El fiscal Danilo Anderson, bien llamado el fiscal valiente, demostró en pocos días que sí se podía adecentar aunque sea una ñinguita la administración pública, pero le cerraron el paso y no pudo seguir el rumbo que lo llevaba valientemente a golpear las mafias enquistadas tanto adentro como afuera pero con un poder que no se sabe quién se los da para meter la mano donde están los reales que no son de ellos, son de todos de los venezolanos, pero como era una piedra en el zapato, decidieron colocar una bomba en su vehículo y lo mataron dejando en camino libre a los que se llenan los bolsillos con lo que no es de ellos. A 13 años de su muerte el fiscal valiente sigue siendo el Danilo que admiramos y recordaremos hoy, mañana y siempre.

Luisa Ortega Díaz también fue una mujer corajuda, inteligente y sobre todo valiente; porque hay que tener ovarios para que un fiscal o una fiscal general haya hecho de la impunidad una manera de enriquecerse sin que nadie haya puesto un dedo en la llaga donde los enfermos del dinero hayan hecho del erario público el mejor negocio. Por ahí anda, echando por esa boca lo que no se atrevió a vomitar aquí, todo porque era parte de la mafia empresarial.

La ex fiscal en lugar de hacer uso del cargo para investigar y castigar, hay un supuesto de que era la que encabezaba el grupo que almacenaba puñado de dólares en bancos extranjeros arrancados de las manos de los corruptos que hoy están bien presos, pero según la investigación y la forma como dejó el pelero, Luisita también debería de estar en la chirola junto a sus compinches.

La oposición hizo del caso de la ex fiscal una fiesta en favor del derrocamiento de Nicolás Maduro. "Te queremos, Luisa", era el grito al estilo Pedro Carmona, con que los opositores celebraban la llegada de la líder opositora infiltrada en el gobierno. Se convirtió en una de las culpables de tantas muertes innecesarias.

Salió de la Fiscalía a escupir sin tener saliva. Creyó que el gobierno caía y ella sería a quien le alzarían la mano para ser "presidenta". Se fue del país valientemente arrastrando una riqueza que no cabe en camión, a pregonar la persecución política de un gobierno dictatorial que la dejó salir como perro por su casa, que en una dictadura adeca le hubiesen aplicado la "ley de fuga". De fiscal general a formar parte de una mafia fabricante de dólares mal habidos.

Pero como todo tiene remedio alguien tenía que llegar. Llegó quien está poniendo el dedo en la llaga y destapando la olla donde comían solo los choros. Llegó Tarek Willian Saab como enviado de Dios a poner orden, a silenciar a una oposición que se convirtió en cómplice de Luisa. Un pocotón de ladrones presos y la oposición no pega un chillío. ¿Por qué callan?

La labor de Tarek ha sido aplaudida por muchos y silenciada por pocos. Para los medios el trabajo y la valentía de Saab no es noticias. Tarek William no existe. Pero ahí está tratando de sanear una guarida donde los ladrones de chaqueta roja tenían el cerro de dólares para llenar el bolsillo.

La valentía de Tarek está demostrada en tan poco tiempo. Quiere decir que la vaina estaba facilita. Así sería de descarada la forma de robar que en un ratico van más de 50 presos por arrancarle al estado millones de dólares sin dolor en el alma. Tarek ha golpeado a las mafias, desenmascaró a la ex fiscal que se la echaba de "honesta", pero que con esa carita de "yo no fui", era la jefa del grupo hamponil forrado con los dólares del petróleo.

Ten cuidado, Tarek. Mira que la valentía de Danilo le costó la vida de la manera más vil. Las mafias lo bombardearon y lo hicieron pedazos. Ten mucho cuidado, que es una batalla de la valentía contra el poder del dinero. Pero no desmayes hasta que ese antro que se llama Pdvsa esté medianamente saneado y los culpables en la chirola. Es sospechoso el silencio de la oposición. Nadie chilla, nadie aplaude como aplaudieron a Luisa. Hay que tener las bolas bien puestas y Tarek está demostrando con mucho coraje que las mafias no son intocables.