Trabajo, trabajo y más trabajo...nuevos gobernadores

Pasado el mediodía del 15/O, la gente a su manera y en completa calma está acudiendo a las mesas electorales a ejercer su derecho al voto igual que lo hice yo a temprana hora de la mañana, Esta quietud en el ambiente y la posición asumida por el votante me inspiran a escribir la presente reflexión cuyo fundamento lo he rasguñado en algunos otros escritos. Pero vamos al grano, me preocupa que la acción de la gestión gubernamental por venir en esta oportunidad de los nuevos gobernadores no llene las expectativas del país, tomando en cuenta como resultaron algunos de los anteriores, desde el punto de vista moral, ético y de lealtad institucional.

Pretendiendo dar un modesto aporte a esta compleja interrogante tengo las algunas apreciaciones sobre todo referidas a variables que mediatizan una eficiente y honesta acción gubernamental. Veamos:

  1. Cada gobernador, antes de ser electo, tiene su propio criterio de cómo y para quién gobernar, descartando al que no tiene ni idea de esto y que aunque pocos también los hay.

  2. Una vez electo, este criterio personal sufre una dura pero lógica injerencia ideológica y política que le imponen el partido, las leyes, el gobierno central y el sector popular regional que lo eligió. Injerencia ésta que está obligado acatar y cumplir por elemental disciplina institucional. La cosa resultaría ideal si dichas líneas de acción fueran el resultado de una planificación política colectiva sobre soluciones concretas a las necesidades básicas regionales y nacionales que dicho gobernador debe garantizar.

  3. En la generalidad de los casos, por su formación político social originaria, muy particularmente los representantes de la oposición y los infiltrados "rojo rojitos", guían su comportamiento, en primer lugar, por su criterio personal intoxicado por la lógica del capital, no solo por sus miserias personales sino también por las de su familia y su entorno. En Carabobo lamentablemente tenemos un testimonio negativo por cierto ocurrido en este aspecto, hay un alcalde preso porque se lo tragó esta desviación pequeña burguesa. Claro, sabemos también que ésta es simplemente una gota que derrama el vaso, porque son muchos los casos vox populi existentes en la administración pública, pero los protege LA SOCIEDAD DE CÓMPLICES QUE AMPARA EL DELITO Y MARCHA AL LADO DE TODA CAUSA JUSTA, en otras palabras, SE CUBREN LAS ESPALDAS UNOS CON OTROS, emulando "el espíritu de grupo" del militar en semejante expresión de la corrupción oficialista. Por otro lado igualmente sabemos que este comportamiento es un problema cultural que la REVOLUCIÓN BOLIVARIANA, tal vez por falsa y/o cómplice tolerancia, no supo atacar con fuerza y contundencia desde sus inicios.

  4. Es cierto que hay una obligación para un gobernador electo de cumplir un programa que no solo presentó para llenar formalismos sino que ahora hay un pueblo que estará pendiente de su cumplimiento, a la vez que el mismo debe desarrollarse en un ambiente y un personal a todos los niveles burocratizado, formado y creado por una administración pública que viene contaminada en conciencia y acción desde la CUARTA REPÚBLICA, por decir lo menos. Con tal cuadro cuenta un NUEVO GOBERNADOR. Imagínense ustedes la enorme responsabilidad que tiene si su pensamiento es actuar positiva y honestamente, apegado a derecho y con criterios de gobernabilidad dignos y respetuosos de la ley; porque si viene con el pensamiento que se describe anteriormente en el numeral tres (3), aquí de hecho el pueblo elector será defraudado de calle. Eh aquí la guinda del pastel que me inspiró la presente inquietud.

Solo me resta decirles amigos gobernadores electos con el "Cmte. Carache" Argimiro Gabaldón: "…el camino de la lucha es duro pero es el camino…"



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Casiano Díaz Durán


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