praxis, del negativo y positivo en lo que cuesta la interpretación y la que hace placentera logros y acuerdos. Pero la perfectibilidad no tiene polos, es neutra y aquí vale referenciar lo obtuso de la fuerza sin razón que lo uniforma un tercer polo; lo civil subdivide, hasta ahora en: Social y Capital, y ambos en tercer polo donde es el mismo marcial, acorde del capital y en desacorde social.
Por eso una revolución adolece de total asiduo ideológico, se ve envuelta en contradicción, el chantaje terceriza, un sexto poder de imaginables tentáculos desacierta las políticas, lleva a menos al conceptualizado político, visionan según su castretico cerrado criterio, anula de la cracia el precepto aun siendo parte del demo al cual da la espalda y considera de poca valía.