A un Samán de que todo explote otra vez

Estos meses obligan a las relecturas e interpretaciones de aquellos hechos hace 100 años que hoy recordamos.

Quizás por que un siglo se hace largo desde la primera victoria y la lucha se extiende más allá de lo impensable.

Aun así, la vigencia del materialismo histórico es contundente. Tanto así, que parece que fue ayer cuando Lenin abordaba en sus tesis de abril, el problema de la dualidad entre el Gobierno provisional y los Soviets y cual debía ser la prioridad de los bolcheviques.

Todo esto me hizo pensar en la dualidad que existe hoy en Venezuela entre el Gobierno constituido y las Comunas y todo ese “Poder Popular”, que tan encomillado está.

Lógicamente que salvando algunas distancias, (que se van acortando ágilmente) entre aquel gobierno ruso y el actual gobierno venezolano, el escenario de contradicciones entre lo que se planteó como la solución de todos los problemas, me refiero a las Comunas y el hecho en sí de que el Gobierno no quiere reconocerle su verdadero poder, más allá de los discursos; es evidentemente un cuadro muy parecido al de la Rusia de hace 100 años.

Tenemos que tener claro ya, que la composición de clase y los intereses de clase demostrados en sus recientes actos, imposibilitan al Gobierno para dar respuesta a las demandas de los obreros, campesinos, pescadores y soldados del país. No entraré en detalle sobre esto aquí. Pero el evidente rechazo por parte del Gobierno a la sola idea de que se fortalezcan los concejos comunales y sobre todo las Comunas y que se estableciera el tan anunciado Parlamento Comunal, hablan no de errores, no de fallas, hablan con mucha claridad de hechos concretos que van en completa contraposición a los presupuestos dejados por Chávez en su Golpe de Timón, ni hablar de lo contrario que es a los intereses de la clase trabajadora, esa a la que permanentemente se le ha querido separar de la lucha de clases y del innombrable hecho de ser el sujeto histórico de la revolución.

Los comunistas no hemos escondido nunca nuestros propósitos aquí en esta lucha, en la que estamos desde hace 86 años, y se me ocurre decir, como casualmente lo dijo Lenin en abril de 1917, que debemos pasar de esta revolución burguesa ya, a una revolución proletaria, tomar el poder, nacionalizar bancos, grandes centros de producción, entrega de tierras a los campesinos y bueno, construir el socialismo.

Lenin llama a construir el Estado-Comuna, pero compañeros eso no se hace pidiéndole permiso a ningún ministerio. Aquí se ve como la institucionalización del poder popular trajo consigo la muerte de la idea misma, los burgueses ni siquiera tuvieron que matar el hecho, sólo desgastaron la idea. Fue muy facil, sólo tuvieron que decir, para que la gente se callara y se quedara tranquila, que este fulano o aquel sutano ministro era hijo de Chávez y ya.

A este punto, en mi odiosa comparación, la revolución burguesa pasa de precios “justos” que nunca fueron justos, a precios “acordados”. ¿Con quién los acordaron? No fue con nosotros, los trabajadores. Los acuerdan con los burgueses. Han arrodillado el legado de Chávez, la figura de la ANC y todo lo rimbombante a los intereses del capitalismo. Todo esto trae como consecuencia hambre y una promesa de falta de paz y de libertad muy convincente que deshacen la psiquis.

El estallido parece estar a la vuelta de la esquina y ello resulta una opción nada fructífera para los intereses de los trabajadores, considerando que en esos casos es cuando se concretan golpes de estado con consecuentes regímenes militares. Para peores males, nunca en nuestra historia habían tantos jefes militares con tantos cargos de gobierno y con tanta capacidad de decidir en gigantescas empresas del estado y privadas vinculadas al gobierno.

Y entonces es aquí, justo en medio de esa contradicción entre la revolución burguesa del PSUV y el Estado-Comuna de los trabajadores, campesinos y soldados, que nace un Samán.

Efectivamente si me tocara votar en Caracas lo haría por Eduardo Samán, no porque le conocí y trabajé con él y bla, bla. No. Eduardo Samán representa desde mi perspectiva muy personal, una de las pocas posibilidades que tenemos de evitar que el desenlace se dé en una minoría circunstancial del poder popular.

Y digo circunstancial, por efectivamente la mayoría de la población compró el discurso del poder popular, lo razonó y muchos hasta lo estudiaron, todo esto con la suficiente entrega como para que en el marco de la contradicción se den cuenta cada día más que la revolución burguesa no desea que el poder popular asuma el poder, de allí emana buena parte del malestar general en las bases chavistas.

En efecto es real que la mayoría de la población entiende que un gobierno popular o comunal debe responder de mejor manera a las necesidades de ese colectivo, pero que hayan sido defraudados y que en general no haya habido organización, no significa que no exista un potencial listo para ser conducido a que efectivamente y de forma organizada asuman el poder.

Si Samán gana las elecciones en Caracas se establecerá de hecho y derecho y no de discurso un gobierno popular de dirección colectiva, donde lógicamente los concejos comunales y las comunas, sin mediar ministerios, junto a los concejos de trabajadores, los concejos de estudiantes, los sindicatos y demás organizaciones de base y comunitarias harán gobierno en el Municipio Libertador.

Y como el ejemplo de Caracas es contagioso, ese efecto se repetirá sin necesidad ni mediación de alcaldes ni gobernadores por todo el país. El poder de los ministerios de Comunas, Trabajo, Salud, Educación, entre otros, serán desafiados y seguramente disminuidos.

El efecto Samán será posiblemente la oportunidad para que los revolucionarios nos tomemos en serio la toma del poder, dejándole claro a quienes creen necesario seguir corriendo la arruga pues nunca ven las condiciones necesarias para asumir el poder, que la revolución es una práctica continua donde debemos aplicar las herramientas de lucha, no sólo desde una condición de clase en su forma y en su uso, sino que también en los fines que se persiguen con ellas.

Si luego de que ese efecto Samán ya se haya dado y que las contradicciones hagan que la burguesía se lance con fuerza sobre los trabajadores, otro octubre será posible.

En todo caso, la consigna de “todo el poder para las comunas” está vigente. Veremos cómo la historia se nos presenta en esta oportunidad.

Mucha fuerza a los camaradas que hoy son candidatos en varios municipios.

#UnSamánparaCaracas

manuelguarico@gmail.com

 



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